¡°Me gusta nadar a ciegas¡±

Michael Phelps trata de vislumbrar la verdad desde la ceguera. El mejor deportista de la historia de los Juegos Ol¨ªmpicos visualiza el estilo ideal de nataci¨®n todas las noches antes de irse a la cama, un riguroso ejercicio mental en el que se imagina c¨®mo se desliza y se mueve al ritmo de las olas por el agua a tiempo real, brazada a brazada, tratando de adivinar el ritmo secreto de la carrera perfecta. Todas las noches, Phelps nada en la oscuridad, y luego hace lo mismo en la piscina, nadando con los ojos vendados.

¡°Tengo unas gafas pintadas casi enteras con un Sharpie¡±, afirma. Un Sharpie es un rotulador negro: Phelps tiene que dejarse llevar por la intuici¨®n para calcular cu¨¢ndo tiene que impulsarse en la pared para dar la vuelta. ¡°Lo hacemos as¨ª para sentir realmente la brazada. Desde luego, es un poco raro, pero queremos estar preparados para cualquier cosa que pueda suceder. As¨ª no habr¨¢ nada que me descoloque¡±.

Esa t¨¦cnica de nataci¨®n es zen, pero tiene sus or¨ªgenes en unas preocupaciones de lo m¨¢s mundanas. En Pek¨ªn, Phelps vio c¨®mo su intento por conseguir ocho medallas de oro a punto estuvo de irse al traste cuando empezaron a llen¨¢rsele las gafas de agua en la final de 200m mariposa. Pero no cundi¨® el p¨¢nico: estaba preparado. Phelps no solo gan¨® la carrera, sino que adem¨¢s bati¨® el r¨¦cord del mundo. ¡°Si no me hubiera preparado para cualquier imprevisto, probablemente me habr¨ªa quedado flipado cuando se me empezaron a llenar las gafas de agua. Por eso nado a oscuras¡±.

Nada a oscuras, con unas gafas pintadas con un rotulador negro. Es una t¨¦cnica zen

Phelps empez¨® a visualizar su estilo ideal de nataci¨®n cuando ten¨ªa 12 a?os. Hab¨ªa empezado a nadar para su entregado y exigente entrenador, Bob Bowman, que quer¨ªa que su protegido encontrara la manera de controlar su exceso de energ¨ªa. Antes de acostarse, la madre de Phelps, Debbi, iba a su habitaci¨®n y le dec¨ªa que relajara una a una todas las partes del cuerpo hasta alcanzar un estado de meditaci¨®n. Y justo en ese punto Bowman le ordenaba que ¡°reprodujera el v¨ªdeo¡± en su cabeza.

Despu¨¦s de Pek¨ªn hab¨ªa dejado de ver esa pel¨ªcula. Se qued¨® sin motivaci¨®n para meterse en la piscina. Se pas¨®, seg¨²n sus propias palabras, ¡°tres a?os sin hacer gran cosa¡± antes de volver a centrarse el a?o pasado. Ahora ha retomado los ejercicios de anta?o, preparando su cuerpo y su mente para la batalla final en los Juegos Ol¨ªmpicos. Ahora en su mente est¨¢ proyect¨¢ndose otra pel¨ªcula: Phelps III, la ¨²ltima parte de una trilog¨ªa ¨¦pica, y sabe c¨®mo quiere que sea el final.

¡°Hasta el verano pasado no hac¨ªa muy a menudo lo de la visualizaci¨®n¡±, explica. ¡°Ahora le he vuelto a coger el tranquillo, a ver lo que quiero ver, lo que no quiero ver y lo que es posible que llegue a ver. Estoy intentando imagin¨¢rmelo todo, cualquier cosa que se me ocurra, para estar preparado pase lo que pase¡±. La memoria y la anticipaci¨®n se confunden. Phelps sabe lo que es tener ocho medallas de oro colgadas del cuello, y este a?o tratar¨¢ de ganar siete en Londres. El otro objetivo que tiene es acumular el mayor n¨²mero de medallas en la historia de los deportistas ol¨ªmpicos: actualmente posee 16, as¨ª que solo un estrepitoso fracaso podr¨ªa impedir que supere el palmar¨¦s de la gimnasta rusa Larisa Latynina, que consigui¨® 18.

