Historias de campeones
La vida les golpe¨® duramente, pero no logr¨® derrotarles. De la batalla por conquistar la normalidad han salido fortalecidos. Cuatro de los deportistas que compiten en los Juegos Paral¨ªmpicos de Londres cuentan su historia
Dice Loida Zabala que no hay nada como la ceremonia inaugural de unos Juegos. Nada como ese momento, cuando sales del t¨²nel y te envuelven las luces, los aplausos, el griter¨ªo ensordecedor del estadio. ¡°Para un deportista es lo m¨¢s grande¡±. Loida sinti¨® esa emoci¨®n en Pek¨ªn, su puesta de largo deportiva. Y sue?a con revivirla en la apertura de los Juegos Paral¨ªmpicos de Londres, el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, en los que tambi¨¦n compite. Salir de las sombras a la luz, del silencio a los aplausos entusiastas, podr¨ªa ser tambi¨¦n una met¨¢fora de su vida. La de la ni?a que vio truncada su infancia por una enfermedad que la dej¨® en silla de ruedas y pas¨® a ser a los 25 a?os una estrella del deporte paral¨ªmpico.
Loida, que levanta hasta 100 kilos de peso, es una de los 127 deportistas con discapacidad que competir¨¢n bajo la bandera de Espa?a en las Paralimpiadas de Londres, entre el 29 de agosto y el 9 de septiembre. Y est¨¢ dispuesta a luchar por subirse al podio, aunque la halterofilia paral¨ªmpica femenina est¨¢ dominada por las nigerianas. ¡°En Pek¨ªn qued¨¦ s¨¦ptima, ahora aspiro por lo menos a la cuarta plaza¡±, dice.
Para ella, como para el resto de la expedici¨®n, estar en estos Juegos es la realizaci¨®n de un sue?o. Y la demostraci¨®n de que los golpes del destino no les han arrebatado su puesto en la sociedad. De que pueden dar espect¨¢culo de alto nivel en un estadio, alcanzar metas y r¨¦cords deportivos. Y de que su vida, pese a todo, puede ser tan plena y satisfactoria como la de cualquiera.
Loida Zabala competir¨¢ en halterofilia: ¡°Llevo una vida en¨¦rgica y me siento bien por dentro y por fuera¡±
¡°Hay cosas que por razones f¨ªsicas no podemos hacer, pero yo dedico las mismas horas que los ol¨ªmpicos a entrenarme¡±, dice Carlos Soler, malague?o, ¨²nico espa?ol clasificado en esgrima (contando paral¨ªmpicos y ol¨ªmpicos), que lleva 22 a?os en una silla de ruedas. La misma intensidad pone C¨¦sar Neira en pedalear sobre la bicicleta, deporte al que volvi¨® tras una ca¨ªda que casi le cuesta la vida y que le ha dejado de recuerdo dos placas de titanio en el cerebro. O Jos¨¦ Manuel Mar¨ªn, minusv¨¢lido desde los 18 a?os por un fatal accidente laboral, que se ha convertido en un maestro del tiro con arco.
En Londres se alojan todos en la misma villa que acaban de desocupar los deportistas ol¨ªmpicos, mod¨¦lica por su accesibilidad. Acogidos por una expectaci¨®n que est¨¢ a a?os luz de la timidez medi¨¢tica de los primeros Juegos para deportistas con discapacidad, que se celebraron en Roma en 1960. Y es que el mundo ha cambiado mucho desde los tiempos en los que una minusval¨ªa era un pasaporte para la marginaci¨®n social absoluta. Ahora pueden llevar vidas independientes. ¡°Si no fuera por las escaleras, no necesitar¨ªa ninguna ayuda¡±, dice Loida Zabala, que vive sola y que descubri¨® hace tiempo ¡°que las piernas no son necesarias para ser feliz¡±.
Su carrera deportiva comenz¨® a los 11 a?os y en las circunstancias m¨¢s tr¨¢gicas. Un ma?ana se despert¨® con un fuerte dolor de piernas; con el paso de los d¨ªas, el dolor fue a m¨¢s, y su movilidad, a menos. De pronto, no pod¨ªa doblar las rodillas. Finalmente, le fue imposible mover las piernas. Despu¨¦s de un largo peregrinaje por consultas m¨¦dicas y hospitales, en el de parapl¨¦jicos de Toledo le dieron el veredicto definitivo. Padec¨ªa mielitis trasversa, una inflamaci¨®n de la m¨¦dula espinal que en el plazo de tres meses la dej¨® inv¨¢lida.
