Empanada holandesa
Dinamarca, con un f¨²tbol b¨¢sico, sorprende a los ¡®oranje¡¯ (0-1), empe?ados en reivindicarse de forma particular, sin sentido de equipo y jugando cada uno el partido por su cuenta
A Holanda no se la reconoce desde su derrota en la final del Mundial de Sud¨¢frica ante Espa?a. Ahora mismo es un equipo desnortado, v¨ªctima de un l¨ªo monumental, asequible incluso para una selecci¨®n menor como Dinamarca. La subcampeona del mundo fue v¨ªctima de su propio maquiavelismo t¨¢ctico: no funcion¨® el plan A (manda Van Persie), ni el B (que salgan Huntelaar y Van der Vaart) ni el C (a ver si lo arregla Kuyt). La empanada oranje favoreci¨® el sentido com¨²n dan¨¦s: le alcanz¨® con un gol de Krohn-Dehli (m. 24) y un serio ejercicio defensivo para firmar una sorprendente victoria en Kharkiv.
HOLANDA, 0 - DINAMARCA, 1
Holanda: Maarten Stekelenburg; Van der Wiel (Kuyt, min.85), Heitinga, Vlaar, Jetro Willems; Van Bommel, Nigel de Jong (Van der Vaart, min.71), Robben, Wesley Sneijder; Ibrahim Afellay (Huntelaar, min.71) y Robin van Persie.
Dinamarca: Andersen; Jacobsen, Kjr, Agger, Simon Poulsen; Zimling, Kvist; Rommedahl (Mikkelsen, min.85), Eriksen (Schone, min,46), Krohn-Dehli; y Bendtner.
Gol: 0-1, min.24: Krohn-Dehli.
?rbitro: Damir Skomina. Amonest¨® a Van Bommel, Poulsen y Kvist.
Estadio Metalist Stadium de J¨¢rkov (Ucrania), ante unos 32.000 aficionados.
No hay alineaci¨®n en el mundo m¨¢s escrutada que la de Holanda. Abunda el politiqueo y se discute mucho sobre jerarqu¨ªas e influencias en la selecci¨®n. Nada extra?o si se atiende al c¨¦lebre senado que preside Johan Cruyff, a los miles de hinchas que la siguen por todas partes y a la infinidad de aficionados que tiene por el mundo. A cada torneo, jugadores y t¨¦cnicos, ya sean jubilados o en ejercicio, contratados o liberados, reabren el debate sobre c¨®mo debe jugar el equipo para ser respetuoso con la historia de La Naranja Mec¨¢nica y, al mismo tiempo, aumentar una sala de trofeos que se reduce a la Eurocopa de 1988. La m¨¢quina est¨¢ ahora mismo en manos de Bert van Marwijk. Y de nuevo hay serias dudas de que sea el suegro de Van Bommel quien d¨¦ con la tecla y haga campeona a Holanda.
Van Marwijk crey¨® que hab¨ªa encontrado la f¨®rmula el pasado s¨¢bado, cuando sus muchachos golearon a Irlanda del Norte: 6-0. Fue consecuente con aquel marcador e insisti¨® en subrayar la importancia de Van Persie frente a Huntelaar, de De Jong sobre Strootman, de Sneijder respecto a Van der Vaart y de Afellay sobre Kuyt. No jug¨® Holanda contra Dinamarca, sino contra la propia Holanda. La mayor¨ªa de los jugadores sent¨ªa la necesidad de reivindicar su puesto en la formaci¨®n, justificar al entrenador, como si cada uno jugara su propio partido, y a menudo se olvidaron del sentido de equipo y de que el encuentro era competencia del colectivo.
A Krohn-Dehli le bast¨® con un recorte para eliminar a cinco zagueros en el gol
Robben no par¨® de regatear, sabedor de su desequilibrio en el mano a mano; Afellay remat¨® sin sentido desde cualquier posici¨®n, convencido de que en cada tiro hab¨ªa un gol, y Van Persie se mov¨ªa como el mejor bailar¨ªn y el peor goleador, consciente de que era el rey de la funci¨®n. Ante el farragoso y confuso mon¨®logo de Holanda, el sabio Morten Olsen fue muy selectivo: puso al equipo por detr¨¢s de la pelota, a resguardo en su cancha; rez¨® un padrenuestro para que el mejor disparo del rival diera en la madera ¡ªRobben tir¨® a la base del poste en el minuto 35¡ª y el ¨¢rbitro no pitara en su contra ¡ªlos holandeses reclamaron un penalti por manos en el minuto 89¡ª, y anim¨® como si fuera un hooligan m¨¢s cada vez que uno de sus jugadores superaba la l¨ªnea divisoria.
Ya se sabe que, juegue quien juegue, la defensa de Holanda acostumbra a ser una calamidad. Y la zaga de ayer, diezmada por la lesi¨®n de Mathijsen, cerr¨® muy mal con Van der Wiel, Vlaar y Willems. El ¨¢rea holandesa temblaba cada vez que se acercaba un dan¨¦s. Ninguna jugada reflej¨® mejor la tiritona oranje que el gol de Krohn-Dehli: le bast¨® con un recorte para eliminar a cinco zagueros de una tacada, con Van Bommel y Heitinga a la cabeza, para despu¨¦s rematar con la zurda entre las piernas de Stekelenburg. No hab¨ªa ni siquiera necesidad de elaborar el juego, sino que val¨ªa con aguardar cualquier rechazo de Holanda.
No hay alineaci¨®n en el mundo m¨¢s escrutada que la de? la selecci¨®n holandesa. Abunda el politiqueo
El juego oranje fue a menudo disparatado, ni se defend¨ªa ni atacaba, fracturado por la mala mezcla del doble pivote (Van Bommel-De Jong), sin l¨ªnea de pase ni capacidad de asociarse, falto de jerarqu¨ªa en la salida y manejo del cuero. Combati¨® sin fluidez, de forma espasm¨®dica, con la determinaci¨®n de sus figuras, uno a uno chutando cuando le llegaba la bola contra once daneses.
No hubo noticias de Van Persie, v¨ªctima del s¨ªndrome de Sud¨¢frica (un gol), nada que ver con el ca?onero de la Premier (30 goles). Poco pudo hacer Huntelaar y Kuyt apenas lleg¨® a tocar la pelota. Las ocasiones fueron escasas para lo que se espera de la generosa Holanda, llena de ca?oneros con pedigr¨ª, y a nadie le extra?¨® el triunfo de la an¨®nima Dinamarca, que reclam¨® su derecho a la sorpresa.
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