La mujer despierta a Espa?a
Maialen Chourraut logra, en pirag¨¹ismo de aguas bravas, la segunda medalla espa?ola El deporte femenino ya suma el 25% de los podios espa?oles en su historia
Si Londres 2012 ya es de por s¨ª un reconocimiento universal a las deportistas, con participantes en todos los pa¨ªses por primera vez, tambi¨¦n es hora de que Espa?a reconozca como merecen a las suyas, que han tenido que vencer muchas resistencias hasta convertirse en lo que hoy mismo son: por ahora, las abanderadas espa?olas en estos Juegos. Al ¨¦xito de Mireia Belmonte ¡ªque hoy puede sumar en la final de 800¡ª se a?adi¨® ayer el de una donostiarra de 29 a?os, Maialen Chourraut, bronce en pirag¨¹ismo en aguas bravas.
Una deportista diplomada en Empresariales crecida al silencio de La Concha, que se esfuerza a diario sin otra recompensa popular que fiarlo todo a cuatro a?os vista, al escaparate de los Juegos, que, al menos por un d¨ªa, la ponen en el frontispicio. Pero Chourraut, como tantas otras, no necesita fachadas, su reto es interior, el que ha rumiado horas y horas a solas en la piragua. Y su ¨¦xito, como se apresur¨® a subrayar, es el de su gente, de los que la amparan tambi¨¦n de puntillas.
Con las dos medallas logradas en suelo ingl¨¦s, de las mujeres ya cuelgan el 25% las conseguidas por Espa?a en su historia (28 de 115, m¨¢s la que ganaron en el equipo mixto de doma en Atenas 2004). Un bot¨ªn extraordinario si se tiene en cuenta que provienen de un pa¨ªs cuyo tejido social en nada benefici¨® su incipiente calado en el deporte hasta muerto el dictador.
Desde Blanca Fern¨¢ndez-Ochoa y Miriam Blasco las deportistas han ido dejando huella por su fuerza de voluntad, por su casta sobre todo
Si la tenista inglesa Charlotte Cooper fue la primera mujer en lograr un t¨ªtulo ol¨ªmpico, en 1900, la irrupci¨®n de una espa?ola se retras¨® 24 a?os y fue un espejismo. La escritora y polifac¨¦tica deportista Lil¨ª ?lvarez ¡ªnacida en Roma y criada en Suiza, pero nacionalizada¡ª alcanz¨® los cuartos de final en los Juegos de Par¨ªs de 1924, pero no logr¨® despejar el camino de espigas y no tuvo continuidad. Solo algunos episodios aislados, como el de la inolvidable Mari Paz Corominas, que rompi¨® las cadenas del r¨¦gimen y sell¨® un hito en M¨¦xico 68, al ser la primera espa?ola en llegar a una final ol¨ªmpica: los 200 espalda.
Estranguladas por el rupestre deporte apadrinado por el franquismo, el primer podio femenino en unos Juegos de verano se demor¨® hasta Barcelona 92. Las mujeres no fueron ajenas a la explosi¨®n de j¨²bilo general y contribuyeron con ocho a las 22 medallas. El 31 de julio, la yudoca Miriam Blasco tuvo el primer honor. Unos meses antes, Blanca Fern¨¢ndez-Ochoa hab¨ªa sido bronce en el invierno de Albertville. Desde entonces, las deportistas han ido dejando huella por su fuerza de voluntad, por su casta sobre todo. En un pa¨ªs en el que ha prevalecido el monocultivo del f¨²tbol y en el que desde alg¨²n sector a¨²n mira de soslayo al deporte femenino, son muchas las que han hecho cumbre frente a rivales de naciones con mucha m¨¢s tradici¨®n en las que el deporte hace d¨¦cadas y d¨¦cadas que no tiene sexo. El andamiaje del deporte femenino espa?ol a¨²n es d¨¦bil, pero con la fascinante Arantxa S¨¢nchez Vicario como s¨ªmbolo de que no hay imposibles, poco a poco las espa?olas han abierto un sendero maravilloso: Joane Somarriba, Edurne Pasaban, Amaya Valdemoro, Conchita Mart¨ªnez, Isabel Fern¨¢ndez, Gemma Mengual¡ Hoy, por fortuna, el cat¨¢logo es amplio y, pese al poco sost¨¦n estructural y financiero, crece y crece. De entre las 114 mujeres (por 168 hombres) que tiene Espa?a en Londres, han surgido las dos grandes alegr¨ªas: Mireia y Maialen. Y faltan Marina Alabau, Andrea Aguilar y sus compa?eras de la sincronizada, algunas regatistas m¨¢s¡ Una noticia excelente en los Juegos que m¨¢s se han acercado a la igualdad. En los Juegos de Wojdan Shaherkani, la yudoca saud¨ª con hiyab adaptado, y la tiradora catar¨ª Bahya Mansour.
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