Espa?a no baja del para¨ªso
En un encuentro sin goles, pero emotivo y extenuante, La Roja derrota a Portugal en la tanda de penaltis (2-4) con un ¨²ltimo tanto de Cesc ¡ñ Despu¨¦s de la Euro de 2008 y del Mundial de Sud¨¢frica, jugar¨¢ su tercera gran final seguida, ante Italia o Alemania
El f¨²tbol bendice a los campeones, que cuando llegan al trono reciben un embrujo especial y triunfan en todo tipo de situaciones, unas veces con soltura y tambi¨¦n de forma ag¨®nica, cuando se requiere apretar los dientes, templar el pulso y no tiritar ante el abismo. Ganadores se les llama. Era el apellido cl¨¢sico de los alemanes, ahora lo tiene Espa?a, esta Espa?a sin fin que no cae del para¨ªso desde hace cuatro a?os. A ese punto ha llegado esta selecci¨®n, que tras un partido solo para titanes logr¨® clasificarse para su tercera gran final consecutiva, cumbre que solo logr¨® Alemania entre 1972 y 1976. Un fen¨®meno extraordinario, un ciclo para la eternidad, pase lo que pase el pr¨®ximo domingo en Kiev ante alemanes o italianos. Se dir¨¢ que no fue la Espa?a de la escuadra y el cartab¨®n, la Espa?a del frac, pero s¨ª fue un equipo de alta graduaci¨®n, la que le exigi¨® Portugal, magn¨ªfico adversario, una selecci¨®n que solo se rindi¨® en la rueda de los penaltis.
PORTUGAL, 0 ¨C ESPA?A, 0 (2-4)
Portugal: Rui Patricio; Jo?o Pereira, Bruno Alves, Pepe, Coentr?o; Meireles (Varela, m. 113), Moutinho, Veloso (Custodio, m. 105); Nani, Almeida (Nelson Oliveira, m. 81); Cristiano Ronaldo.
Espa?a: Casillas; Arbeloa, Ramos, Piqu¨¦, Jordi Alba; Xabi Alonso, Busquets; Silva (Navas, m. 61), Xavi (Pedro, m. 87), Iniesta; y Negredo (Cesc, m. 55).
Penaltis: 0-0. Xabi Alonso. 0-0. Moutinho. 0-1. Iniesta. 1-1. Pepe. 1-2. Piqu¨¦. 2-2. Nani. 2-3. Ramos. 2-3. Bruno Alves. 2-4. Cesc.
?rbitro: C¨¹neyt ?akir. Mostr¨® la cartulina a Ramos, Coentr?o, Busquets, Pepe, Jo?o Pereira, Arbeloa, Bruno Alves, Veloso y Xabi Alonso.
En un encuentro emotivo, de alto voltaje, conmovedor por el esfuerzo extenuante de todos, de nuevo triunf¨® el conjunto de Del Bosque. Lo hizo en esa suerte en la que se confunden v¨ªctimas y verdugos. Fall¨® Alonso; le redimi¨® Iker, que se lo detuvo a Moutinho. Acertaron Iniesta y Piqu¨¦, y lleg¨® el turno de Sergio Ramos, cuya respuesta fue ejemplar, un s¨ªmbolo del tipo de futbolista que se alista en este equipo. Ramos, s¨ª, el chico maldito para muchos por su patinazo en la semifinal de Champions ante el Bayern, no se tap¨®. Y no solo eso, lanz¨® el penalti con arte, a lo Pirlo. Sublime, toda una prueba de su personalidad, la de este equipo de gen ganador que ha borrado de un plumazo sus fantasmas de un siglo de pesimismo. Bruno Alves se estrell¨® contra el larguero y en Donetsk fue inevitable rebobinar a los cuartos de la edici¨®n de 2008 ante Italia. Entonces, como anoche, le correspondi¨® a Cesc la gloria final. Nada m¨¢s oportuno que el mismo protagonista para un ciclo redondo, de Viena a Kiev, con parada en Sud¨¢frica.
