Un zurdo muy cat¨®lico

El zurdo pelirrojo, cabez¨®n, de piel rosada y mirada infantil que se entrena con Irlanda no quiere hacer declaraciones. Lo que ha dicho y hecho en los ¨²ltimos meses le ha valido amenazas de muerte. Pero ¨¦l ha insistido. Ha apelado a la fe. Y, por sus convicciones, ahora est¨¢ en un lujoso hotel del balneario de Sopot, frente al mar B¨¢ltico, esperando que llegue su momento. Si su seleccionador le ve firme, ma?ana jugar¨¢ contra Espa?a su primer partido oficial. Se llama James McClean.

El verano pasado, McClean jugaba a tiempo parcial en el Derry City. Era casi un amateur. Le hab¨ªan convocado para las categor¨ªas inferiores de la selecci¨®n de Irlanda del Norte, dirigida por un cat¨®lico, Michael O¡¯Neill, pero dec¨ªa que se sent¨ªa asfixiado en un vestuario multicultural, mezcla de protestantes y cat¨®licos, jugando para una afici¨®n sembrada de sectores unionistas. Criado en el seno de la mayoritaria comunidad cat¨®lica de Londonderry, necesitaba rodearse de correligionarios para sentirse a gusto. Eso dijo en su cuenta de Twitter, en la que colg¨® la foto de una c¨¦lebre pintura mural republicana del barrio de Bogside: Welcome to free Derry (Bienvenido a Derry libre).

El Sunderland lo fich¨® para su equipo de reservas hace un a?o y all¨ª permaneci¨® m¨¢s o menos en el anonimato hasta las Navidades. El director t¨¦cnico, Martin O¡¯Neill, le descubri¨® durante un encuentro con los reservas del Manchester United. ¡°De pronto, apareci¨® este chico hambriento corriendo en medio del vendaval de nieve¡±, record¨®; ¡°corajudo y fuerte, cada vez que recib¨ªa el bal¨®n, encaraba a sus marcadores como los antiguos extremos¡±.

Le gusta correr y encarar. Se siente seguro porque su cuerpo le permite chocar" Steve McManaman, exfutbolista

A los 22 a?os hab¨ªa sobrepasado el periodo usual de maduraci¨®n, la criba que separa a los profesionales de los aficionados. Pero en pocas semanas McClean se convirti¨® en la gran sorpresa de la Premier. Driblaba, centraba, iba bien de cabeza y llegaba al remate como un cami¨®n: seis goles en 25 partidos. Steve McManaman, exjugador del Liverpool, el Manchester City y el Madrid, le admir¨® inmediatamente: ¡°Es un centrocampista ofensivo muy fuerte y potente. Ha hecho una muy buena temporada. Le gusta correr y encarar. Se siente seguro porque su cuerpo le permite chocar. A Irlanda le puede venir muy bien un jugador as¨ª porque es valiente y capaz de asistir muy bien a los delanteros desde el costado. E incluso de llegar al ¨¢rea y hacer goles. Su rendimiento en la Premier ha sido una sorpresa para todos. Muy pocos le conoc¨ªan¡±.

Como cat¨®lico, no te sientes en casa en el equipo de Irlanda del Norte" James McClean

McClean no tard¨® en manifestar su deseo de jugar para la Rep¨²blica de Irlanda. Lo hizo alegando motivos religiosos. ¡°Como cat¨®lico, no te sientes en casa en el equipo de Irlanda del Norte¡±, dijo; ¡°cualquier cat¨®lico mentir¨ªa si dijera que se siente c¨®modo viendo esas banderas y oyendo esas canciones¡±. Como respuesta, recibi¨® amenazas de muerte, a trav¨¦s de las redes sociales, presumiblemente de grupos unionistas.

¡°Las amenazas deben ser tomadas en serio porque los problemas pol¨ªticos en Irlanda son reales¡±, reflexiona McManaman; ¡°ha sido muy valiente al jugar para Irlanda. Ser¨¢ muy ¨²til para Trapattoni en un momento dificil¨ªsimo porque est¨¢n obligados a ganarle a Espa?a o Italia¡±.

Contra Croacia (1-3), la actuaci¨®n de veteranos como Keane o McGeady fue decepcionante. Pero Trapattoni prefiere esperar: ¡°Mi deber es proteger a los jugadores. A los j¨®venes hay que darles una oportunidad, pero no cualquiera. La correcta, no cuando les necesitamos para que nos salven¡­ Para McClean ser¨ªa un peso demasiado grande ser titular contra Espa?a. ?Acaso McGeady y Duff no pueden afrontarla sin miedo? ?No juegan en la Premier desde hace tanto tiempo?¡±.

En las Islas hay apellidos vinculados al catolicismo y apellidos de raigambre protestante. McClean se relaciona frecuentemente con el protestante McLean, de origen escoc¨¦s. David Adams, del Irish Times, no descarta que McClean haya sufrido alg¨²n tipo de abuso y necesite demostrar en su comunidad que, a pesar de su nombre, es un nacionalista. Un cat¨®lico puro capaz de ba?arse en el agua bendita que Trapattoni, en singular ritual, arroja sobre el campo antes de cada partido.