La medalla de los an¨®nimos
Maialen Chourraut, orgullosa porque al fin el p¨²blico se ha interesado y vibrado con su deporte, otorga al pirag¨¹ismo espa?ol de aguas bravas el primer podio ol¨ªmpico de su historia
En la cinta transportadora que le eleva hacia la salida, hacia el momento sin retorno, Maialen Chourraut ya es una sola unidad con su embarcaci¨®n. Se muerde las u?as, mira sin mirar, y tambi¨¦n sin impaciencia, a su alrededor, deja la pala sobre la piragua, respira profundo. Espera el momento justo, el segundo en el que al borde del primer precipicio del canal, donde las aguas ya saltan y crean crestas de espuma, se convertir¨¢ ella tambi¨¦n, y su piragua, el armaz¨®n ligero y s¨®lido de fibra de carbono al que est¨¢ imposiblemente unida, en una gota de agua. Una gota de forma extra?a, larga como la piragua, m¨¢s de tres metros, alta como su tronco que se eleva esbelto y fuerte desde la cubierta y da vida al todo.
El oro se le fue a la guipuzcona por 97 cent¨¦simas; la plata, por 36"
Y hablar¨¢ entonces al agua, soy como t¨², soy t¨², contigo bajar¨¦ veloz, ir¨¦ d¨®nde t¨² vas, descender¨¦ hasta el remanso atravesando todas las puertas como una trucha hacia abajo, remontar¨¦ donde haya que remontar como un salm¨®n saltar¨ªn y feliz en sus d¨ªas de espuma. Y as¨ª, una mezcla incongruente de serenidad y adrenalina a punto de reventarla, como un golfista al agarrar el drive y otear en el horizonte el hoyo que le espera, se lanz¨® hacia la medalla la pirag¨¹ista de Lasarte.
As¨ª empez¨®, fluida, tremenda. M¨¢s lenta que la francesa Emilie Fer y que la adolescente australiana Jessica Fox, pero acelerando. En el segundo punto de control, tras la puerta 16 de 23, hab¨ªa reducido a 39 cent¨¦simas el m¨¢s de un segundo que perd¨ªa con Fer en el primer control; hab¨ªa adelantado adem¨¢s a la australiana, a esa Fox de 18 a?os, hija de un pirag¨¹ista brit¨¢nico, m¨²ltiple campe¨®n del mundo, y de una campeona francesa, que hab¨ªa empezado a palear antes de aprender a andar. La plata era suya, el oro podr¨ªa caer. ¡°Ha bajado al l¨ªmite¡±, dijo luego su entrenador, Xabier Etxaniz. Tan al l¨ªmite que llegada la puerta 21, un remonte que todas hacen clavando la pala, convirti¨¦ndola en punto de apoyo para mover el mundo, y haciendo girar la piragua sobre su propio eje, a Chourraut se le fue ligeramente la trayectoria, una nada pero suficiente; fue como si se deshiciera el agua, como si la corriente se hiciera la enemiga contra la que ten¨ªa que pelear, y as¨ª hizo, pele¨® para salvar el bronce.
El oro, para Fer, se le hab¨ªa ido por 97 cent¨¦simas, la plata, para Fox, por 36. ¡°Ha sido una bajada muy dura, muy dura¡±, dijo luego la medallista, quien pese al tiempo que ha pasado, pese a que ya se le ha calmado el pulso, a¨²n parece mantener su cuerpo de competici¨®n, de guerrera, que consiste, como ella tuitea, en ¡°respiraci¨®n profunda, manos sudorosas, mal humor, poco apetito¡±. ¡°Ten¨ªa arriba el viento de cara y las puertas se mov¨ªan mucho¡ En este deporte la regularidad es imposible, dependemos del agua¡±. Mira entonces su medalla, y exclama, ¡°qu¨¦ l¨¢stima que no es la de oro¡±. ¡°Pero es una medalla del equipo, no m¨ªa, es el trabajo de todos¡±.
Se transforma entonces Chourraut, de 29 a?os. Ya no es la ni?a que llev¨® la contraria a la playa de La Concha y en vez de saltar las olas con la tabla de surf, como todo el mundo, las desafiaba con la piragua; es ahora la mujer reivindicativa, la que proclama su derecho a la existencia m¨¢s all¨¢ de la invisibilidad de su deporte, que todo el mundo ha empezado a conocer y a sentir en cuatro d¨ªas de Londres. ¡°No es nada personal esta medalla, es de todos¡±, prosigue. ¡°Pero con ella la gente ver¨¢ que nuestro trabajo ten¨ªa sentido, valor, que hay mucha gente que trabaja mucho y nunca se les compensa. Antes era imposible salir en la tele. Este ciclo ol¨ªmpico, por si no se sab¨ªa, he tenido grand¨ªsimos resultados, he ganado todas las pruebas clasificatorias, aunque no las finales. Pero he ganado dos medallas mundiales y nadie lo hab¨ªa visto¡¡±.
"Con esta medalla la gente ver¨¢ que nuestro trabajo ten¨ªa sentido, valor¡±, dijo la palista
Es tan colectiva la medalla que la celebraci¨®n ser¨¢ tambi¨¦n colectiva. Si ganaba el oro hab¨ªa prometido Chourraut invitar a todo el equipo en el restaurante de Mart¨ªn Berasategi, al lado de su casa. ¡°Pero con el bronce, no s¨¦ qu¨¦ har¨¦¡±, dice. ¡°Aunque creo, o alguien me lo ha dicho, que el entrenador est¨¢ tan contento que nos invitar¨¢ a todos¡±. Y la celebraci¨®n no est¨¢ tan mal elegida para esta brava guipuzcoana que se define en su Twitter como ¡°amante de la buena mesa¡± y que acaba de dar al deporte espa?ol uno de esos impulsos que nunca se olvidar¨¢n.
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