Nadal humaniza a Djokovic

En la tierra de Roma, dos fotograf¨ªas diferentes. Mientras tumba por 7-5 y 6-3 al serbio Novak Djokovic en la final, Rafael Nadal aprieta el pu?o y tensa la piel barbuda para ense?ar los dientes. De esas fauces emergen los colmillos afilados que agarran a la presa y no la sueltan, dientes con los que defender seis bolas de break en contra solo en la segunda manga. Ese jugador es el mismo que ha levantado el 80% de las bolas de rotura a las que se ha enfrentado en la gira de arcilla, por el 70% del resto de la temporada, descontado su traspi¨¦ sobre la resbaladiza tierra azul madrile?a. Ese competidor es el mismo que ha ganado 30 sets de 30 entre sus victorias en Montecarlo, Barcelona y Roma. Ese es el Nadal tit¨¢nico ante las dificultades que vuelve a ser dos tenistas en uno: el que empu?a la raqueta y el que asusta con la cabeza. El otro, Nole, es lo contrario. Mientras se inclina, se deshace en muecas. Grita. Rompe una raqueta. Deja que se agriete la m¨¢scara del competidor inalterable de 2011 y tras ella solo queda un hombre. Djokovic, genial tenista, al fin, humano en la tierra.

¡°Este trofeo se viene conmigo a mi habitaci¨®n porque es un sue?o haberlo conseguido contra los mejores del mundo y sin haber cedido un set¡±, valor¨® el espa?ol, que con la victoria logr¨® su 21? t¨ªtulo de masters 1.000, el r¨¦cord, y recobr¨® el n¨²mero dos mundial en detrimento del suizo Roger Federer, lo que le permitir¨¢ evitar a Nole en Roland Garros, que comenzar¨¢ el domingo, hasta una hipot¨¦tica final. ¡°Tengo la confianza que da jugar al nivel necesario y agresivo¡±, cerr¨® el campe¨®n.

El mallorqu¨ªn no ha cedido ni un set en sus triunfos en Montecarlo, Barcelona y Roma

¡°En mi opini¨®n, ¨¦l no ha jugado sumamente bien y yo he cometido adem¨¢s muchos fallos¡±, admiti¨® el n¨²mero uno, disparado hasta los 35 errores no forzados. ¡°He tenido muchas oportunidades, pero, ante un jugador como Rafa, el mejor en tierra de todos los tiempos, cuando no aprovechas las oportunidades, ¨¦l toma el control del partido. Eso ha sido lo que ha sucedido al final del primer set. Despu¨¦s he cometido muchos errores¡±, insisti¨®.

La fuerza de una cabeza, la pasi¨®n de un esp¨ªritu, el impulso de un coraz¨®n, tambi¨¦n pueden medirse con n¨²meros. Incluso en arcilla, Nadal ardi¨® en 2011 al fuego de Djokovic, que le gan¨® las finales de Madrid y Roma. En esa superficie, sin embargo, el mallorqu¨ªn lleva camino de ser el mejor bombero en 2012 con sus victorias en Montecarlo y Roma. All¨ª donde cedi¨® nueve breaks el curso pasado ha detenido la cuenta en dos en 2012. Todo se explica a trav¨¦s de su mente. Todo se cuenta a trav¨¦s de su decisi¨®n frente a las dificultades. Todo obedece a un in crescendo continuo con Par¨ªs como objetivo. Nadal nutri¨® su confianza a trav¨¦s de

Montecarlo, Barcelona y Roma, donde elimin¨® sin perder un set a cuatro top-10 y se convirti¨® en el tenista con m¨¢s victorias en 2012 de los tres mejores (33). En la misma medida que ¨¦l renov¨® su fe disminuy¨® la de Djokovic, al que ahora perseguir¨¢n hasta Francia unas pocas malas decisiones y unas muchas expresiones de furia.

As¨ª pasan las cosas. Frente a la primera bola de break en contra, Nole ejecuta una dejada horrenda, ¡°el golpe del p¨¢nico¡±, que dice Federer (la perdi¨®). Frente a esa manga inaugural que ya se escapa, el n¨²mero uno reacciona con ira (destruye su raqueta). Frente a cada una de esas seis bolas de break perdidas hay un grito. Nole es v¨ªctima de la mala decisi¨®n de un juez de l¨ªnea, que, con 4-5 y 30-30, da como mala una pelota clave que es buena, y nunca vuelve a encontrar el sitio. Cede el duelo tras una doble falta.

Camino de Par¨ªs, el serbio deja una ristra de malas decisiones: 35 errores no forzados

El espa?ol, por su parte, es capaz de digerir dos asuntos peliagudos: perder inmediatamente el primer break conquistado y enfrentarse a cuatro bolas de rotura en el arranque del segundo parcial. Nadal es un tenista m¨¢s continuo y estable que el serbio. Tiene la mirada del cazador. Nole es una monta?a rusa, un tenista preso de los extremos, de brillo en borr¨®n y vuelta a empezar.

Todo eso pasa en Roma, todo eso pesa en Par¨ªs. Nadal llega a su templo mecido en su fortaleza y acunado en lo que se ha observado ya en la caseta. ¡°Djokovic¡±, dice Marc L¨®pez, que se sienta en el banquillo del espa?ol en muchos partidos y ha ganado el torneo romano en dobles con Marcel Granollers, ¡°est¨¢ un poco peor de cabeza que en 2011. Se desespera antes. Se enfada m¨¢s. Es l¨®gico porque su nivel de entonces no era normal... Rafa, si juega al suyo, es superior a todos en tierra¡±.