¡°En el hospital de Toledo me dieron mi primera silla de ruedas. Pero era maravilloso poder salir a la calle, sentir la brisa en la cara¡±, recuerda. Lo ¨²nico insoportable fueron los dolores f¨ªsicos. ¡°En el aspecto psicol¨®gico no sufr¨ª. Ahora me doy cuenta de que para mis padres, tener una hija as¨ª, en el hospital, debi¨® de ser muy duro¡±. Loida es extreme?a y se crio en Losar de la Vera, un pueblo de unos 3.000 habitantes, donde ha vivido hasta los 19 a?os. A partir de esa edad, la halterofilia, que hab¨ªa empezado a practicar en su rehabilitaci¨®n, la empuj¨® a marcharse. Su preparador, Lodario Ram¨®n, vive en Oviedo. Al principio, le mandaba los entrenamientos por correo. ¡°Hasta que un d¨ªa me dijo: ¡®Si quieres mejorar, tienes que venir a Oviedo¡¯. Y me vine a la aventura¡±.
Iniciar una vida nueva en una ciudad desconocida, buscar casa, trabajo y compa?¨ªa desde una silla de ruedas, no parece empresa sencilla. ¡°Al principio fue durillo, hasta que empec¨¦ a conocer gente. Eso es algo que te llena por dentro. Me di cuenta adem¨¢s de lo sociable que era¡±, cuenta Loida. En el plazo de seis a?os ha logrado integrarse totalmente. Trabaja como administrativa en una empresa de Llanera, a media hora de Oviedo, un trayecto que hace en su coche. Y el resto de su tiempo h¨¢bil lo emplea en los duros entrenamientos ¡ªcinco o seis horas diarias trabajando con las pesas¡ª y en jugar a la consola o hablar por tel¨¦fono con la familia. Loida cuenta que acaba de romper con su novio, aunque no parece especialmente afectada. ¡°He roto yo, y son cosas que se superan¡±. Es una chica atractiva, de grandes ojos claros y melena casta?a, pero detr¨¢s de ese aspecto suave hay una apasionada de los zombis, que colecciona calaveras. ¡°Soy un poco siniestrilla, lo reconozco. De peque?a ve¨ªa pel¨ªculas de terror con mi padre, y eso me ha marcado¡±.
Carlos Soler, esgrimista, participar¨¢ en sus cuartos Juegos: ¡°Empec¨¦ a probar deportes en el hospital de parapl¨¦jicos¡±
Loida est¨¢ contenta con lo conseguido. ¡°Por suerte o por insistencia, he seguido el camino que quer¨ªa¡±, dice. Y en parte ha sido gracias a las pesas. ¡°Me han dado fuerza. Puedo ir a cualquier sitio sin cansarme pr¨¢cticamente. Llevo una vida en¨¦rgica, me siento bien por fuera y por dentro¡±. Y si nada se tuerce, aspira a ser campeona de halterofilia a sus 30 o 35 a?os, porque llegar a la cima en este deporte requiere a?os.
La fuerza se adquiere con el tiempo. Tambi¨¦n el equilibrio, la disciplina y la concentraci¨®n que exige el tiro con arco que practica Jos¨¦ Manuel Mar¨ªn. Otro deporte ¡°muy longevo¡±, como dice Mar¨ªn, que naci¨® en Adra (Almer¨ªa) hace 41 a?os. Porque los a?os dan madurez. ¡°Se es menos impaciente, y eso es muy importante en esta disciplina¡±. Para ¨¦l, el tiro con arco ha sido una ayuda impagable, que le ha exigido dedicaci¨®n completa, y ha borrado las huellas de una herida muy profunda y dolorosa de la que no quiere hablar mucho.
Ten¨ªa 18 a?os y trabajaba en el trazado de la autov¨ªa entre Guadix y Baza cuando hubo un desprendimiento de tierras que le alcanz¨® de lleno. Un segundo fatal que rompi¨® su vida. ¡°El mundo se te cae encima. El futuro se nubla por completo¡±, cuenta Mar¨ªn, con su suave acento sure?o. Aunque ha sido capaz de reconstruirla. Se cas¨®, tiene una hija de casi siete a?os y vive del deporte y de su pensi¨®n de invalidez, instalado en Roquetas de Mar (Almer¨ªa), sin m¨¢s obsesi¨®n que su familia y el arco. La experiencia del tiro ha sido muy importante. ¡°Me ha ayudado much¨ªsimo a superar esa situaci¨®n¡±. Cuando se pone el peto, coloca una flecha en el arco y mira al blanco, sentado en su silla de ruedas, se produce un reajuste completo de su cuerpo, de su vida. ¡°En esta especialidad no se trata de pensar¡±, explica. ¡°La cabeza tiene que estar despejada, la mente libre, dispuesta a ejecutar lo que se ha ensayado muchas veces. La concentraci¨®n tiene que ser m¨¢xima. Exige mucha disciplina¡±.
