Bolt, pies de oro
El jamaicano Usain Bolt ya solo corre para alimentar su propia leyenda. El planeta contendr¨¢ la respiraci¨®n la noche del 5 de agosto para ver volar en menos de diez segundos al tres veces campe¨®n ol¨ªmpico y qu¨ªntuple campe¨®n mundial de atletismo.
Hace un par de meses, este era Usain Bolt ante la prensa europea. Una prolongaci¨®n del showman que convierte cada carrera de 100 metros, ni diez segundos sobre la pista, en un espect¨¢culo de varios minutos. Roma, 29 de mayo de 2012. A su espalda, una foto gigante suya m¨¢s alta que la realidad (mide m¨¢s de 1,90 metros).
Usain Bolt era hace un par de meses un ni?o que se parte oyendo la traducci¨®n al italiano de sus palabras, que se aburre y se pone a dar golpes r¨ªtmicos con las manos en la mesa como quien se deja llevar por una canci¨®n. Un ni?o que hace caras y gestos, muecas y miradas raras y sonr¨ªe satisfecho cuando oye las r¨¢fagas de los fot¨®grafos ante sus gestos. Un ni?o que las coge al vuelo, que sale como puede de las preguntas sin decir nada. Un hombre alto como los pinos de Roma y triste como las acacias de la autopista, hojas envenenadas de plomo y CO2. Un ni?o de 25 a?os al que le entra la risa floja cuando le preguntan si tiene miedo de lo que pueda hacer Blake o de lo que ha hecho Asafa. Que cuando le cuentan que Gatlin ha dicho que tenga mucho cuidado, que no ir¨¢ a Londres a por el bronce sino a por el oro, que la gente est¨¢ ya cansada del show Bolt y que quiere otra cosa, a ¨¦l mismo, permite que de su interior salga la vena de sprinter superior. ¡°No quiero parecer maleducado¡±, dice aguantando la carcajada. ¡°Pero Gatlin ya tuvo su oportunidad. Hay montones de atletas antes que ¨¦l, no podemos olvidarnos de Gay o Blake, as¨ª que tendr¨ªa que ganar a unos cuantos tipos antes de empezar a preocuparse por m¨ª¡±.
En Roma, hace dos meses, los periodistas, siempre pegados a lo ¨²ltimo, olvidamos que quien se exhib¨ªa ante ellos, Usain Bolt, triple campe¨®n ol¨ªmpico, qu¨ªntuple campe¨®n mundial, no solo era el hombre m¨¢s veloz de la historia, uno que hab¨ªa modificado brutalmente con sus marcas (9,58s en los 100 metros, 19s, en los 200 metros) la curva estad¨ªstica que refleja la tendencia de mejora, sino que tambi¨¦n ten¨ªa en su poder cinco de las mejores 10 marcas de todos los tiempos en 100 metros, seis en los 200 metros.
Lo ¨²ltimo hab¨ªa sido que en Ostrava (Rep¨²blica Checa) hab¨ªa ganado, s¨ª, pero no hab¨ªa bajado de 10s, todo un dato para alimentar las dudas. Como si olvid¨¢ramos que, nada m¨¢s ponerse a la venta, se agotaron las entradas en el estadio Ol¨ªmpico de Londres para la sesi¨®n en la que se disputar¨¢ la final de los 100 metros. Que el domingo 5 de agosto, a las 22.50 de Madrid, medio mundo contendr¨¢ la respiraci¨®n durante poco menos de 10 segundos. Esto no es una exageraci¨®n: 3.000 millones de espectadores le vieron ganar los 100 metros en Pek¨ªn. Por eso, Puma le firm¨® un contrato de 30 millones de euros por tres a?os. Bolt es el ¨²nico atleta que figura en el top 100 de Forbes entre los que m¨¢s ingresos percibieron en 2011. Es el 69?, con 20,3 millones de d¨®lares. Los otros ol¨ªmpicos que le acompa?an, todos por delante, o son tenistas ¨CFederer, Nadal, Djokovic, Sharapova, Li Na¨C o jugadores de la NBA (LeBron, Kobe, Durant¡).
