Soldado evita un trauma
El ariete, en su primer partido oficial como titular, rompe al final la muralla georgiana y alivia a Espa?a en un partido angustioso Con 0-0, primero Silva y luego Amisulashvili remataron al palo
Cuando se cerraba el duelo, con todos los t¨®picos en contra en este tipo de encuentros, un portero inspirado, palos y la ansiedad por no encontrar un gol temprano, Espa?a se llev¨® de Georgia un partido que estuvo a punto de complicarle su camino hacia Brasil desde sus primeros pasos. Espa?a choc¨® contra todo aquello que genera un sentimiento de inferioridad que trata de igualarse con orden, sudor y el ruido de un estadio que fue infernal por los decibelios que generaba cada acci¨®n defensiva de los georgianos. Fue el toque contra la defensa de un orgullo nacional que empuj¨® desde la grada a once futbolistas que no bajaron la guardia con el f¨²tbol mareante de tocar y tocar que practica Espa?a. E incluso en el ¨²ltimo suspiro casi logra el empate de no ser por un cruce in extremis de Ramos.
GEORGIA, 0 - ESPA?A, 1
Georgia: Loria (Kvaskhadze, m. 73); Lobjanidze, Amisulashvili, Khizanishvili, Kvirkvelia; Kashia; Targamadze (Dzalamidze, m. 64), Okriashvili, Kankava, Daushvili; y Mchedlidze (Sirbiladze, m. 80). No utilizados: Maisudadze, Gurili, Kvekvelia, Khubutia, Gorgiashvili, Popkhadze y Lobjanidze.
Espa?a: Casillas, Arbeloa (Cesc, m. 80), Piqu¨¦, Ramos, Jordi Alba; Busquets (Pedro, m. 56), Xabi Alonso; Xavi, Silva (Cazorla, m. 64), Iniesta; y Soldado. No utilizados: Vald¨¦s y Reina; Juanfran, Albiol, Monreal, Be?at, Navas, Torres y Villa.
Gol: 0-1. M. 86. Soldado.
?rbitro: Svein Oddvar Moen (Noruega). Sin amonestados.
Unos 50.000 espectadores en el Estadio Nacional Boris Paichadze de Tbilisi.
Los campeones del mundo no se toparon con un mal terreno de juego, ni con un rival violento. Se encontr¨® con un equipo muy mentalizado para no caer en las distracciones de los rondos y con 50.000 hinchas que jaleaban cada despeje como una peque?a victoria de los suyos ante el acoso espa?ol. Desde que domina el planeta f¨²tbol, le toca resolver este tipo de partidos trampa. Se planta la Roja con su ortodoxia refinada con la pelota y el libreto para generar espacios ante selecciones muy concienciadas de no descubrir agujeros, que renuncian a la pelota porque dan por hecho el acoso al que ser¨¢n sometidas. La t¨¢ctica suele funcionar mientras que no les cae el primer gol, y este no lleg¨® en todo el primer tiempo.
A medida que pasaban los minutos a Espa?a se le envenen¨® el duelo, que tuvo momentos de pesadilla. No encontraba una jugada de gol, con once georgianos enclaustrados en su ¨¢rea. Los primeros remates llegaron con sendos cabezazos a bal¨®n parado, uno de Ramos y otro de Piqu¨¦. Sin luz, lleg¨® el siguiente paso del manual: los disparos lejanos. Silva estrell¨® uno contra un palo y Xavi oblig¨® a Loria a una estirada a¨¦rea. Exigida a ganar como estaba la campeona del mundo, para no regalarle un palmo a Francia en su particular mano a mano, el rostro de Xavi se fue tensando cada vez m¨¢s ante la imposibilidad de abrir la lata. El catal¨¢n fue el ¨²nico que pudo encontrar un resquicio en un pase corrido a Soldado que tap¨® bien Loria acortando ¨¢ngulos con una salida r¨¢pida. El meta contribuy¨® con sus intervenciones a generar esa ansiedad en todo el equipo espa?ol. Se fue como h¨¦roe nacional cuando abandon¨® el terreno de juego lesionado cuando faltaban 17 minutos.
Al equipo de Del Bosque le falt¨® desborde por los extremos y profundidad
Del Bosque le entreg¨® la cabeza del ¨¢rea a Soldado, titular por primera vez en un partido oficial, y dej¨® fuera a Fernando Torres. Debi¨® intuir el seleccionador que Georgia se iba a blindar delante de la porter¨ªa, que de primeras los espacios no los conceder¨ªan a la espalda de sus centrales, donde Torres luce m¨¢s esplendoroso desde esa poderosa cabalgada que ha perdido continuidad. No se equivoc¨®. Ketsbaia le plant¨® una l¨ªnea de cuatro con Kashia por delante, otro cuarteto y Mchedlidze por delante. Con poco tapete para atacar, Del Bosque se decant¨® por Soldado, que encontr¨® el gol en su segundo remate, y hasta Piqu¨¦ y Ramos estuvieron muchos minutos con arietes. En el ¨²ltimo a?o no ha logrado imponerse Torres como el delantero titular de la selecci¨®n. Su suplencia alimenta el debate de si su f¨²tbol se adecua al estilo asociativo de Espa?a. ?ltimamente es rara la vez que Espa?a juega con dos puntas. O prescinde de ellos como sucedi¨® en la Eurocopa cuando Cesc ejerci¨® de nueve mentiroso. La calidad de sus centrocampistas y su capacidad para componer una segunda l¨ªnea de toque y llegada es la horma de esta selecci¨®n que fue demasiado sobona con la pelota. En esta Espa?a hegem¨®nica se cae antes un delantero que cualquiera de esos futbolistas primorosos con la pelota. Si hay un signo de distinci¨®n sin duda es ese primar a los creadores sobre los finalizadores. El problema es que la f¨®rmula se trastabill¨® por falta de profundidad y desborde por afuera. Arbeloa maneja el manual del desdoble con correcci¨®n, pero no es lo suyo el desequilibrio. Tampoco rompi¨® Alba por velocidad y sorpresa en el otro costado.
Intent¨® Del Bosque solucionar el atasco quitando a Busquets y metiendo al chisposo Pedro y a Silva por Cazorla pocos despu¨¦s de que el central Amisulashvili aterrorizara a Casillas con un remate al poste tras un barullo en el ¨¢rea. En la carga final entr¨® Cesc por Arbeloa. Los cambios no rompieron la din¨¢mica. Espa?a sigui¨® plant¨¢ndose en el ¨¢rea de Georgia ciega, sin un pase definitivo y ese ruido infernal hasta que Cesc, con su pase, justific¨® la presencia de Soldado.
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