Un zarpazo hist¨®rico
Belmonte, de menos a m¨¢s, siempre estuvo en el punto justo de la carrera para reservar fuerzas para el final
La aparici¨®n inesperada de un genio de la nataci¨®n, una ni?a estadounidense de 15 a?os que se entrena en un club sin apenas tradici¨®n de Maryland, impidi¨® a Mireia Belmonte ser campeona ol¨ªmpica de los 800 metros. La espa?ola cumpli¨® con el plan previsto. Ejecut¨® punto por punto las indicaciones de su entrenador, Fred Vergnoux, para perseguir a las favoritas desde una distancia de unos dos o tres metros. Ni tan lejos ni tan cerca. En el punto justo para reservarse algo de fuerza y dar el zarpazo final en los ¨²ltimos 200 metros. Esto es lo que hizo Mireia. Primero rebas¨® a Lotte Friis, la experta danesa, bronce en Pek¨ªn. Luego super¨® a la favorita, la hero¨ªna brit¨¢nica, la campeona vigente, Rebecca Adlington. Si no se colg¨® el oro fue porque el destino le reservaba un lugar providencial a una muchachita de rostro severo que tiene toda la pinta de convertirse en la heredera de Janet Evans. La estadounidense Katie Ledecky hizo algo que s¨®lo est¨¢ al alcance de las leyendas de este deporte. Mand¨® desde la salida, a ritmo de r¨¦cord mundial, golpe a golpe, sin piedad, durante ocho largos minutos. No concedi¨® un respiro. Puso la mano en la ¨²ltima pared en un tiempo de 8 minutos 14,63 segundos. La segunda mejor marca de todos los tiempos. Mireia la sigui¨® con 8m18,76s. Adlington sufri¨® para subirse al podio: 8m20,32s.
La falta de rodaje en esta prueba la llenaba de dudas respecto a si podr¨ªa resistir
Espa?a nunca tuvo una nadadora tan completa como Mireia. Pero una cosa era el potencial y otra la puesta en pr¨¢ctica. Un dato sirve para medir el alcance de sus posibilidades: cada vez que ha recortado su mejor marca personal en Londres ha conseguido una plata. Para lograr la segunda debi¨® bajar sus mejores parciales para mantenerse en competici¨®n. Nunca antes hab¨ªa bajado de 4m11s minutos al pasar por los 400 metros. Tuvo que empezar m¨¢s fuerte que nunca para evitar que las otras nadadoras le sacaran una distancia insalvable. Seg¨²n los c¨¢lculos de Vergnoux, este umbral no pod¨ªa superar los tres segundos, equivalentes a unos diez metros. Para conseguirlo, era preciso que llegara al ecuador de la carrera por debajo de 4m11s minutos. La espa?ola obedeci¨® con creces haciendo un parcial de 4m8s. Por delante avanzaron cuatro nadadoras: Ledecky (4m4s), Adlington (4m5s), Friis (4,6), y Boyle (4m7s).
Como en el ciclismo, las escapadas procuraron abrir un hueco suficientemente grande para obligar al pelot¨®n a extenuarse en la persecuci¨®n. Era un modo de descartar amenazas para la llegada. Mireia las dej¨® hacer. En el paso por los 600 metros la espa?ola iba cuarta. Entre los 650 y los 700 comenz¨® a acelerar paulatinamente. Boyle cedi¨®. Luego dej¨® atr¨¢s a Friis. Despu¨¦s fue a por Adlington. La inglesa de Nottingham es una verdadera instituci¨®n del fondo y un personaje querido en su pa¨ªs. Su aire de muchacha de provincias, su tes¨®n, su amor por el deporte, le han valido el afecto de la gente. Las gradas clamaron para darle ¨¢nimos en esos momentos de padecimiento. Cuando Miriea apareci¨® desde atr¨¢s como un depredador emboscado. No hubo manera de que nadie le recortara los cent¨ªmetros que iba conquistando con cada brazada.
Ahora no s¨¦ ni c¨®mo me siento. No s¨¦ expresarlo¡± Mireia Belmonte
Mireia actu¨® con un valor admirable. Carec¨ªa de la suficiente experiencia en la prueba, que no hab¨ªa nadado ni en Juegos ni en Mundiales. S¨®lo pod¨ªa orientarse por referencias de competiciones alejadas de los puntos calientes de la temporada. La informaci¨®n de que gozaba era, en buena medida, teor¨ªa basada en las marcas que lograba en los entrenamientos y en las citas de piscina corta. Vergnoux hizo un excelente trabajo de c¨¢lculo. Luego le correspondi¨® a la nadadora dar el paso hacia el vac¨ªo. Lo hizo intern¨¢ndose en un territorio desconocido para su cuerpo. La falta de rodaje en esta prueba la llenaba de dudas respecto a su capacidad para resistir un ritmo alto desde el principio y tener suficiente reserva para atacar al final. Pero se atrevi¨®. Tuvo el coraje necesario para aguantar desde la calle seis, desde donde vigi¨® a sus adversarias mientras esper¨® a comenzar a acelerar. En los ¨²ltimos 300 metros, poco a poco, primero empujando con los brazos y luego batiendo piernas para quemar los ¨²ltimos cartuchos, descubri¨® que all¨ª, en su interior, hab¨ªa un yacimiento tan grande como el que hab¨ªa so?ado. Una mina de energ¨ªa que explot¨® para que la empujara hacia la plata en 8m18s minutos, la s¨¦ptima mejor marca de siempre para la mejor nadadora espa?ola que ha existido.
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