Antes del accidente, hab¨ªa practicado algo de tiro con pistola, pero despu¨¦s se decidi¨® por el tiro con arco. ¡°Empec¨¦ como aficionado en 1996, en el hospital de Barcelona donde estaba ingresado. En 2001 ya iba en serio¡±. Y piensa seguir en ello muchos a?os m¨¢s. Con entrenamientos de cinco o seis horas diarias, como los que ha mantenido con vistas a Londres. Mar¨ªn ya sabe lo que le espera. Estuvo en Atenas, en 2004, y en Pek¨ªn, en 2008. ¡°Atenas fue para m¨ª algo muy grande. El resultado no fue malo. No recuerdo si qued¨¦ el decimocuarto. Adquir¨ª experiencia. En Pek¨ªn competimos por equipos y conseguimos un diploma. A Londres voy a intentar hacerlo lo mejor posible. Voy a vender cara mi piel¡±. Sospecha que los surcoreanos acaparar¨¢n los primeros puestos como casi siempre. ¡°En Corea del Sur, el tiro con arco es un deporte nacional, como aqu¨ª el f¨²tbol¡±.
La hora de la verdad le llegar¨¢ a Mar¨ªn el 30 y el 31 de agosto, cuando compiten los arqueros. Carlos Soler, clasificado en esgrima, tendr¨¢ que esperar hasta el 6 de septiembre, a las once de la ma?ana, para saber si la suerte le sonr¨ªe en Londres. ¡°Vamos a ver qu¨¦ pasa. Hemos entrenado mucho. Son los Juegos Paral¨ªmpicos a los que voy con mayor ilusi¨®n. Pero, claro, hasta que no llegue el momento no s¨¦ c¨®mo me encontrar¨¦¡±, dice.
C¨¦sar Neira, ciclista, gan¨® dos medallas en Pek¨ªn, un bronce en persecuci¨®n y un oro en contrarreloj. Adem¨¢s de un oro en ruta en el Mundial de 2010.
Soler, malague?o de 40 a?os, muestra gran seguridad con el sable en la mano, sentado en su silla de ruedas. Es un tipo moreno, de facciones regulares, m¨¢s bien corpulento. Un hombre satisfecho de s¨ª mismo, feliz. Deportista mimado en su M¨¢laga natal, donde vive, y donde ha conseguido dos patrocinadores. Est¨¢ casado y es padre de familia numerosa. ¡°Tengo tres hijos, dos mellizos, ni?a y ni?o, de tres a?os, y un ni?o de ocho a?os¡±. Oy¨¦ndole, queda claro que la paraplejia no ha arruinado su vida. ¡°No tuve ning¨²n problema, no tom¨¦ el deporte como forma de evadirme, en absoluto. Siempre he hecho deporte y lo practico porque me gusta¡±. Por tremendo que sea lo que le ocurri¨®, est¨¢ asumido y superado.
Fue un d¨ªa fat¨ªdico de 1990. ¡°Estaba haciendo la mili en Antequera. En la base nos quedamos sin luz y me sub¨ª a cambiar un fusible a una torre de electricidad, pero me dio un calambrazo tremendo y me ca¨ª al suelo desde una altura de 13 metros¡±. Entonces las medidas de seguridad brillaban por su ausencia y Carlos se vio de la noche a la ma?ana en una silla de ruedas. ¡°Me ingresaron en el hospital de parapl¨¦jicos de Toledo, y all¨ª prob¨¦ algunos deportes en la rehabilitaci¨®n. Empec¨¦ con el baloncesto, pero me ca¨ª seis o siete veces de la silla y llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que no era lo m¨ªo¡±.
La Federaci¨®n de M¨¢laga le propuso la esgrima como alternativa y a ¨¦l le gust¨®. En el plazo de unos meses particip¨® en la primera prueba de la disciplina, en Pisa (Italia). Desde entonces, ha sido un asiduo de todas las competiciones, con excepci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Sidney, a los que no asisti¨® por problemas administrativos. ¡°Estuve en los Juegos de Atlanta, en 1996, donde qued¨¦ sexto, y en Atenas 2004, donde tambi¨¦n consegu¨ª diploma, igual que en Pek¨ªn, en 2008¡±. Ahora espera superarse en Londres, adonde llega tras una intensa preparaci¨®n, acompa?ado por su maestro, Antonio Marzal. Y donde solo tendr¨¢ una oportunidad, un d¨ªa, una hora.
