Bielsa multiplica por dos a Llorente
El delantero del Athletic une a su potencia a¨¦rea una gran movilidad en el ataque
De los pies a los rizos rubios de la cabeza transcurren 195 cent¨ªmetros que anunciaban, cuando debut¨® en enero de 2006, un delantero poderoso, rematador, cl¨¢sico, a la antigua usanza, que prolongase la estela de los cabeceadores hist¨®ricos del Athletic (Zarra, Carlos, Urzaiz). Pero Fernando Llorente, el riojano que naci¨® en Pamplona por los presumibles problemas en el parto, quer¨ªa ser algo m¨¢s que un delantero ingl¨¦s de aquellos tiempos. Le gustaba y le gusta que la cabeza dirija sus pies y no los pies a la cabeza. Sin embargo, el f¨ªsico sigue predominando en el entorno de su juego.
Llorente ya se ha acostumbrado a ser cita obligada de los entrenadores rivales y objeto m¨¢ximo de atenci¨®n de los centrales que le vigilan. Todos y cada uno de ellos se sienten inquietos por el poder¨ªo de su juego a¨¦reo. Alex Ferguson, el eterno t¨¦cnico del Manchester United, declaraba antes del partido de ida en Old Trafford (el Athletic venci¨® por 2-3) que Llorente es ¡°un futbolista particularmente peligroso¡±. ¡°No es como la mayor¨ªa de los delanteros espa?oles¡±, dijo aludiendo a la movilidad y la estatura de los de la selecci¨®n, sino que ¡°remata muy bien de cabeza y su registro de goles es muy bueno¡±. Al d¨ªa siguiente, Llorente no le desacredit¨® y marc¨® a su conjunto un gran gol de cabeza, al m¨¢s puro estilo ingl¨¦s, pillando la espalda de los defensores y elevando el bal¨®n por encima de De Gea.
Curiosamente, Llorente ha disputado 14 partidos de la Liga Europa con un balance de siete goles, solo dos en remates de cabeza: ante el United y el Schalke, en Alemania, donde anot¨® dos. Los restantes han sido con el pie, incluidos los dos penaltis frente al Salzburgo que significaron el pase a los dieciseisavos de final en el momento m¨¢s delicado. Su pie tambi¨¦n gui¨® al Athletic a la final de Bucarest cuando meti¨® el derecho a un centro de Ibai G¨®mez que dio en un poste y el bal¨®n entr¨® mansamente en la porter¨ªa del Sporting de Lisboa.
La carcasa siempre ha sido el caballo de batalla de Llorente. Cuando naci¨® al f¨²tbol profesional, de la mano de Ernesto Valverde, prefer¨ªa la combinaci¨®n y el regate al cuerpo a cuerpo con los defensas. En el f¨²tbol, sin embargo, la carcasa es algo que no se puede desde?ar. Su producci¨®n goleadora cay¨® en los dos a?os siguientes,en los que tuvo que conformarse con cuatro y dos goles respectivamente. La presencia de Javier Clemente en el banquillo no le ayud¨® a crecer futbol¨ªsticamente. ¡°No jugaba porque no rend¨ªa¡±, dec¨ªa Clemente, que se rindi¨® a Aduriz y desde?¨® a Llorente y Javi Mart¨ªnez, a quien lleg¨® a despreciar.
Al ariete le gusta que la cabeza dirija sus pies y no los pies a la cabeza
A partir de ah¨ª naci¨® el nuevo Llorente. Super¨¢ndose a s¨ª mismo, aprendi¨® con Joaqu¨ªn Caparr¨®s a superar a sus rivales utilizando su cuerpo, su envergadura, aunque su f¨²tbol, sometido al guion del utrerano, se limitase al remate y la pantalla.
Marcelo Bielsa le ha devuelto la movilidad sin detraer su esp¨ªritu rematador. Sin embargo, el juego a¨¦reo sigue siendo el argumento que tratan de frenar todos sus adversarios, sea por el gol (81 en su carrera rojiblanca y 29 en la presente temporada) o por convertirse en el camino del gol. Por eso, El Cholo Simeone va a la causa m¨¢s que a la consecuencia y quiere ¡°evitar los centros a Llorente¡±. Para eso cuenta con que los laterales corten el grifo al grandull¨®n. Juanfran se preocupar¨¢ de Muniain. En el costado derecho estar¨¢ Susaeta, al que Filipe Luis dice haberse enfrentado ¡°unas 10 o 15 veces¡±.
Bielsa se empe?¨® desde su llegada en convencer a Llorente de que deb¨ªa moverse por todos los espacios del ataque. Al ariete le cost¨® readaptarse al f¨²tbol con el que siempre hab¨ªa so?ado. Y le cost¨® goles, el man¨¢ de cualquier delantero, el que invita a la depresi¨®n salvo que uno mantenga la fe en sus principios. Con Llorente reinventado, Bielsa pas¨® a la segunda fase, la que consiste en el amor por el control de la pelota y la combinaci¨®n con el juego directo. As¨ª tuvo dos Llorentes, el que se mueve y el que protege el bal¨®n, el que despista a los defensas y el que les exige un sacrificio f¨ªsico. Su juego a¨¦reo ya no tiene que ver absolutamente con el gol, sino con el control del juego en determinados momentos.
El delantero, no obstante, ya se ha acostumbrado a que un central y un centrocampista le hagan el bocadillo para evitar su dominio a¨¦reo. Tambi¨¦n, a ser uno de los futbolistas al que m¨¢s faltas le hacen. Su visibilidad es tan grande que en esas ocasiones le gustar¨ªa ser como su amigo Muniain, casi invisible, pero es el espa?ol que m¨¢s faltas provoca. El tama?o, est¨¢ claro, s¨ª importa.
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