La apoteosis del gol
En 1990 el Madrid de la Quinta conquist¨® el quinto t¨ªtulo de Liga consecutivo, y alcanz¨® el r¨¦cord de 107 goles en el campeonato que la generaci¨®n de Cristiano igual¨® el s¨¢bado
Era la quinta de La Quinta del Buitre. Era la culminaci¨®n de un lustro exitoso para una generaci¨®n enciclop¨¦dica. Fue el Madrid de los 107 goles en la Liga. Un r¨¦cord que el s¨¢bado qued¨® igualado por la fiebre anotadora del equipo liderado por Cristiano.
El 25? t¨ªtulo madridista, en 1990, completaba un ciclo de cinco consecutivos, una secuencia que igualaba las conquistas obtenidas entre 1961 y 1965 y que nadie ha repetido. El juego, la ambici¨®n y la superioridad de aquel equipo, entrenado por John Benjamin Toshack, llev¨® a los blancos a rebasar una frontera desconocida hasta entonces en Espa?a: los 100 goles. La codicia de su m¨¢ximo goleador, Hugo S¨¢nchez, por alcanzar la marca de Zarra de 38 impuls¨® el registro hasta los 107. Una marca que ha sobrevivido durante 22 temporadas hasta que la voracidad de Cristiano y compa?¨ªa lo alcanz¨®. La actual plantilla tiene el mejor promedio anotador en Liga de su historia (3,2) frente al 2,8 de la Quinta y los 80 goles que suman entre Cristiano, Benzema e Higua¨ªn amenazan con disparar todos los registros.
¡°La del 90 fue la mejor versi¨®n de un equipo de ¨¦poca¡±, resume Hugo, que aquel curso se llev¨® su quinto Trofeo Pichichi y la primera Bota de Oro para un goleador del campeonato espa?ol. ¡°Jug¨¢bamos de memoria y nos divert¨ªamos mucho. Por encima de los n¨²meros, aquella generaci¨®n dej¨® una huella imborrable en el aficionado¡±, relata Mart¨ªn V¨¢zquez, que finaliz¨® como el segundo goleador del equipo, con 14 tantos. ¡°Era un vestuario ambicioso. Interiorizamos el esp¨ªritu de Juanito y Camacho, su car¨¢cter ganador, y a ello unimos la calidad de La Quinta y los goles de Hugo¡±, refrenda Gordillo.
Era un equipo de ¨¦poca Hugo S¨¢nchez
Despu¨¦s de dos Copas de la UEFA, cuatro Ligas, una Copa del Rey y dos Supercopas espa?olas, Ram¨®n Mendoza dio una vuelta de tuerca a su Madrid en busca de la anhelada Copa de Europa. Contrat¨® a Toshack para el banquillo y a Ruggeri y Hierro para la defensa. Con fama de sargento y m¨¦todos innovadores, el gal¨¦s lleg¨® al Bernab¨¦u tras hacer carrera en la Real Sociedad y su f¨®rmula, a pesar de los experimentos iniciales, desat¨® la fiebre goleadora.
¡°A aquel Madrid le pasaba como a la selecci¨®n espa?ola que hered¨® Vicente del Bosque de Luis Aragon¨¦s. No necesitaba grandes cambios. Toshack prob¨® cosas nuevas como colocar a Schuster de central o a Chendo de mediocentro, pero le hicimos ver que, por el bien de todos, ten¨ªa que dejarse de experimentos. A partir de ah¨ª empez¨® el buen juego y llegaron los resultados¡±, rememora Buyo, el guardameta. Superadas las probaturas, los aficionados memorizaron un once de carrerilla: Buyo; Chendo, Sanchis, Ruggeri, Hierro, Gordillo; M¨ªchel, Schuster, Mart¨ªn V¨¢zquez; Butrague?o y Hugo S¨¢nchez. Cuatro de ellos (Chendo, M¨ªchel, Buyo y Hugo) superaron los 3.000 minutos; los otros siete, los 2.000. Entre los suplentes, tan solo Solana, Losada y Aldana participaron m¨¢s all¨¢ de los 800. Toshack implant¨® un 5-3-2 de partida que mutaba con flexibilidad al 4-4-2 con la incorporaci¨®n de Sanchis al centro del campo y que, en la pr¨¢ctica, sobre todo en el Bernab¨¦u, era una avalancha ofensiva sin cors¨¦s t¨¢cticos.