Ramos, s¨ª, el chico maldito para muchos por su patinazo en la semifinal de la Champions ante el Bayern, no se tap¨®
Para llegar a Kiev, Espa?a tuvo que superar todo un hueso, un partido de cuerpo entero. En un reto sin gran pegada en ninguna porter¨ªa, donde Portugal envid¨® con Cristiano, Espa?a lo hizo con Negredo. Del Bosque se decant¨® por un ariete. No Fernando Torres, que solo dej¨® migas ante Francia, sino el delantero del Sevilla, m¨¢s combativo y con mejor carrocer¨ªa para los asaltos con Pepe y Bruno Alves, dos centrales recios para defender al l¨ªmite, m¨¢s a¨²n el segundo, consentido toda la noche por el ¨¢rbitro, y capaces de dar salida al juego. Al grupo de Paulo Bento no le importa en absoluto tejer el juego desde la cueva. A Negredo, sus custodios no le concedieron un solo remate. Ante los hechos, Del Bosque activ¨® el plan B apenas iniciado el segundo acto y Espa?a enmascar¨® su ataque con Cesc, la otra variable para una selecci¨®n a la que la baja de Villa ha deforestado su delantera m¨¢s de lo que cab¨ªa prever. Espa?a ha tenido que aplicarse mucho m¨¢s en otras facetas del juego. No es que su producci¨®n goleadora sea menor que en Sud¨¢frica, pero s¨ª su producci¨®n ofensiva. Al equipo le cuesta encontrar a quien ponga el broche final.
En un partido tan anudado fuera de las ¨¢reas, desvalido Negredo, Arbeloa e Iniesta tuvieron las mejores oportunidades antes de la pr¨®rroga, y ambas en el primer tiempo. A los dos se le fueron los disparos por un dedo. Como a Cristiano Ronaldo en un zapatazo raso tras un error de Jordi Alba en el despeje. Arbeloa, en su mejor partido del torneo, se apa?¨® con oficio y solvencia ante la estrella portuguesa, que en cada intervenci¨®n, aunque no tenga punto final, siempre dispara todas las alertas. Frente a Espa?a pas¨® por todas las posiciones de ataque, no fue un blanco fijo, pero, en un partido sin focos para los porteros, jam¨¢s encontr¨® puerta. Los defensas espa?oles se blindaron de maravilla ante Cristiano y Nani, solidariamente escoltados por Alonso y Busquets, capitales en un encuentro con tanto colmillo y numerosas cornadas. Como Iniesta, cuya palidez de desamparado enga?a. Iniesta lleva dentro a un futbolista competitivo al m¨¢ximo, de los que no se arrugan ni en un campo minado. Un duelo, en definitiva, para pretorianos, exigente como pocos.
Sin ariete el equipo fue m¨¢s pujante, abri¨® otras rutas y se convirti¨® un poco m¨¢s imprevisible
Portugal se despleg¨® con una intensidad extraordinaria, en combusti¨®n por todo el terreno, donde sus l¨ªneas siempre est¨¢n muy juntas, no dejan apenas rendijas. Es una selecci¨®n muy gregaria, que ocupa en pelot¨®n todos los espacios, lo que dificulta el tr¨¢nsito incluso para equipos como Espa?a. Con los portugueses siempre en el cogote, los jugadores de Del Bosque se vieron en un laberinto permanente, sin margen de maniobra, obligados en cada jugada casi a la perfecci¨®n. No es normal que este equipo falle tantos pases y controles. M¨¦rito portugu¨¦s y alg¨²n dem¨¦rito espa?ol, caso de Silva, fuera de onda toda la jornada, tieso. No fue la noche del canario, que, como otros, ha llegado con el dep¨®sito justo a esta Eurocopa. Navas le dio aire en el segundo tiempo. Lo agradeci¨® Espa?a, y a¨²n mucho m¨¢s con Pedro.
Cambiado el guion, Pedro-Cesc-Navas fue la apuesta ofensiva para el tramo final. Con el catal¨¢n como llegador y los dos extremos para acelerar por fuera y auxiliar a los laterales. Sin ariete, el equipo fue m¨¢s pujante, abri¨® otras rutas y se hizo menos previsible. Poco a poco, Espa?a se sacudi¨® a su adversario; poco a poco fue m¨¢s reconocible. Y fue por las orillas, con un exultante Jordi Alba, donde Espa?a estuvo a un mil¨ªmetro de sellar el pase. La jugada empez¨® por la derecha, con Navas, a cuyo centro muy pasado lleg¨® Pedro, siempre voraz, a la jugada se sum¨® Alba, que lleg¨® con el turbo hasta la l¨ªnea de fondo y combin¨® con Iniesta. Al chico de los goles de ¨²ltimo suspiro, al h¨¦roe en Stamford Bridge, el icono de Sud¨¢frica, se le fue la pelota por una u?a. Con Iniesta al frente, Alonso y Busquets imperiales en el eje, como los centrales y el resto, Pedro y Navas tambi¨¦n se arrimaron al gol. Ya no hab¨ªa pistas de Cristiano. Portugal estaba colgada del tendal de Pepe, excesivo en algunas jugadas (cordial y deportivo como nadie al final, en la derrota), pero un tit¨¢n, una barricada por s¨ª mismo. Sin remedio final, llegaron los penaltis. Y ah¨ª brind¨® esta selecci¨®n ganadora. Un himno a la felicidad para su hinchada. De eso se trata el f¨²tbol, nada m¨¢s. Y nada menos.
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