Sharapova, una campeona con cara y ojos

Mientras escucha el himno ruso, Maria Sharapova mira al cielo y contiene las l¨¢grimas: acaba de ganar 6-3 y 6-2 a la italiana Sara Errani la final de Roland Garros, con lo que completa el Grand Slam, la conquista de los cuatro grandes del tenis, y consolida el n¨²mero uno mundial que recuper¨® cuatro a?os despu¨¦s tras vencer en las semifinales. ¡°Esto es algo excepcional, una victoria memorable¡±, acierta a decir. La felicidad de Sharapova es la de los ejecutivos del circuito femenino. Tras el paso por el trono de la danesa Wozniacki o la rusa Safina, que nunca ganaron un grande, o el reinado de la bielorrusa Azarenka, desconocida para el gran p¨²blico, por fin han encontrado una n¨²mero uno con cara y ojos, reconocible para todo el mundo, en la pista y fuera. Solo el tiempo dir¨¢ si la rusa es m¨¢s fiable en la competici¨®n que sus predecesoras, que lo mismo ganaban el trofeo que perd¨ªan en las primeras rondas. Para empezar, gan¨® el t¨ªtulo con la seguridad de quien cree que es su destino.

¡°Solo s¨¦ que he trabajado muy duro para llegar aqu¨ª. Que tenga carisma o no, eso lo determinar¨¢n ustedes¡±, argumenta la tenista de 25 a?os antes de ganar el t¨ªtulo. ¡°Yo estoy orgullosa de haber logrado el n¨²mero uno y espero mantenerme en ¨¦l, ya que es un puesto que ambicionan muchas tenistas y por el que trabajan muy duro. Es m¨¢s f¨¢cil llegar que mantenerlo¡±.

Tras el reinado de Wozniacki o Safina, que nunca ganaron un grande, o el de Azarenka, desconocida para el gran p¨²blico, por fin hay una n¨²mero uno reconocible

La final dura 1h 29m y retrata las limitaciones de Errani. Inteligente en su propuesta, la italiana intenta romper el ritmo de la rusa, pero no tiene fuerza ni potencia como para aguantar el cara a cara. Desde el fondo, Sharapova, que arranca con un abrumador 4-0, la desborda. Al saque, la maniata. Restando, convierte cada juego en una oportunidad, no sufre. Coronada la v¨ªspera en la final de dobles junto a su compatriota Vinci, Errani disputa la final con una cinta recorri¨¦ndole el muslo, y solo cuando ya el duelo muere, cuando ya est¨¢ todo perdido, ara?a la brillante armadura de su contraria: con su combo de pelotas profundas y dejadas, explota la mala movilidad de Sharapova, que pega mucho pero corre poco. Demasiado tarde.

El t¨ªtulo es para la rusa. Por encima del maquillaje y los contratos publicitarios queda su fuerte car¨¢cter competitivo, su capacidad para superar las dificultades, operaciones de hombro incluidas, y sus t¨ªtulos. A los 25 a?os, Sharapova suma cuatro grandes. Solo otras nueve mujeres los han ganado todos. En consecuencia, ya es eterna: su nombre quedar¨¢ para siempre en la historia de su deporte.