¡°No s¨¦ explicar c¨®mo jug¨¢bamos, pero cada vez que veo v¨ªdeos de aquella ¨¦poca me asusto. Yo me ve¨ªa en ocasiones hasta de delantero centro, defendiendo por la derecha, atacando por el centro... Era un ataque total. No par¨¢bamos. En el Bernab¨¦u ¨ªbamos ganando por 3-0 y pens¨¢bamos ¡®vamos a descansar un poco¡¯, pero, cuando ech¨¢bamos la pelota para atr¨¢s, nos pitaba todo el estadio. Nos exig¨ªan goles y m¨¢s goles¡±, cuenta Gordillo. ¡°Cuando jug¨¢bamos en casa, la gente no iba a ver un partido iban a ver una goleada. Era tal la confianza en el equipo que la frase que m¨¢s o¨ªamos durante la semana era ¡®?cuantos vais a marcar el domingo?¡±, recuerda Mart¨ªn V¨¢zquez que vivi¨® un curso de contrastes en pleno pulso por una renovaci¨®n que no lleg¨® y que le llev¨® a marcharse al Torino italiano.
?Cu¨¢ntos marcar¨¦is el domingo?, nos dec¨ªan Mart¨ªn V¨¢zquez
Pronto empezaron las goleadas en Chamart¨ªn. En la tercera jornada, un 6-2 al Valencia; en la quinta, un 4-1 al C¨¢diz; en la s¨¦ptima, un 4-0 al M¨¢laga y as¨ª sucesivamente. Hasta 78 goles se cantaron en los 19 partidos que el Madrid disput¨® en el Bernabe¨² aquella temporada, a una media de m¨¢s de cuatro goles por partido. Tan solo dos tropiezos, en el Camp Nou ante el Barcelona (3-1) y en Atocha ante la Real (2-1), emborronaron un camino que desemboc¨® en la mayor colecci¨®n de goles de la Liga hasta entonces.
El idilio de los blancos con las redes tuvo a Hugo como protagonista. Treinta y ocho goles de todos los colores: cuatro de penalti, seis de falta directa, nueve de cabeza, uno de chilena y hasta uno con el pecho en Las Gaunas. Todos, al primer toque. Todos, coronados con una voltereta circense como celebraci¨®n. ¡°Ahora los delanteros est¨¢n m¨¢s protegidos. Tantos ojos y tantas c¨¢maras han debilitado a los defensores. Por eso en los ¨²ltimos a?os tanto el Madrid como el Bar?a han rebasado la frontera de los 100 goles en m¨¢s de una ocasi¨®n y la ca¨ªda del r¨¦cord se ve¨ªa cercana¡±, recuerda Hugo. El mexicano firm¨® dos tripletes y 10 dobletes por los siete y cinco que suma Cristiano.
Con el t¨ªtulo en la mano a falta de cinco jornadas, los blancos se lanzaron a batir todos los registros. El equipo sumaba 94 dianas y Hugo 33. 13 goles m¨¢s en los ¨²ltimos cuatro partidos tras un empate a cero en Zorrilla redondearon la fiesta. El gol 100 lo marc¨® Hierro en el Calder¨®n, el 107 Aldana en una clausura a la que Hugo lleg¨® con los deberes por hacer. ¡°El ¨²ltimo partido fue ante el Oviedo, en el Bernab¨¦u, y ya est¨¢bamos de celebraci¨®n. El entrenador no puso a los titulares, pero a m¨ª me faltaban al menos tres goles para igualar la marca hist¨®rica, 38, de Zarra. Antes de saltar al campo, ped¨ª a mis compa?eros que me ayudaran a alcanzar el r¨¦cord. Persegu¨ª el reto hasta el final. Fue un a?o inolvidable¡±.
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