Marqu¨¦s de Hortaleza
Aragon¨¦s construy¨® la pel¨ªcula donde luc¨ªan por fin los Cary Grant del f¨²tbol.
El f¨²tbol no mira hacia atr¨¢s. No tiene tiempo. Siempre va hacia delante. En el f¨²tbol siempre es ma?ana. Tanto que cuando un equipo celebra alg¨²n t¨ªtulo, siempre promete a sus aficionados traer otro de nuevo o m¨¢s importante el a?o que viene. Porque saben que los aficionados, aunque celebran el ¨¦xito, en realidad ya est¨¢n pensando en el pr¨®ximo. Entre otras cosas, la valoraci¨®n de la Eurocopa de 2008, ganada por Espa?a, ha quedado como un remoto pasado. Y de entre todos los recuerdos, el m¨¢s lejano resulta ser el de su entrenador.
Al Luis Aragon¨¦s de los meses antes se le hizo tan imposible la vida que ya acudi¨® dimitido al campeonato. Con el sustituto en barbecho. Recuerdo que fui a un programa de tele a pocas semanas de empezar la Eurocopa y el presentador hizo bromas sobre Aragon¨¦s y el p¨²blico aplaudi¨® a rabiar cuando termin¨® diciendo que la mejor noticia ser¨ªa su dimisi¨®n. Era una obligaci¨®n defender a Luis m¨¢s que nada porque hab¨ªa resuelto a un alto coste, quiz¨¢ por primera vez desde el fallo de Carde?osa en Argentina 78, a favor del toque, la clase y los jugadores de calidad.
Cuando Aragon¨¦s increp¨® a Xavi Hern¨¢ndez al terminar un entrenamiento y le advirti¨® de que lo vigilaba de cerca, traslad¨® sobre el mediocampista una responsabilidad que ni siquiera en su equipo de Barcelona le hab¨ªan obligado a encarnar. Lo convirti¨® en el faro alrededor del cual iba a navegar el juego. Pero a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, Aragon¨¦s supo sobreponerse a las desmedidas cr¨ªticas contra Iniesta al comienzo del campeonato hasta dotar al jugador del valor de la trascendencia, y aprendi¨® a equilibrar la posici¨®n de Marcos Senna y Xabi Alonso, verdadero problema conceptual, incluso hoy, aunque con diferentes nombres, en el equilibrio creativo del equipo.
La furia la puso ¨¦l y en torno a ¨¦l se arm¨® todo el ruido, pero eso permiti¨® que en el campo quedaran los h¨¢biles, los listos y el juego
A Luis Aragon¨¦s no lo hicieron marqu¨¦s y de hecho algunos trataron de invitarlo a reproducir sus escabrosidades contra un Del Bosque que fue inteligente y h¨¢bil a la hora de prolongar su legado decisivo. Aragon¨¦s no es fino ni presenta la fotogenia del nuevo f¨²tbol, pertenece a esa caverna anterior a que los jugadores se depilaran el entrecejo, pero de esa caverna sac¨® la luz de la selecci¨®n espa?ola, que aprendi¨® a jugar, contener y crear en aquella memorable Eurocopa de 2008 donde se empezaron a resquebrajar los t¨®picos y las maldiciones.
La furia la puso ¨¦l y en torno a ¨¦l se arm¨® todo el ruido, pero eso permiti¨® que en el campo quedaran los h¨¢biles, los listos y el juego. Puede que no haya sitio en la aristocracia para un car¨¢cter tan abrupto ni su voz ronca sea la m¨²sica del ¨¦xito, pero el f¨²tbol espa?ol le debe la mayor apuesta por la sofisticaci¨®n y la clase. Algo que hoy ya nos representa internacionalmente. Aragon¨¦s es m¨¢s Shrek que Cary Grant, pero construy¨® la pel¨ªcula donde luc¨ªan por fin los Cary Grant del f¨²tbol.
No fue una ruptura ni tampoco la decisi¨®n m¨¢s arriesgada del mundo, pero se necesitaba alguien sin miedo a tomarla. O al menos alguien que, quiz¨¢ por tenerlo ya todo perdido antes de empezar aquella Eurocopa, decidiera morir con sus ideas puestas.
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