La cr¨®nica de Mou
El t¨¦cnico del Madrid niega a los periodistas precisamente lo que niega a sus jugadores: libertad de expresi¨®n
Antes que entrenador, Jos¨¦ Mourinho hizo sus pr¨¢cticas en el periodismo. En sus tiempos de traductor en Barcelona, de los que tiene cierta amnesia voluntaria, ya se acerc¨® a ese mundillo que ahora tanto repudia. Por lo visto, le ¡°suspendieron¡± en lo de la libertad de expresi¨®n, la que desde que es special one niega a los suyos ¨Ca Sergio Ramos, por ejemplo-. Pero se matricul¨® en las posibilidades propagand¨ªsticas que sobre s¨ª mismo podr¨ªa encontrar si buceaba en las barras medi¨¢ticas. Sus becas en las noches de Barcelona bien que le sirvieron luego para traducirse a s¨ª mismo. Para Mou, la prensa no es m¨¢s que un altavoz a su antojo. No le falta raz¨®n, pues hay mucha gente como ¨¦l que solo entiende a los periodistas como meros sicarios de su causa: conmigo, conmigo y conmigo; o contra dios (¨¦l se pondr¨ªa la may¨²scula divina).
Terminado el emotivo duelo con el Manchester City, Mou se fue a la sala de prensa no a a la caza de sus futbolistas, como en Sevilla o Getafe, sino a por la prensa, que, por supuesto, no tiene por qu¨¦ ser ajena a las cr¨ªticas de los que juzga. Ese es el juego, y en ese tapete ech¨® Mou su partida. Se desconoce si se mensaje¨® con alguno de sus masajistas medi¨¢ticos, pero se expres¨® con todo el derecho que ¨¦l niega a gente como Sergio Ramos: "Las cr¨®nicas estaban hechas ya, yo lo s¨¦, tengo un hacker que me dijo lo que ib¨¢is a poner: `Mourinho est¨¢ loco, c¨®mo juega con Essien, Khedira y Alonso; por qu¨¦ juega El Pipa si no hace goles en Champions, por qu¨¦ este partido lo juega Coentr?o... Pero, mala suerte, ganamos". ?Mala suerte para qui¨¦n?
Curioso. Tantos ventajismos se toman en ocasiones algunos cronistas que Mou les ataca tom¨¢ndose los suyos y muchos m¨¢s. Esta vez ni siquiera juzg¨® lo le¨ªdo o escuchado, sino lo imaginado. Acus¨® a sus enemigos de que supuestamente iban a hacer lo que justamente ¨¦l hizo, dejarse llevar por un resultado. Claro, ¨¦l pontific¨® con el marcador cerrado; la tinta de los malditos periodistas simplemente la oli¨®. ¡°Ganamos¡±, hala, chincharos. ?Lo admitir¨ªa al rev¨¦s? ¡°Perdiste Mou, ch¨ªnchate¡±. Seguro que no, y har¨ªa bien, muy bien. Pero de sus palabras se desprende que el resultado es el todo. ?Qui¨¦n es el ventajista?
Si Ramos no jug¨® por decisi¨®n t¨¦cnica, que lo explique. La prensa que tanta urticaria le produce cuando no es militante es el hilo conductor con los socios, hinchas, abonados y consumidores de f¨²tbol y madridismo que le permiten ser tan especial hasta en la cuenta corriente. Nada deber¨ªa temer alguien que presume de ser la verdad absoluta, nada de hipocres¨ªa. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si expusiese que Ramos no era el id¨®neo, digamos por caso, para cerrar a T¨¦vez por tal y tal y tal?
En su cr¨®nica, Mou tambi¨¦n se salt¨® alguna realidad tan cient¨ªfica como el marcador: con los titulares que dispuso (Essien/Khedira), mal asunto; con los del final (?zil/Modric), cuando rectific¨®, j¨²bilo absoluto. Y prueba del desconocimiento de Mou sobre el oportunismo period¨ªstico ¨Cinnegable en muchos casos- es que cualquier tribunero se jugar¨ªa una aceituna con ¨¦l a que en todo el globo no hubo quien echara de menos a Coentr?o. Ah¨ª est¨¢ la clave de sus obsesiones, las que cree verificadas solo porque ¨¦l las padece. Ganara o perdiera nadie, nadie, nadie, hubiera puesto el acento en la ausencia de su compatriota. Y por causas muy simples: Marcelo es el mejor lateral zurdo del mundo, aunque no hubiera marcado ayer, y Coentr?o es uno de los cien mejores laterales izquierdos del planeta, por mucho que Mou le valore en 30 millones de euros de nada.
El t¨¦cnico portugu¨¦s tambi¨¦n aludi¨® al ADN del Madrid, cuyo ¨¢rbol gen¨¦tico descifra a su antojo. Del trasnochado se?or¨ªo, jam¨¢s ni hablar, cosa de perdedores de seudomadridistas; del ganar en el ¨²ltimo suspiro s¨ª, eso es madridismo. Lo dice con la ¡°autoridad¡± de quien ha logrado solo una de las 32 Ligas de este club, convencido como est¨¢ de que no hubo jam¨¢s conquista tan ¨²nica. Hasta puede que el Madrid no existiera hasta su llegada. Mou, ¨²nico, apel¨® a la gen¨¦tica porque triunf¨® cuando agonizaba. ?Hubieran cambiado los genes madridistas de no haberse agachado Kompany ante el tiro de CR? Olvid¨® que si en Sevilla, con el mismo compromiso que ante el City, aunque lo niegue para buscarse una coartada ante la derrota, Modric, al que conden¨® anoche, o Ramos, al que sell¨® los labios, no se hubieran estrellado con los postes tambi¨¦n hubiera hecho mella lo que ¨¦l llama esp¨ªritu del Madrid. Una instituci¨®n a la que tres temporadas despu¨¦s no entiende. ¡°Algunos han dejado el estadio con el 1-2, pero he visto a la gente comprometida. Con la derrota, la afici¨®n iba a estar influenciada por la opini¨®n de la prensa¡±. ?Sabr¨¢ Mourinho lo que ha visto la enciclop¨¦dica afici¨®n madridista como para dejarse influenciar? ?Tan poco cr¨¦dito concede al p¨²blico? ?l sabr¨¢ lo que pone en sus cr¨®nicas. Son las suyas, tan respetables y discutibles como las de aquellos a los que denigra cuando no est¨¢n en l¨ªnea. O cuando se imagina que no lo iban a estar.
?Ser¨¢ que en Barcelona se salt¨® alguna clase?
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