Olvidamos as¨ª los periodistas preguntarle lo de siempre para obtener las respuestas de siempre (s¨ª, puedo ser el primero que baje a 9,40s en los 100 metros; s¨ª, puede que lo consiga en Londres; s¨ª, mi objetivo es convertirme en una leyenda, ser el primero que gana los 100 y los 200 metros en dos Juegos Ol¨ªmpicos consecutivos¡), y preguntamos por nuestras dudas. Las dudas t¨¦cnicas; las visitas al m¨¦dico del Bayern, Hans Wilhelm M¨¹ller-Wohlfahrt; el dolor de su espalda, machacada por la escoliosis; las malas salidas habituales; el miedo a Blake, ante el que hab¨ªa hecho salida nula en los ¨²ltimos Mundiales¡ ?l respondi¨® hablando de jet-lag, de dolor de est¨®mago, disculpas que nunca se le hab¨ªan escuchado a quien en los Juegos de Pek¨ªn confes¨® que su dieta para ganar el oro en los 100, en los 200 y en el relevo, con r¨¦cord mundial en los tres, hab¨ªa sido atiborrarse de alitas de pollo. Pero en Roma habl¨® otro Bolt: ¡°Lo de Ostrava se debi¨® a la falta de sue?o y a la mala comida. S¨¦ que las verduras son sanas, pero a m¨ª me gusta solo la comida basura. Ahora me esfuerzo por comer mejor¡±.
Dos d¨ªas despu¨¦s salta al estadio Ol¨ªmpico de Roma y corre como casi siempre, como un rel¨¢mpago. 9,76s. Las dudas desaparecen, vuelven los elogios, regresa la hip¨¦rbole, pero una peque?a sombra se mantiene: ?qui¨¦n es Bolt? Ricky Simms, un irland¨¦s del Ulster que lleva a decenas de atletas, es su m¨¢nager. Pero no es la persona que m¨¢s influye en Bolt. Aunque lo conozca como pocos, Bolt es inaccesible hasta para ¨¦l. ¡°Conoc¨ª a Usain en 2003, ten¨ªa 17 a?os y acababa de ganar el Mundial j¨²nior en Kingston. Era entonces el mayor talento joven del mundo, as¨ª que no fue una decisi¨®n dif¨ªcil el convertirme en su m¨¢nager. Usain ni es un ni?o ni act¨²a. Lo que se ve de ¨¦l en la tele es su propia realidad. Le gusta divertirse y hacer re¨ªr a la gente. Yo no dir¨ªa que se esconde detr¨¢s de una m¨¢scara: se comporta igual ante tres personas que ante tres millones¡±.
Para Simms, Bolt es una mina. Un mirlo blanco que solo necesita a alguien que programe sus actuaciones y que el resto del tiempo le deje en libertad. ¡°Claro que trato de influirle, pero la pose es un invento suyo, y bailar para los aficionados antes y despu¨¦s de las carreras¡ Las competiciones, su programa, lo decidimos entre su entrenador y yo. Y en lo que se refiere a los negocios y contratos, se deja aconsejar sobre lo que le conviene¡±.
¨C?Le gu¨ªa el dinero?
¨CUsain quiere convertirse en una leyenda, ese es su principal objetivo. Y ama Jamaica. No le veo viviendo en ninguna otra parte del mundo.
Otra v¨ªa que parece mucho m¨¢s prometedora, la de una ministra jamaicana, tambi¨¦n conduce a un callej¨®n sin salida. Por encima de todos, por encima de Dios incluso, est¨¢ Glen Mills, patr¨®n, padre, entrenador tanto de Bolt como de su enemigo Blake, que ha prohibido todas las entrevistas individuales en el a?o ol¨ªmpico para proteger a sus pimpollos. Hablar con Glen Mills, desconfiado cuando alguien se acerca a las instalaciones de la Universidad de Kingston donde est¨¢n las pistas en las que entrena a Bolt y a Blake, es como hablar con una pared. A cualquier pregunta solo contesta que todo va bien. De lo que hace a su pupilo ser diferente, nada.
