Una buena pared entre la literatura y el f¨²tbol
Juan Cruz, Alfredo Rela?o, Jorge Valdano y Clara S¨¢nchez reafirman la necesaria relaci¨®n entre la pelota y la escritura
¡°Hace 20 a?os un encuentro de este tipo era un largo lamento sobre el poco aprecio que los intelectuales ten¨ªan por el f¨²tbol¡±, reflexiona Jorge Valdano en el coraz¨®n de la feria del libro. En un encuentro organizado por EL PA?S en el pabell¨®n del actividades del Banco de Sabadell, la literatura y el f¨²tbol se reivindicaron como una fusi¨®n imprescindible a trav¨¦s de Juan Cruz, escritor y periodista de EL PA?S, Alfredo Rela?o, director del diario As y autor de varios libros de f¨²tbol, el ¨²ltimo Nacidos para incordiarse. Un siglo de agravios entre el Madrid y el Bar?a (Mart¨ªnez Roca, 2012), el propio Jorge Valdano y la escritora Clara S¨¢nchez.
Bajo el t¨ªtulo Literatura y f¨²tbol, pasi¨®n por el juego, el cuarteto hizo un repaso evolutivo de una relaci¨®n que durante muchos a?os la intelectualidad esnobista dio por imposible porque consideraba que la pelota no pod¨ªa estar a la altura de la palabra. Los nombres de V¨¢zquez Montalb¨¢n, reconocido por todos como el pionero en Espa?a de esa hermandad obligada entre el bal¨®n y los libros, Osvaldo Soriano o Fontanarrosa inundaron la charla. Las propias an¨¦cdotas e historias futboleras que contaron los ponentes fueron literatura pura.
¡°Valdano cambi¨® la conversaci¨®n sobre f¨²tbol en Espa?a y le cost¨® muchos improperios, y por eso es mucho m¨¢s noble que, en lugar de sumirse en el desprecio por aquellos que lo despreciaban, se junt¨® con los que le respet¨¢bamos y sigui¨® insistiendo en un lenguaje que hoy es natural. Rela?o me habl¨® de algunos articulistas que repudiaba porque se acercaron al f¨²tbol desde el irrespeto, desde la sensaci¨®n de que el f¨²tbol no hab¨ªa que tom¨¢rselo como una actividad a la que dedicarle met¨¢fora, profundidad o relato. Yo tom¨¦ nota de eso. Hablar de f¨²tbol exige una determinada posici¨®n cultural e intelectual, una reflexi¨®n de la que parte una manera de ver, y una manera de ver es responsable y exigente en cuanto t¨² la preparas. El f¨²tbol no es una tonter¨ªa y no es tan solo un juego en el campo, es un juego de met¨¢foras que luego tienen un correlato en la escritura¡±, defiende Juan Cruz. ¡°Un partido de f¨²tbol es como si estuvi¨¦semos leyendo una misma pagina, pero siempre con un final distinto. La literatura atrapa lo m¨¢s fugaz de la vida, una mirada, el roce de una persona con otra, una mirada, y lo deja ya en una p¨¢gina para la eternidad. Lo que hace el f¨²tbol es perpetuar un momento de intensidad y por eso es muy literario¡±, analiza Clara S¨¢nchez.
Alfredo Rela?o, junto a Valdano, form¨® parte de esos primeros abrazos serios que en Espa?a se dieron el f¨²tbol y la literatura entre mediados de los a?o 80 y finales de los 90 y que han devenido en estos tiempos en los que la relaci¨®n se ha reforzado. ¡°Antes solo exist¨ªa el reglamento de Pedro Escart¨ªn. En Espa?a cuando aparece el deporte est¨¢n instalados los toros. La intelectualidad, los literatos y los mejores periodistas dedicaron su pluma a la tauromaquia. Ahora los peri¨®dicos deportivos tambi¨¦n cuidan la escritura, no solo los de informaci¨®n general. Estos empezaron a hacerlo porque con la llegada de la transici¨®n se pretendi¨® que las secciones de deportes no fueran cacharreras, sino que estuvieran a la altura de una sociedad que pretend¨ªa modernizarse. Los directores hicieron mucho hincapi¨¦ en ello. Est¨¢ bien que esa desconfianza entre el intelecto y el musculo haya desaparecido¡±. ¡°Para escribir de f¨²tbol hay que extremar la precisi¨®n en el detalle, la b¨²squeda de lo que ocurri¨® y ocurre, es un campo de batalla en el que se juega tambi¨¦n, como si fuera un diapas¨®n, la capacidad que tiene el hombre o la mujer para ver lo que sucede, porque en un partido se dan la pasi¨®n, la envidia, la mezquindad, la grandeza, la actitud ante la derrota¡. En el campo de f¨²tbol se escenifica el poema If de Rudyard Kipling¡±, asegura Juan Cruz.
¡°El f¨²tbol es el primer productor de conversaci¨®n del mundo entero, parece mentira que los intelectuales no hayan sabido poner ese fen¨®meno en el escal¨®n que le correspond¨ªa dentro de la escala social. Aquellos escritores que est¨¢n m¨¢s atentos a los latidos sociales no van a tener m¨¢s remedio que involucrar al f¨²tbol en su patr¨®n creativo. Es imposible no homenajear a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, desde que lo le¨ª ponerme una camiseta de un club empez¨® a a significar otra cosa, entend¨ª que el f¨²tbol no era un solo jue juego que nos ayudaba a escapar de la realidad, sino a entenderla¡±, concluye Valdano.
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