El partido m¨¢s pol¨ªtico
Alemania se medir¨¢ en cuartos a Grecia tras derrotar a la conservadora Dinamarca El cuadro de L?w pretende jugar como Espa?a, pero solo ?zil se acerca a ese f¨²tbol de toque
Alemania prefer¨ªa haberlo evitado. Enfrentarse en estos momentos a Grecia, con las connotaciones pol¨ªticas a flor de piel, no era del gusto del seleccionador, Joachim L?w, que solo quiere centrarse en el juego. Pero ser¨¢n inevitables las referencias a la poderosa econom¨ªa germana tratando de aplastar a las intervenidas finanzas griegas. Es un enfrentamiento de cuartos de final, en Gdansk, cargado de simbolismo. En lo futbol¨ªstico, no hay debate. Alemania est¨¢ a a?os luz de Grecia, por mucho que el combinado de L?w dejara dudas ante Dinamarca. Su juego fue plomizo, sin fluidez, pese a cargar con la iniciativa de principio a fin. A Alemania le administran ya la misma medicina que a Espa?a: la esperan atr¨¢s con un regimiento. Dinamarca fue una gran decepci¨®n. Ni rastro de su tradicional romanticismo. Fue un equipo r¨¢cano y conservador, sin ning¨²n encanto. Para haber de caer, mejor hacerlo con alg¨²n estilo.
DINAMARCA, 1 - ALEMANIA, 2
Dinamarca: Andersen; Jacobsen, Kjr, Agger, Simon Poulsen; Jacob Poulsen (Mikkelsen, 82), Kvist; Zimling (Christian Poulsen, 79), Eriksen, Krohn Dehli; y Bendtner. No utilizados:Schemeichel, Lindegaard; Bjelland, Okore, Sch?ne, Kahlenberg, Silberbauer, Wass, Pedersen y Rommedahl.
Alemania: Neuer; Bender, Hummels, Badstuber, Lahm; Khedira, Schweisteiger; Mller (Kroos, 84), zil, Podolski (Schrrle, 64); y G¨®mez (Klose, 74). No utilizados: Wiese, Zieler; Schmelzer, Howedes, Mertesacker, G¨¹ndogan, G?etze, Kroos y Reus.
Goles: 0-1. M. 19. Podolski. 1-1 M. 25. Krohn-Dehli. 1-2 M. 80. Bender.
Arbitro: Velasco Carballo.
Arena Lviv, 32.000 espectadores.
Alemania se cans¨® de atacar en el primer tiempo. En ese cansancio producido por la necesidad constante de crear sin ser correspondido por el resultado. A Dinamarca le bast¨® una jugada a bal¨®n parado para empatar. Un env¨ªo de c¨®rner al grandull¨®n del segundo palo (Bendtner) tan previsible como efectivo. Todo el estadio de Lviv sab¨ªa que el bal¨®n ir¨ªa dirigido a Bendtner, pero los dos zagueros alemanes le dejaron demasiado espacio para saltar. Y conectar un cabezazo al centro prolongado a gol por el peque?o Krohn-Dehli. Dinamarca necesitaba ganar, pero no iba a arriesgar m¨¢s de lo imprescindible: muy armado atr¨¢s, la posici¨®n flotante de Eriksen era la ¨²nica concesi¨®n a la est¨¦tica.
El esp¨ªritu alem¨¢n lo resumi¨® el portero Neuer en una salida de su porter¨ªa hasta l¨ªnea de tres cuartos del ataque dan¨¦s: rodeado de contrarios, lejos de echar el bal¨®n fuera para evitar problemas, lo envi¨® arriba. La ley es que sus compa?eros sigan jugando.
El primer toque de ?zil y el motorcito de Lahm pusieron a Alemania en ¨®rbita desde el principio. El media punta combin¨® con todos sus compa?eros del ataque, casi siempre con un solo trazo. El capit¨¢n arrancaba desde la defensa y llevaba la pelota a campo dan¨¦s, muy pegada al pie, salvando l¨ªneas de contenci¨®n.
La Alemania de los extremos hab¨ªa estado entumecida en los dos primeros partidos. Por la hiperactividad nerviosa de Thomas M¨¹ller y por la escasa presencia de Podolski, m¨¢s visible en defensa que en ataque. Eso acab¨® cuando el centro de M¨¹ller lo remat¨® con la diestra Podolski desde el punto de penalti, la mejor manera de celebrar su centenar de internacionalidades. L?w agit¨® el pu?o izquierdo en se?al de victoria: otra vez Podolski le devolv¨ªa la enorme confianza. Aun en sus peores momentos, el extremo de origen polaco siempre ha rendido en la Nationalmannshaft.
A los germanos, como a los de Del Bosque, todos les esperan atr¨¢s con un regimiento
Dinamarca le meti¨® el miedo en el cuerpo a la hinchada germana en el arranque del segundo tiempo. El cuadro de Olsen encontr¨® por su orilla izquierda una v¨ªa de entrada hacia la porter¨ªa de Neuer. El lateral zurdo Poulsen lleg¨® hasta la l¨ªnea de fondo sin la oposici¨®n de Lars Bender, el centrocampista reconvertido en zaguero por L?w para cubrir la baja de Boateng. El centro atr¨¢s lo remat¨® el otro Poulsen, Jakob, fuera. Bender sufri¨® mucho en esa posici¨®n improvisada.
Alemania entr¨® en una fase de dominio tedioso. El cuadro de L?w quiere ser Espa?a, pero sigue estando muy lejos. Solo ?zil est¨¢ a la altura t¨¦cnica de los jugadores de Del Bosque. Dinamarca ni se inmut¨®: pese a estar eliminada, el portero Andersen segu¨ªa perdiendo tiempo.
El partido penetr¨® en un duermevela peligroso y L?w trat¨® de despertarlo con la entrada de Sch¨¹rrle. Pero la fatiga transmitida por su equipo arranca en el centro del campo: el bal¨®n no circula con la velocidad necesaria. Schweinsteiger, pese a sus dos asistencias ante Holanda, pena m¨¢s que disfruta en la distribuci¨®n. Y en cuanto a Khedira, ocupa m¨¢s campo y asume m¨¢s funciones de las que le convendr¨ªan.
Finalmente, Dinamarca hubo de salir de su refugio y en su primer intento, Alemania hall¨® lo que le hab¨ªa faltado en toda la segunda parte: espacios. Acostumbrado ya en el Madrid a convertir las contras en un arte, ?zil solo hubo de frenar y pasar en diagonal a la llegada por la derecha de Bender. Le espera Grecia. El partido m¨¢s pol¨ªtico.
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