Cristiano, admirablemente salvaje
La voracidad del delantero tumba la resistencia de la Rep¨²blica Checa y lleva a Portugal a las semifinales
Despellejada Holanda, Cristiano Ronaldo liquid¨® a la buc¨®lica y sempiterna Rep¨²blica Checa. No est¨¢ el portugu¨¦s para ejercicios de romanticismo sino que se impone su f¨²tbol fiero, desgarrador, admirablemente salvaje. Aunque el equipo tiene la pose de un humilde del f¨²tbol, a Portugal se le ha quedado la cara de CR y ya se sabe que su competitividad es extrema, aunque no siempre es comprendida, como ya es sabido hasta en la Eurocopa.
Ansioso nada m¨¢s llegar al torneo, Cristiano se liber¨® despu¨¦s de los dos goles que le col¨® a Stekelenburg y ahora su pierna es un ca?¨®n y su cabeza un martillo. Peleada su diestra con la madera, ante Cech recurri¨® a la testa para poner a su equipo en las semifinales, se?al de su bravura, ambici¨®n e inconformismo, dispuesto a ganar por las buenas o por las malas, candidato al Bal¨®n de Oro.
R. CHECA, 0 - PORTUGAL, 1
Rep¨²blica Checa: Cech; Gebre Selassie, Kadlec, Sivok, Limbersky; Jiracek, Hubschman (Pekhart, min.86), Plasil, Pilar; Darida (Rezek, min.65); y Baros. No utilizados: Drobny, Lastuvka, Hubnik, Rajtoral, Suchy, Rosicky, Kolar, Petrzela, Necid y Lafata.
Portugal: Rui Patricio; Joao Pereira, Bruno Alves, Pepe, Coentrao; Ra¨²l Meireles, Veloso, Joao Moutinho; Nani (Cust¨®dio, min.84), Helder Postiga, y Cristiano Ronaldo. No utilizados: Eduardo, Beto, Miguel Lopes, Ricardo Costa, Rub¨¦n Micael, Quaresma, Hugo Viana, Nelson y Varela.
Gol: 0-1. M. 80. Cristiano Ronaldo de cabeza tras un buen centro de Moutinho.
?rbitro: Howard Webb (ING). Amonest¨® a Nani, Veloso, Limbersky.
Estadio Nacional.
El gol fue excepcional por la velocidad y potencia que le dio a la pelota con la cabeza a un centro de Moutinho, habilitado por Nani. CR ha transmitido su confianza al equipo y hoy Portugal tiene un punto de fiebre muy interesante en Polonia. A Paulo Bento le da igual enfrentarse a los buenos que a los malos equipos, siempre pone la misma alineaci¨®n, se supone que hasta que los titulares y Cristiano revienten y seguramente espera que sea despu¨¦s de la final. Le alcanz¨® y sobr¨® con los de cada partido y Almeida ¡ªlesionado Postiga¡ª para eliminar a la Rep¨²blica Checa, nuevamente privada de su estrella Rosicky y m¨¢s dominada que nunca por m¨¢s que contara con el favor del p¨²blico.
Hay pocas selecciones que tengan el sentido de equipo y despliegue de los checos. Quiz¨¢ se le mira de manera excesivamente amable, hasta cierto punto generosa, seguramente por su presunta debilidad frente a las potencias del f¨²tbol. Hist¨®ricamente, en cualquier caso, merece el m¨¢ximo respeto, por su buen gusto. Aunque ha perdido calidad individual, mantiene su esp¨ªritu competitivo y armon¨ªa en la cancha. Los muchachos de Bilek se asocian, se ayudan, se reparten el campo a partes iguales y defienden y atacan de forma solidaria. La gente se la mira con buenos ojos, tambi¨¦n en Polonia. A Cristiano Ronaldo, en cambio, le tienen enfilado en la mayor¨ªa de estadios, y la hinchada le recuerda a coro el nombre de Messi en cada jugada mal acabada, como ocurri¨® en el Estadio Nacional de Varsovia, sabedores los aficionados de que se pone hecho una fiera. No empez¨® bien el partido para CR, disgustado porque sus compa?eros tiraban mal la contra, peleado con el ¨¢rbitro por pitarle una falta que no era en un remate estupendo desviado por Cech y perdonarle una tarjeta a Limbersky, agarrado de la zamarra en cada c¨®rner por el heroico Jiracek, cuya estampa recuerda a la imagen que se tiene de Jesucristo.
CR mereci¨® el tanto antes del descanso y ya suma cuatro disparos a los postes
Enganchado a Cristiano, Portugal fue ganando la pelota y el campo y acab¨® con la dulzura de los checos, cada vez m¨¢s intimidadores, menos condescendientes, meros defensores. Aunque arreciaba la rechifla, el delantero mereci¨® marcar antes de llegar al descanso despu¨¦s de una jugada que vali¨® por el partido. El capit¨¢n amortigu¨® con el pecho un centro de Meireles, se dio media vuelta con un control precioso y suficiente para eliminar la marca de Kadlec y, despu¨¦s de un toque, enganch¨® un tiro poderoso con la pierna derecha. La base del poste izquierdo de Cech le neg¨® un gol que mereci¨® por un detalle t¨¦cnico admirable. Reanudado el encuentro, CR estren¨® la madera de la otra porter¨ªa en un lanzamiento de falta directo, aplaudido incluso por un momento por los seguidores neutrales, como si se apiadaran del delantero, hasta que al jugador le dio por recordar con los dedos de una mano que ya van cuatro postes suyos en la Eurocopa. No atinaba Cristiano y cuando la pelota iba directa al marco, ya fuera a la salida de un c¨®rner, en un tiro de media distancia o despu¨¦s de un centro de Nani, aparec¨ªan las manoplas del paciente Cech, el portero del a?o despu¨¦s de negar a Messi y a la artiller¨ªa en pleno del Bayern en el mismo M¨²nich.
Finalmente logr¨® doblar las manos de Cech con un fenomenal cabezazo
Nadie hab¨ªa doblado las manos a Cech hasta que lleg¨® CR. No par¨® el capit¨¢n portugu¨¦s de rematar y al final pudo cantar el gol con su fenomenal cabezazo. Se lo ten¨ªa bien ganado, y nadie se lo reproch¨®, ni los checos, que han sido la selecci¨®n que m¨¢s kil¨®metros ha corrido en la competici¨®n. El tanto bien merec¨ªa un billete para la semifinal: por la carrera, por la llegada, por el remate en plancha, por el picado de la pelota, resumen del denodado esfuerzo del mejor solista de la Eurocopa. A Ronaldo le pueden perder los gestos, pero le avalan los goles producto de su f¨²tbol admirablemente salvaje, imposible incluso para Cech.
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