El gol del k¨¢iser

La modernidad de la defensa en zona desterr¨® la figura del libre, defensas con cach¨¦ de futbolistas totales. Los alemanes Beckenbauer y Stielike, el holand¨¦s Krol, el chileno El¨ªas Figueroa, el italiano Scirea, todos fueron tipos respetados por su clarividencia tanto para cortar juego como para armarlo cuando decid¨ªan arrancarse elegantes, cabeza alta y el punto de mira en la porter¨ªa contraria.

Se hab¨ªa disfrazado de bonito God¨ªn con unas cuantas patadas largas precisas y cruzadas. Un aviso de que estaba de dulce, mand¨®n en el cruce y fino con la pelota. A la media hora, en una de sus anticipaciones se arranc¨®, tir¨® una pared con Koke y se fue altivo a recibir el pase al espacio del tuya-m¨ªa. Le sali¨® Jaime por abajo y resolvi¨® God¨ªn con una picada con aires de grandeza, de futbolista de otro tiempo. Esa par¨¢bola suave reivindic¨® al defensa central que no est¨¢ no solo para marcar la raya y hacer muescas en las espinilleras de los delanteros rivales. Fue una delicia de jugada en toda su interpretaci¨®n, el corte, la pared, la salida y la definici¨®n. Una acci¨®n que define al Atl¨¦tico mejor organizado que se recuerda. Lo mejor de un partido que los rojiblancos no lograron cerrar por esa tendencia a complicarse la vida no se sabe por qu¨¦. Esta vez fue porque Courtois no agarr¨® un disparo manso y lejano de Bueno lo que mantuvo los tres puntos en vilo.

Desde esa organizaci¨®n, el Atl¨¦tico desintegr¨® al Valladolid en el primer tiempo desde el primer minuto en el que perdi¨® a su mediocentro Sastre por lesi¨®n. Puede que en esa primera media hora al equipo de Simeone no encontrara v¨ªas limpias y fluidas hacia el gol, pero cumpli¨® tan a rajatabla m¨ªnimos t¨¢cticos que le dieron el mando del partido. Las escaramuzas ofensivas llegaron cuando se agitaron Arda Turan y Koke y cuando las ca¨ªdas a banda de Diego Costa empezaron a ser bien interpretadas por sus compa?eros. No est¨¢ a¨²n suelto con el bal¨®n el brasile?o, pero esos movimientos produjeron multitud de faltas laterales que sirvieron para que Koke luciera su golpeo. Su trabajo tambi¨¦n fue impagable por banda derecha primero y por la izquierda despu¨¦s. Suyo fue ese pase para que God¨ªn se erigiera en k¨¢iser.

La ocupaci¨®n de los espacios le dio al Atl¨¦tico todas las segundas jugadas. En una de ellas Gabi agarr¨® un trallazo que rechaz¨® Jaime. En boca de gol, Falcao, fall¨® lo que no acostumbra porque Jaime hizo una exhibici¨®n de tiempo de reacci¨®n y agilidad. En otro rechace al borde del ¨¢rea, ganado por colocaci¨®n, Diego Costa se introdujo en el ¨¢rea y fue atropellado por el ¨ªmpetu de Omar. Lo convirti¨® Falcao, que fue sustituido al descanso por precauci¨®n. En el intermedio, el Calder¨®n se felicitaba por ver a su equipo solventar el partido con relativa facilidad, por verle tan eficaz. Se reproduc¨ªan en los videomarcadores los ¨²ltimos t¨ªtulos conquistados, aunque alguien en el club debe pensar que el Vincere de Pavarotti tron¨® en el Bernab¨¦u hace tiempo y la hinchada rojiblanca acostumbra a sacar pecho de la originalidad en sus c¨¢nticos.

Dio entrada Simeone a Adri¨¢n pensando en el buen resultado que le dio en Tel Aviv, a la contra, con Diego Costa por delante. El plan lo desbarat¨® el error de Courtois. No pas¨® excesivos apuros, pero ya no se sinti¨® tan due?o del partido como lo hab¨ªa sido en el primer tiempo. Se mantuvo bien colocado y Miranda y God¨ªn siguieron convertidos en los jefes de una defensa que esta vez no tuvo los mismos descuidos que ante el Rayo. La estrechez del marcador mantuvo la incertidumbre. No pudo desplegarse con frecuencia ese Atl¨¦tico que a la contra no acostumbra a perdonar. En el ¨²ltimo tercio del encuentro apareci¨® la fatiga en Diego Costa y los centrocampistas se encontraban solo con Adri¨¢n como referente de punta al que lanzar. Para entonces ya hab¨ªa entrado Mario Su¨¢rez por Gabi para evitar un desvencijamiento en el centro del campo. Tambi¨¦n se fue Diego Costa ovacionado en los minutos finales. El estado de felicidad que vive el Atl¨¦tico por esa continuidad desconocida en los resultados se refleja en el ¨¢nimo de su hinchada. Lo mismo anima a Falcao tras un fallo clamoroso, como que corea su nombre dando por seguro que no fallar¨¢ un penalti. O bien ovaciona a Courtois, el autor de ese error que volvi¨® a llenar la atm¨®sfera de esa incertidumbre taquic¨¢rdica. La diferencia es que ahora la fatalidad no cristaliza. Este Atl¨¦tico est¨¢ en din¨¢mica ganadora y no parece dispuesto a perderla reviviendo sus historias malditas. Es m¨¢s, es capaz de resucitar la figura de un k¨¢iser.