C¨¦sar Neira, en cambio, tendr¨¢ cuatro ocasiones de lucirse con su bicicleta y subir al podio. ¡°Participo en pruebas los d¨ªas 1, 2, 5 y 6 de septiembre¡±, cuenta desde su casa en Cadalso de los Vidrios, un pueblo de la Comunidad de Madrid, a unos 80 kil¨®metros al suroeste de la capital, donde naci¨® hace 32 a?os. ¡°Aqu¨ª me cas¨¦, me compr¨¦ una parcelita y me hice mi casa, donde vivo con mi mujer y mis dos ni?os, de 12 y de 3 a?os¡±. El mayor hab¨ªa nacido ya cuando C¨¦sar, que trabajaba como artillero en una mina de granito a cielo abierto cerca del pueblo, sufri¨® un accidente que estuvo a punto de matarle.
Lo que hab¨ªa empezado como un d¨ªa rutinario acab¨® en pesadilla cuando explot¨® de pronto el calder¨ªn de aire comprimido que manipulaba. La fuerza de los ocho kilos de presi¨®n le arroj¨® al suelo desde lo alto de un talud de unos siete metros. El impacto fue tremendo y hubo que operarle poco menos que a vida o muerte. Los m¨¦dicos tuvieron que colocarle dos placas de titanio en el cerebro, pero se salv¨®. Con graves secuelas. ¡°Fue muy duro. Puedo decir que volv¨ª a nacer despu¨¦s de aquello. Perd¨ª el habla, y la memoria. Lo olvid¨¦ absolutamente todo. Tuve que volver a aprender a andar. La rehabilitaci¨®n fue dur¨ªsima. Pero me he ido recuperando con mucho esfuerzo. Con logopedas, con psic¨®logos¡±.
Si antes del accidente hab¨ªa practicado con la bicicleta de monta?a, despu¨¦s se especializ¨® en ruta, y en contrarreloj. Correr en bici se revel¨® como una fabulosa terapia, adem¨¢s de proporcionarle grandes ¨¦xitos. Neira gan¨® dos medallas en Pek¨ªn, un bronce en persecuci¨®n y un oro en contrarreloj. Adem¨¢s de un oro en ruta en el Mundial de 2010. ¡°Me gustar¨ªa volver a ganarlo todo, pero habr¨¢ que ver¡±. Su cerebro, a veces, le da alg¨²n susto. ¡°Tuve una reca¨ªda, con ataques epil¨¦pticos cerebrales que provocan dolores de cabeza¡±. Pero ha seguido entren¨¢ndose. El ciclismo es su vida. ¡°Soy un deportista profesional, tengo una beca, y pienso mantenerla¡±, dice. Desde el accidente cobra adem¨¢s una pensi¨®n de invalidez. Un dinero que ahorra con vistas al futuro. ¡°El deporte para m¨ª es una buena manera de superarme. Como en cualquier otro trabajo, uno tiene que aspirar a ir a m¨¢s, a llegar m¨¢s lejos, en esto o en el periodismo. No hay que conformarse. Y si se presenta una adversidad, hay que trabajar para superarla¡±. Lo dice con conocimiento de causa.
Espa?a, potencia del deporte paral¨ªmpico
Teresa Perales, la nadadora parapl¨¦jica que consigui¨® cinco medallas en Pek¨ªn, de ellas tres de oro, ser¨¢ la abanderada del equipo espa?ol en los Juegos Paral¨ªmpicos de Londres, que comenzar¨¢n el mi¨¦rcoles 29 de agosto. El programa oficial incluye 20 deportes en 11 d¨ªas de competici¨®n, durante los cuales 4.300 deportistas, de 164 pa¨ªses, con discapacidad visual, discapacidad f¨ªsica, par¨¢lisis cerebral y discapacidad intelectual competir¨¢n por 503 medallas de oro. Espa?a es una potencia del deporte paral¨ªmpico, porque desde los Juegos de Barcelona, en 1992, est¨¢ entre las diez naciones que encabezan el medallero. En Pek¨ªn se consiguieron 58 medallas, 15 de oro, 21 de plata y 22 de bronce.
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