La madurez de Marc Gasol
Nada fue f¨¢cil en su infancia. El ¨¦xito de su hermano Pau en la NBA le hizo esforzarse mucho m¨¢s. Tras a?os de dedicaci¨®n y entrenamiento, el p¨ªvot de los Grizzlies ha hecho del baloncesto un traje a su medida
Nada ha sido f¨¢cil para Marc Gasol, hermano de un n¨²mero uno como Pau, con problemas de obesidad en su adolescencia y al que muchos equipos relegaron no hace mucho tiempo. A base de tenacidad y pulir su talento ha conseguido, a sus 27 a?os, el estatus de estrella de la NBA y ser reconocido como una pieza b¨¢sica en la selecci¨®n espa?ola de baloncesto.
Agust¨ª compr¨® cuatro entradas, por las que pag¨® 4.000 pesetas, y junto a su mujer, Marisa, y los dos ni?os, se desplaz¨® desde Sant Boi hasta el Pabell¨®n Ol¨ªmpico de Badalona en el coche familiar, un Volkswagen Passat. El mayor ten¨ªa 12 a?os reci¨¦n cumplidos y se llamaba Pau; el menor ten¨ªa siete y se llamaba Marc. Corr¨ªa el verano de 1992 y Barcelona estaba en plena ebullici¨®n ol¨ªmpica. No pudieron ver el partido porque las entradas para el Dream Team, el mejor equipo de baloncesto de todos los tiempos, se adjudicaron por sorteo y no estuvieron entre los afortunados. Veinte a?os despu¨¦s, aquel par de chavales, los Gasol, est¨¢n entre la flor y nata del baloncesto, la NBA, y forman la imponente pareja de torres de una selecci¨®n espa?ola que se ha convertido en una de las m¨¢s potentes del mundo.
Cuando en el verano de 2001 Pau se visti¨® con el ¨²nico traje que ten¨ªa entonces, el que le hab¨ªa suministrado su equipo, el Barcelona, y se fue a Nueva York para ser elegido en el tercer puesto del draft, Marc era un adolescente pasado de peso que cogi¨® los trastos y se traslad¨® con toda su familia a Estados Unidos para acompa?ar en su aventura americana al hermano mayor. Por entonces nadie apostaba un euro por que fuera capaz de llegarle a las suelas de la zapatilla de su hermano. Y s¨ª, Pau es mucho Pau, el l¨ªder de la selecci¨®n, el jugador que ha roto todas las barreras en el baloncesto espa?ol, el que ha ganado dos anillos de campe¨®n con los Lakers, pero en 2012 Marc se ha consolidado como una aut¨¦ntica figura, un puntal en los Grizzlies de Memphis y una estrella de la liga hasta el punto de que ha sido designado All Star, una distinci¨®n equivalente, salvando las distancias, a un Oscar para un actor.