Lo hacemos as¨ª para sentir realmente la brazada: no habr¨¢ nada que me descoloque¡±

Para la mayor¨ªa de los deportistas, tener esos objetivos ser¨ªa un signo de locura, pero Phelps no es un deportista normal y corriente. ¡°A lo largo de mi carrera nadie ha sido capaz de interponerse en mi camino. He tenido algunos altibajos, pero nadie me va a limitar en lo que hago. Voy a hacer lo que quiera cuando quiera. As¨ª he funcionado siempre: si quiero algo, voy y lo consigo¡±.

¡°Conf¨ªo en m¨ª mismo y estoy feliz. Este verano dec¨ªa que volv¨ªa a estar feliz, y llevaba mucho tiempo sin sentirme as¨ª. Me siento feliz en el agua. Probablemente est¨¦ haciendo cosas que no he querido hacer o que no he hecho en los ¨²ltimos tres a?os, ejercicios y series diferentes que antes dec¨ªa: ¡®Bob, no quiero hacerlo y no lo voy a hacer¡¯. Ahora simplemente lo acepto porque me he dado cuenta de que es lo que tengo que hacer para poder lograr mis objetivos¡±.

Al retomar antiguos m¨¦todos, ha vuelto a sus or¨ªgenes. Para prepararse para Pek¨ªn, Phelps y Bowman visitaron las instalaciones de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. Ahora ha vuelto a Meadowbrook, la piscina en la que empez¨® la historia de este nadador. Est¨¢ enclavada en Mount Washington, un pintoresco barrio residencial al norte de su ciudad natal, Baltimore. Est¨¢ bastante alejado de las viviendas de protecci¨®n oficial con una elevada tasa de homicidios que se han hecho famosas por la serie Bajo escucha.

¡°Bienvenido a Baltimore¡±, me dice el taxista sonriente. ¡°O mi preferida: Baltimorgue. Todos los que somos de aqu¨ª vivimos las series de la cadena HBO¡±.

No cabe duda de que este tipo de cosas atrae a gran cantidad de turistas, pero Baltimore no tiene mucho que ver. Es una ciudad obrera con la aspiraci¨®n que eso conlleva y con mucha industria. Phelps forma parte del tejido de la ciudad: todo el mundo tiene una historia de c¨®mo lo conoci¨® en un restaurante o en una tienda. En Meadowbrook, Phelps forma parte del mobiliario.

Es un lugar de entrenamiento nada pretencioso: los miembros del club de nataci¨®n pueden estar en la calle contigua a la del mejor nadador de la historia. Cuando voy a visitar el edificio, me encuentro con que est¨¢ lleno de ni?os escandalosos que entran y salen de la Escuela de Nataci¨®n Michael Phelps. Hay una piscina cubierta de 50 metros y otra al aire libre con las mismas dimensiones que se construy¨® all¨¢ por 1930. No es el lugar de entrenamiento que una persona asociar¨ªa con un deportista valorado en unos cinco millones de d¨®lares al a?o en publicidad.

No obstante, hay una pista; lo que pasa es que ahora mismo est¨¢ cubierta con una lona. Es lo que llaman una piscina infinita, un artilugio del tama?o de un jacuzzi que te echa agua como si fuera un molino acu¨¢tico. La que hay aqu¨ª la han adaptado para dar cabida a la incre¨ªble envergadura de Phelps cuando nada a mariposa, y le han puesto unos focos y un subwoofer para que pueda escuchar sus canciones favoritas de hip-hop mientras nada.

Terminar mi carrera tal y como yo quiero es m¨¢s importante que todo lo dem¨¢s¡±

Resguardado en otra esquina, en lo que parece una zona de almacenaje, hay un cenador enorme de madera como esos que est¨¢n llenos de macetas con plantas junto a centros de jardiner¨ªa. Este es el dojo, donde Phelps hace sus ejercicios en tierra. Decir que es sobrio es quedarse corto: las paredes est¨¢n hechas de lona impermeabilizada, hay pesas desperdigadas por el suelo y las vigas con forma de cruz se utilizan para hacer dominadas. En invierno tienen que traer calefactores.

