De lo individual a lo colectivo, ida y vuelta
Argentina firm¨® ante Per¨² un partido donde, igual que hace un tiempo, el equipo estuvo por detr¨¢s de sus figuras
Tras ganar en Colombia, golear a Ecuador y luego ver el tango que se marc¨® Messi en Nueva Jersey con aquellos tres goles a Brasil, Argentina hab¨ªa disparado las expectativas para este semestre. Por esa raz¨®n estos dos ¨²ltimos partidos, mas all¨¢ de los cuatro puntos conseguidos y de mantener el mando en las eliminatorias, dejaron un sabor amargo. Una sensaci¨®n de vuelta atr¨¢s.
Sucede que desde el comienzo de las eliminatorias, y ya con Sabella en la sala de mandos, la selecci¨®n no hab¨ªa logrado hilar tres partidos con un funcionamiento colectivo convincente. Tras la goleada a Chile en su inicio, all¨¢ por octubre, lleg¨® el estancamiento. La ca¨ªda en Venezuela y el empate con sabor a nada contra Bolivia en el Monumental desnudaron muchas debilidades defensivas y una dependencia demasiado grande de aquello que se inventara Messi o que supiera resolver Higua¨ªn.
Argentina trat¨® de cuidar la pelota con posesiones largas, un ejercicio que todav¨ªa no realiza con soltura
Colombia fue, en eso, un punto de inflexi¨®n. No porque Messi e Higua¨ªn no hayan sido determinantes all¨ª, sino precisamente porque a partir de ellos (y de Ag¨¹ero, que entr¨® en la segunda parte) todo el equipo ofreci¨® una lecci¨®n de personalidad y remont¨® un partido que, de haberse perdido, hubiera dejado tocados a los futbolistas y al proyecto. Adem¨¢s, el funcionamiento de ese segundo tiempo en Barranquilla dict¨® a Sabella una variante a su esquema y una alternativa a la posici¨®n de Messi, siempre tan asediado por los marcajes. Con otro delantero acompa?ando a Higua¨ªn y Messi libre en la posici¨®n de enlace, el equipo cede presencia defensiva en el centro, pero a cambio gana volumen y creatividad en tres cuartos de cancha. Sin renunciar por el camino ni a la profundidad ni a la velocidad arriba. Con ese dibujo t¨¢ctico y la mejor actuaci¨®n en la etapa Sabella, Argentina despach¨® a Ecuador con goleada en Buenos Aires. Luego, en los amistosos ganados a Brasil y Alemania, el entrenador afianz¨® por detr¨¢s de la l¨ªnea media (Mascherano, Gago, Di Mar¨ªa) a la nueva dupla de centrales (Garay y Fern¨¢ndez) y se permiti¨® alternar a Messi entre la media punta y el ataque.
El equipo, sostenido en el proceso de armado por la brillantez de algunas de sus individualidades, se arrimaba, por fin, al funcionamiento. Tambi¨¦n a una formaci¨®n repetible de memoria. Por eso, m¨¢s all¨¢ de algunas carencias estructurales, como la aparente imposibilidad de formar, en las divisiones inferiores, defensores laterales con proyecci¨®n ofensiva, estos dos partidos se esperaban con optimismo. Con la certeza de que ver¨ªamos a Messi a partir del funcionamiento colectivo y no a la inversa.
En el primer partido Argentina no necesit¨® brillar para ganar. Paraguay, en transici¨®n, es por ahora solo un retazo de aquel equipo de Martino en el pasado Mundial. Di Mar¨ªa marc¨® a los dos minutos y redefini¨® el plan defensivo guaran¨ª, aunque eso dur¨® poco porque Fabbro empato, de penalti, tras una mano absurda de Bra?a. Con Paraguay cerrado y Messi rodeado entre l¨ªneas, Argentina no encontr¨® los caminos por el centro (los que m¨¢s aprovecha). Uno de los problemas de la selecci¨®n es, precisamente, esa carencia para percutir por las bandas. Tuvo que aparecer en escena Higua¨ªn, en una acci¨®n aislada, para poner una ventaja que Argentina no justificaba con llegadas; y m¨¢s tarde Messi, que rompi¨® el palo primero y despu¨¦s la red con dos tiros libres magistrales para inclinar el partido. Luego, hasta el final, Argentina trat¨® de cuidar la pelota con posesiones largas, un ejercicio que todav¨ªa no realiza con soltura, y Paraguay de atacar con mucha precariedad creativa. Un partido donde, igual que hace un tiempo, el equipo qued¨® por detr¨¢s de sus figuras.
El c¨¦sped en mal estado y el ¨¢rbitro permisivo representan los ¨²nicos atenuantes para el partido de la albiceleste
Todo aquello que Argentina tuvo la oportunidad de plasmar pero no pudo contra la timidez de Paraguay se agrav¨® contra Per¨² que, en Lima y apremiado por la tabla, sali¨® a acortar el campo adelantando la defensa y presionando en todas las l¨ªneas, a veces al l¨ªmite del reglamento. El c¨¦sped en mal estado y el ¨¢rbitro permisivo representan los ¨²nicos atenuantes para un partido en el que la albiceleste fue dominada con y sin bal¨®n y al que solo Mascherano pareci¨® entender desde el comienzo, buscando alargar el campo con lanzamientos a la espalda de la ultima l¨ªnea de Per¨².
Con Messi sin espacios y Mascherano presionado y obligado a incrustarse en la defensa para encontrar salida, Markari¨¢n resolv¨ªa su ¨²ltimo problema. No esperaba el uruguayo que fuera Fern¨¢ndez qui¨¦n lanzara a Lavezzi para asistir a Higua¨ªn, infalible. Un partido en el que Argentina sufri¨® cada minuto por la banda izquierda, donde ni Rojo ni Di Mar¨ªa pudieron frenar nunca a Adv¨ªncola y Farf¨¢n, y que solo se equilibr¨® en la recta final, cuando Sabella reemplaz¨® a Lavezzi por P¨¦rez y plant¨® el 4-4-2.
Argentina, que ven¨ªa en crecimiento, no destac¨® colectivamente contra Paraguay y se termin¨® de diluir en el dif¨ªcil partido con Per¨². En Lima el martes pasado sufri¨® una regresi¨®n y parec¨ªa encomendada, otra vez, a una aparici¨®n de Higua¨ªn o una genialidad de Messi.
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