Bolt solo habla con el mundo en conferencias de prensa o en actos promocionales de sus patrocinadores
Bolt solo habla con el mundo en conferencias de prensa o en actos promocionales de sus patrocinadores. Habl¨® ante las c¨¢maras de la CNN para promocionar la ¨²ltima ropa de Puma dise?ada para ¨¦l y para el equipo ol¨ªmpico jamaicano. ¡°La pose fue un regalo de Dios, que ¨¦l me inspir¨®, pero el origen est¨¢ en una pose de arquero. La copi¨¦ y la hice m¨ªa. ?Y funcion¨®! Me siento como el Michael Jordan del atletismo, de verdad¡±. Habla, claro, de la manera en que posa antes de agacharse sobre los tacos, despu¨¦s de ganar como casi siempre: el rayo.
Antes, la pose de los sprinters de los 100 metros era diferente. Un concurso de caras de chico malo, de miradas patibularias. ¡°Me cruc¨¦ con Gatlin el a?o pasado en Zagreb y de pronto vi que escup¨ªa un gran lapo en mi calle. Cuando lo hizo, supe que quer¨ªa intimidarme, y me pareci¨® realmente divertido. Es una de las cosas en las que ha cambiado el sprint a lo largo de los a?os¡±. Aquella carrera de Zagreb la gan¨® Bolt con 9,85s; Gatlin, exrecordman mundial que regresaba de una sanci¨®n de cuatro a?os por dopaje, fue sexto con 10,17s. Gatlin es de Brooklyn. Le entrena Dennis Mitchell, uno que dio positivo por testosterona y dijo que media docena de polvos y otras tantas cervezas ten¨ªan la culpa. Ha mejorado tanto desde el a?o pasado que gan¨® los trials estadounidenses por delante de Gay con una marca de 9,80, y seguramente ser¨¢ un gran rival de Bolt en Londres.
Bolt, nacido en la Jamaica rural, descendiente de esclavos, tiene su casa en un caos en las colinas que rodean Kingston, donde vive solo con su hermano Sadiki y su amigo N. J. ¡°La ¨²nica ley que les impongo: nunca me despert¨¦is pronto. Lo que m¨¢s me gusta de mi casa no es ni la piscina ni las pantallas enormes, sino los frutales del patio, que me recuerdan a mi infancia¡±. Esto se lo cuenta Bolt a un periodista de The Observer. ¡°Todos quieren echarme una carrera. Un d¨ªa me cruc¨¦ con Mickey Rourke en un club de Londres y echamos una carrera en la calle. Solo corro con ni?os, los adultos deber¨ªan crecer¡±.
Todo el mundo tiene talento, es lo que haces con tu talento lo que importa
No habla mucho fuera de la isla, m¨¢s bien nada, del otro Bolt, el que antes de la final del Mundial de Berl¨ªn 2009 acerca tanto su cara a la c¨¢mara que se pueden leer sus labios cuando dice: ¡°Gaza me seh¡±, los mandamientos de Gaza, que no es el territorio palestino, sino uno de los guetos de Kingston donde oficia Vybz Kartel, el rey del dancehall que compuso un himno a Bolt. Sus fiestas de disc-jockeys suelen acabar en tiroteo. De esta Jamaica no habla Bolt. Ni de sus accidentes de coche saliendo de madrugada de fiestas multitudinarias. ¡°La gente piensa que no me esfuerzo entrenando, que no trabajo, pero no es as¨ª. Trabajo mucho, y lo hago por mi padre, mi h¨¦roe, un hombre que se ha pasado la vida trabajando. Las primeras palabras que me dijo Glen Mills fueron: ¡®Todo el mundo tiene talento, es lo que haces con tu talento lo que importa¡¯. Siempre lo recordar¨¦¡±.
Frente a ¨¦l, a primeros de julio, creci¨® el prototipo contrario, el de Yohan Blake, callado, trabajador, loco por el domin¨®. Rival que priv¨® a Bolt el 29 de junio del orgullo de poder decir que era el hombre m¨¢s r¨¢pido de Jamaica al derrotarle en los campeonatos nacionales. Un chaval cuatro a?os m¨¢s joven, en cuya ambici¨®n y fuerza puede verse reflejado Bolt a s¨ª mismo. Al Bolt de antes de Pek¨ªn, antes de cambiar el mundo del atletismo. ¡°Rel¨¢jate, no te pongas nervioso¡±, dice a Blake antes de la carrera. Y despu¨¦s de perder. le abraza cari?oso. ?Es este el verdadero Bolt?
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