¡°Se parece al lugar en el que entrenaba Rocky en Rocky IV, cuando se fue a Rusia¡±, comenta Phelps. ¡°Aqu¨ª es donde hacemos pesas todos los d¨ªas. Ha sido divertido entrenarme aqu¨ª estos ¨²ltimos a?os. Tenemos nuestro grupillo montado y nos encanta. Simplemente nos lo pasamos bien todos juntos¡±.

Para complementar este tel¨®n de fondo tan poco refinado, Keenan Robinson, el entrenador de Phelps en tierra, hace que sus compa?eros de entrenamiento y ¨¦l boxeen. ¡°Nos lanzamos pu?etazos y comentarios¡±, se?ala. ¡°Est¨¢ bien soltar golpes cortos. Nos divertimos y nos lo tomamos con tranquilidad. Solo somos cuatro o cinco, y nos lo pasamos bien¡±.

He podido presenciar lo que significa ¡°pas¨¢rselo bien¡±. Lo que para Phelps es un entrenamiento ¡°m¨¢s tranquilo¡± se parece a las torturas de la Inquisici¨®n. En un momento dado, Phelps estaba arrastrando un trineo met¨¢lico cargado de pesas por el muelle. En otro, estaba colgado de una barra met¨¢lica hasta que se le cay¨® la mano, llena de ampollas ensangrentadas.

Cuando me met¨ª en este deporte quer¨ªa hacer cosas que nadie hab¨ªa visto antes¡±

A Phelps le encanta este planteamiento poco tecnol¨®gico, que encaja a la perfecci¨®n con la arquitectura industrial de la ciudad, pero tambi¨¦n puede hacer uso de avanzados recursos de la ciencia del deporte. En el laboratorio de Under Armour, en el que tienen una actitud tan recelosa que solo puedes entrar con un esc¨¢ner vascular del dorso de la mano, un equipo de ingenieros adapta el atuendo de Phelps a la forma de su cuerpo, que es poco habitual: piernas cortas, torso largo y una envergadura que mide m¨¢s que ¨¦l de alto.

¡°Lo que s¨ª que me parece muy importante es el traje Recharge que me han confeccionado¡±, explica. Este traje comprime los m¨²sculos e impide que el cuerpo se hinche despu¨¦s de hacer ejercicio. ¡°La recuperaci¨®n es vital para m¨ª a medida que me he ido haciendo mayor. El traje me acompa?a all¨¢ donde voy, y cuando me entreno al m¨¢ximo, duermo con ¨¦l puesto. La parte superior de mi cuerpo se recupera con bastante rapidez, pero las piernas me duelen mucho, as¨ª que tengo que hacer todo lo posible para recuperarme m¨¢s deprisa¡±.

El entrenamiento ¡°al m¨¢ximo¡± tiene lugar en Colorado, a bastante altitud. ¡°Hace poco pas¨¦ tres semanas all¨ª y tuvo un gran impacto en el estado de mi entrenamiento. Lo ¨²nico que hacemos es ir a la piscina y al gimnasio, comer y dormir. Nada m¨¢s. No puedo decir que me encanta, pero disfruto de los efectos que tiene el entrenamiento en altitud. Es superaburrido, pero all¨ª hago un mont¨®n de cosas, y s¨¦ que es lo que tengo que hacer¡±.

Duerme con un traje a medida que comprime los m¨²sculos e impide que el cuerpo se hinche¡±

Phelps y Bowman hablan de estas sesiones como si fueran dep¨®sitos bancarios, una reserva de la que pueden echar mano luego, cuando llega la competici¨®n. ¡°Hice un dep¨®sito muy pero que muy grande¡±, asegura, y un peque?o escalofr¨ªo le recorre el cuerpo. Phelps va a tener que sacar hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo en los pr¨®ximos d¨ªas. Ryan Lochte ser¨¢ un rival extraordinario, una persona que ha surgido a la sombra de Phelps para convertirse en la estrella del equipo de nataci¨®n de EE UU.

En el Mundial de Shangh¨¢i del verano pasado, Lochte gan¨® a Phelps en dos categor¨ªas en las que iban a la par: 200m estilos individual y 200m libre. Y a ello le sum¨® una victoria holgada en 400m estilos individual en las pruebas de EE UU en Omaha para los Juegos Ol¨ªmpicos.

