Messi caza a ¡®El Torpedo¡¯ M¨¹ller, un goleador an¨®malo
M¨¹ller fue un ariete bajito, paticorto y muy astuto, una especie de patito feo en aquella Alemania exuberante de los 70
Gerd, Torpedo, M¨¹ller (N?rlingen, Alemania, 1945) med¨ªa 1,76 metros y lleg¨® a pesar 84 kilos en 1968. Sus muslos alcanzaban los 62 cent¨ªmetros de di¨¢metro, seg¨²n cuenta en su autobiograf¨ªa, Piernas de oro, el mejor goleador alem¨¢n de todos los tiempos. En aquella Alemania tan exuberante f¨ªsicamente de los setenta, de pelos largos y patillas de hacha, Gerd M¨¹ller fue una especie de patito feo: delantero centro paticorto y algo rechoncho, m¨¢s bien bajito, aunque goleador implacable por su astucia, valent¨ªa y aceleraci¨®n en los espacios cortos, donde hac¨ªa valer su bajo centro de gravedad. Marcaba y celebraba los goles con cierta indiferencia, sin darle demasiada importancia, como si formaran parte de una rutina.
En eso se puede comparar con Leo Messi, que ya el pasado mes de mayo bati¨® un r¨¦cord de 40 a?os en poder del bombardero alem¨¢n. El argentino alcanz¨® ante el M¨¢laga los 68 goles en 57 partidos, uno m¨¢s que M¨¹ller, 67, en 49 encuentros de 1972. ¡°Significa mucho para m¨ª que mi r¨¦cord haya perdurado 40 a?os y que lo hubiera batido Messi¡±, declar¨® El Torpedo, a los 66 a?os, y en un delicado estado de salud, seg¨²n fuentes del club b¨¢varo. En el partido ante el Betis, La Pulga hizo dos redes y ya contabiliza 86 dianas, una m¨¢s que las que firm¨® en 1972 el delantero alem¨¢n.
El alem¨¢n logr¨® 85 dianas en un a?o natural, un r¨¦cord amenazado ahora por Leo Messi (82)
M¨¹ller fue una anomal¨ªa dentro y fuera del campo. Sus legendarios excompa?eros del Bayern se abrieron paso en el club bien como directivos (Beckenbauer, H?eness y ahora Breitner) o bien como t¨¦cnicos (Maier fue preparador de porteros). ?l no. Despu¨¦s de acabar su carrera en 1982, cay¨® en la depresi¨®n y el alcoholismo. No supo dejar de ser Der Bomber. Permaneci¨® muchos a?os a la sombra. Primero de Uwe Seeler y despu¨¦s de Franz Beckenbauer. El Kaiser lo tuvo muy claro: ¡°Sin M¨¹ller no habr¨ªamos sido nada de nada¡±. Por eso lo convencieron para que se sometiera a una cura de rehabilitaci¨®n. Y cuando lo super¨®, asumi¨® un puesto de t¨¦cnico asistente en el Bayern M¨²nich II. En 2008, adem¨¢s, el estadio Rieser Sportpark, de N?rdlingen, donde empez¨® su carrera, fue rebautizado en su honor como Gerd M¨¹ller Stadion.
Siempre presente en las grandes citas, M¨¹ller marc¨® en la final conquistada por Alemania del Mundial del 74, ante Holanda, y, dos a?os antes, anot¨® un doblete ante la Uni¨®n Sovi¨¦tica en la Eurocopa del 72. Es, con 14 tantos (10 en M¨¦xico 70 y cuatro en Alemania 74), el segundo m¨¢ximo artillero de la historia de las Copas del Mundo, tan solo por detr¨¢s de Ronaldo (15). Con Alemania marc¨® 67 goles en 62 partidos. En competiciones europeas de clubes, 66 en 74 apariciones, otro registro recientemente superado por Ra¨²l en el Schalke.
Los alemanes llegaron a inventar un verbo (m¨¹llern) a partir de su nombre propio para dejar constancia de un gol inveros¨ªmil, con todas las partes del cuerpo. Su tanto preferido fue el de la final de Alemania 74, el 2-1 a Holanda, tras un centro de Bonhoff. Se le fue el control y remat¨® no de manera muy ortodoxa, pero como casi siempre acab¨® en las redes. ?Cu¨¢l era su consejo para marcar? ¡°No apuntar al portero, sino a la porter¨ªa¡±, coment¨®. Eso s¨ª, de 63 penaltis lanzados, fall¨® 12. Era humano.
El periodista David Winner escribi¨® un ensayo sobre ¨¦l titulado El neur¨®tico genio del f¨²tbol. Lo define as¨ª: ¡°M¨¹ller era bajito, paticorto, feo y no muy r¨¢pido; nunca se correspondi¨® con la idea convencional de un gran futbolista. Pero ten¨ªa una aceleraci¨®n letal en distancias cortas, un remarcable juego a¨¦reo y un afilad¨ªsimo instinto goleador. Tambi¨¦n pod¨ªa marcar en las situaciones m¨¢s inveros¨ªmiles¡±.
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