Marc guarda en la mesita de noche de su nueva casa en Castelldefels (Barcelona), donde vive cuando no reside en Memphis, la medalla de plata que logr¨® con la selecci¨®n espa?ola hace cuatro a?os en Pek¨ªn. ¡°La tengo en una cajita que me compr¨¦ en China. Las tengo bastante desperdigadas. La del Mundial de Jap¨®n (oro en 2006), en un sitio; las de los Europeos (oros en 2009 y 2011), en otro¡¡±, explica. El proceso para llegar a la ¨¦lite, mete¨®rico en el caso de Pau, fue mucho m¨¢s lento y dif¨ªcil en el de Marc. ¡°F¨ªsicamente era una casta?ita. Todos eran m¨¢s r¨¢pidos que yo. Me form¨¦ m¨¢s tarde. Ten¨ªa que ser m¨¢s inteligente, m¨¢s putilla, utilizar las fintas y tirar cuando pod¨ªa¡±, explica. En 2003 regres¨® a Barcelona para jugar en el Bar?a, el equipo en que se form¨® tras su paso por la escuela Llor de Sant Boi. La familia segu¨ªa en Memphis. Vivi¨® durante un a?o en La Mas¨ªa, la residencia de las promesas del Bar?a de f¨²tbol y algunas de baloncesto. Su carrera dio un giro definitivo cuando entr¨® a formar parte de la selecci¨®n espa?ola que gan¨® el Mundial en 2006. Amold¨® su cuerpo a las exigencias de la alta competici¨®n. Logr¨® perder hasta 30 kilos y se qued¨® en los 120, paso ineludible para mover con soltura sus 2,16 metros de altura, tres cent¨ªmetros m¨¢s que su hermano seg¨²n la web oficial de la NBA. Fich¨® por dos a?os en un equipo emergente, el Akasvayu Girona. All¨ª cambiaron por completo sus h¨¢bitos alimentarios, se aficion¨® al arroz, a las verduras, al pescado¡
Durante el verano de 2008, poco antes de embarcarse para la NBA con los Grizzlies de Memphis, disput¨® los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn. ¡°Fue maravilloso vivir aquella experiencia. Recuerdo el d¨ªa del desfile en la ceremonia de inauguraci¨®n, hac¨ªa tanto calor y humedad que el traje rojo desti?¨®. Un desastre. No hab¨ªa sentido una impresi¨®n tan grande como la que not¨¦ al entrar en la pista de atletismo¡±. La convivencia en la Villa Ol¨ªmpica le trae a Marc recuerdos imborrables. ¡°Coger el carrito de golf e ir a ver a jugar a Rafa [Nadal] o a Federer¡ Convivir con la selecci¨®n de balonmano¡ Era una manera de vivir y de ver el deporte desde otra perspectiva¡±.
El hecho de encaramarse a un podio siempre ha marcado a Marc Gasol, pero sus emociones han sido m¨¢s intensas a prop¨®sito de su experiencia como colaborador del hospital St. Jude Children¡¯s Research de Memphis, dedicado al tratamiento e investigaci¨®n del c¨¢ncer infantil. ¡°He tenido la oportunidad de vivir historias muy duras. Estar jugando con una ni?a durante dos meses, que venga a verte a los partidos y que de repente se vaya. Te da otra perspectiva de la vida¡±.
Marc puede presumir del oro en un Mundial y en dos Europeos, una plata ol¨ªmpica, una Liga con el Barcelona, una Eurocopa de la FIBA con el Girona, dos veces en los playoffs de la NBA con los Grizzlies de Memphis y una vez All Star. ¡°Nadie nos puede exigir que ganemos, pero s¨ª que nos entreguemos al m¨¢ximo. Eso s¨ª, a veces¡ El a?o pasado acab¨¢bamos de ganar el Europeo y nada m¨¢s llegar al t¨²nel de vestuarios ya nos estaban preguntado: ¡®Y el a?o que viene, ?qu¨¦?¡¯ ?Nos acababan de poner la medalla, nueva de trinca, todav¨ªa ni le hab¨ªamos quitado la etiqueta! As¨ª es nuestra sociedad, muy exigente. Los deportistas tenemos varias tareas y una de ellas es hacer que la gente que nos sigue desde casa pueda sentirse orgullosa de nosotros. Luego puedes ganar o perder, pero que la gente vea reflejados sus valores y su entrega en ti, eso es lo m¨¢ximo. No puede haber mayor recompensa¡±. En Londres, Marc afronta el reto de alcanzar su segunda medalla ol¨ªmpica y, como muchos aficionados, anhela la posibilidad de otra final entre Estados Unidos y Espa?a, como en Pek¨ªn. ¡°Ellos cuentan con muchos jugadores de alt¨ªsimo nivel. Les tenemos mucho respeto, pero nunca me he sentido intimidado, nunca¡±. Ni cuando era un mocoso y se peleaba con su hermano Pau en la canasta de la casa de sus abuelos en Sant Boi.
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