Phelps contraatac¨® ganando en 200m libre y 200m estilos individual en las pruebas, pero las derrotas de Shangh¨¢i han hecho mella. Phelps ha decidido no intentar defender el t¨ªtulo de 200m libre que gan¨® en Pek¨ªn para centrarse en ganar a Lochte en las carreras de estilos, lo que quiere decir que los dos titanes solo se encontrar¨¢n dos veces en la piscina este verano: hoy en los 400m estilos individual, y el 2 de agosto en 200m estilos. El mundo entero estar¨¢ atento a cada brazada.

Para Phelps, el recuerdo de sus derrotas en Shangh¨¢i y en Omaha le sirve como una gran fuente de motivaci¨®n. Cuando Ian Crocker le gan¨® en 100m mariposa en 2003, Phelps colg¨® un p¨®ster suyo en su habitaci¨®n a modo de recordatorio; cuando Ian Thorpe puso en duda su capacidad para ganar ocho medallas de oro en Pek¨ªn, Phelps recort¨® el art¨ªculo y lo peg¨® en su taquilla. Sin embargo, con Lochte, la rivalidad se entremezcla con la amistad.

¡°Cada cual hace las cosas a su manera, pero seguimos siendo amigos¡±, explica Phelps. ¡°Estoy seguro de que todos van a decir lo que quieran en p¨²blico. Eso no va a socavar nuestra amistad. Nos encanta competir. Hemos logrado sacar lo mejor de cada uno en estos ¨²ltimos a?os, y eso es lo que seguiremos haciendo este a?o¡±. ¡°Va a ser emocionante. Estoy deseando poder plantarle cara en lugar de fracasar, como sucedi¨® en el pasado¡±.

Dice eso porque, para Phelps, una medalla de plata en los Mundiales es un ¡°fracaso¡±. No es nada sentimental, algo que queda patente cuando habla de c¨®mo su antiguo rival, Thorpe, no logr¨® clasificarse para Londres. ¡°Cuando le¨ª lo que dijo acerca de que sent¨ªa que se iba a llevar una decepci¨®n, supe que no lo iba a conseguir¡±, se?ala. ¡°No tengo nada en contra de ¨¦l, pero cuando dices algo as¨ª, es como si te estuvieras rindiendo. Es una pena. Me habr¨ªa encantado poder volver a competir contra ¨¦l¡±.

Es aburrido, pero disfruto de los efectos del entrenamiento en altitud¡±

¡°Yo dir¨ªa que no se ha esforzado todo lo que pod¨ªa. Es de esos t¨ªos que tienen talento para estar all¨ª. Da igual que lleve siete a?os fuera del circuito. Tiene talento suficiente para saber lo que hace. Si hubiera querido esforzarse para lograrlo, lo habr¨ªa hecho. Simplemente es una pena verlo. Espero que est¨¦ contento y, si lo est¨¢, eso es lo que importa¡±.

Esta actitud intransigente dice mucho del propio Phelps y de c¨®mo quiere terminar su carrera. ¡°Creo que lo m¨¢s importante es que ahora siento todav¨ªa m¨¢s avidez¡±, comenta. ¡°Poder terminar mi carrera tal y como yo quiero es m¨¢s importante que todo lo dem¨¢s. S¨¦ que no voy a volver a vivir este momento en mi vida. No quiero estar pensando dentro de 20 a?os: ¡®?Qu¨¦ habr¨ªa pasado si hubiera hecho esto o lo otro?¡¯. Eso no lo quiero nunca. Estoy en un momento en el que quiero salir y pas¨¢rmelo bien¡±.

¡°Cuando me met¨ª en este deporte, quer¨ªa hacer cosas que nadie hab¨ªa visto antes en el mundo de la nataci¨®n. Est¨¢n los r¨¦cords y las medallas, pero si puedo repasar mi carrera mentalmente y decir que he hecho todo lo que quer¨ªa, no me importa nada ni nadie m¨¢s. Salir y hacer lo que pueda ese d¨ªa. Si puedo colgar el traje al final de mi carrera y estar contento de haber conseguido todo lo que quer¨ªa, lo dem¨¢s da igual¡±.

? The Telegraph. Traducci¨®n de News Clips.