El baile de los debutantes
Estados Unidos domina a Europa por dos puntos de ventaja gracias a los ¡®fourballs¡¯
Hablan los veteranos de la Copa Ryder del valor simb¨®lico del primer golpe, cuando el roc¨ªo a¨²n mantiene el campo blando, fresco. Hablan del s¨ªndrome de las piernas de gelatina, que no perdona a nadie. Ni a Ballesteros, seg¨²n cuenta Olaz¨¢bal. Fue en 1991. Hac¨ªan pareja en los foursomes(los golfistas de cada equipo golpean alternativamente la misma bola). Hab¨ªan acordado que el vasco saliera en los hoyos pares, pero, al llegar al 1, el c¨¢ntabro le dijo: ¡°Por cierto, Txema, sales t¨²¡±.
McDowell, el norirland¨¦s tranquilo que hac¨ªa d¨²o con McIlroy, su compatriota y n¨²mero uno del mundo, sab¨ªa que ten¨ªa que dar el primer golpe del torneo en el complicad¨ªsimo campo de Medinah (Chicago) y, aunque le temblaban las piernas, no renunci¨® al privilegio, a la responsabilidad. Lo hizo fatal. Quien dio el ¨²ltimo golpe victorioso de Europa hace dos a?os en Gales se fue a una valla, pero prob¨® que no es tan importante el primer golpe como el ¨²ltimo: 18 hoyos despu¨¦s, un putt magn¨ªfico suyo acab¨® con los estadounidenses Furyk y Snedeker, que se negaban a perder. Fue una botella de ox¨ªgeno para el equipo europeo, que hab¨ªa sufrido minutos antes la derrota de su pareja invicta, Donald-Garc¨ªa, machacados por un debutante, el gigante recto Bradley, quien, po¨¦ticamente, dio el ¨²ltimo golpe, y un zurdo, el viejo Mickelson.
Donald y Garc¨ªa fueron machacados por el ¡®rookie¡¯ Bradley y el viejo Mickelson
Olaz¨¢bal, el capit¨¢n de Europa, pudo al fin sonre¨ªr. McIlroy es su faro y hacerle jugar el primero, en una t¨¢ctica similar a la de los equipos de f¨²tbol en las series de penaltis, era una necesidad, la de comenzar ganando y marcar terreno. Ganaron McDowell y McIlroy y tambi¨¦n los s¨®lidos y encendidos Poulter y Rose frente a Stricker y Woods, pero la sesi¨®n matinal termin¨® con empate: 2-2.
La diferencia no la marcaron los cracks, sino los debutantes, la apuesta arriesgada del capit¨¢n norteamericano, Love, que aline¨® a tres novatos en la competici¨®n (Snedeker, Dufner y Bradley) y dej¨® en la banda hasta la tarde a dos de sus mejores jugadores, Simpson y Watson, ambos ganadores este a?o de un torneo del Grand Slam. Fue el baile de los debutantes. Tambi¨¦n el casi desconocido Dufner, emparejado con el claro Johnson, triunf¨® con facilidad sobre los descompenetrados como pocos Westwood y Molinari.
Pero la ma?ana, igualada, vibrante, en un campo casi imposible cuando el viento sec¨® el roc¨ªo, cuando los nervios y la ecuaci¨®n riesgo-beneficio lanz¨® a casi todos a arriesgarse en casi todos sus golpes (animados tambi¨¦n por la ausencia de maleza), fue sobre todo la de la historia cruzada de algunos de los mejores, de los cl¨¢sicos. Las parejas Donald-Garc¨ªa (imbatidos ambos por su lado y juntos en los foursomes) y Woods-Stricker, con algunos de los peores registros en la historia de la Ryder, funcionaban hasta entonces como ejemplos claros, esquem¨¢ticos, de la diferencia entre la mentalidad europea, siempre solidaria, y la estadounidense, la sublimaci¨®n del individualismo. Sus l¨ªmites, sus diferencias, se borraron como llevadas por el viento y ambos d¨²os disfrutaron poniendo en bretes insuperables a los compa?eros. Woods, tan amante del extrav¨ªo ¨²ltimamente, llev¨® a Stricker a territorios que nunca hab¨ªa pisado y Donald intent¨® lo mismo con Garc¨ªa. A ambos los sent¨® Olaz¨¢bal en los fourballs (cada jugador, con su bola, al mejor resultado).
Lo malo es que McIlroy y McDowell no pudieron mantener su buen tono en su enfrentamiento en esta segunda modalidad con Mickelson y Bradley, que se impusieron con relativa facilidad.
En realidad, la jornada vespertina se torci¨® enseguida para Europa, que fue a remolque de Estados Unidos en casi todos los duelos desde el principio. Lawrie y Hanson, los que abrieron la serie, no tuvieron una sola oportunidad ante Watson y Simpson, que les pasaron por encima y los echaron del campo cuatro hoyos antes de tiempo.
Como Rose y Kaymer tempoco pudieron con Johnson y Kuchar, la salvaci¨®n del honor, un puntito al menos, recay¨® en Westwood y Colsaerts, que batieron a Woods y Stricker, sufridores as¨ª de su segunda derrota del d¨ªa, de ah¨ª sus muecas.
ESTADOS UNIDOS, 5; EUROPA, 3.
Foursomes (2-2): Furyk y B. Snedeker pierden ante R. McIlroy y G. McDowell por un hoyo. Ph. Mickelson y K. Bradley ganan a L. Donald y S. Garc¨ªa por 4 y 3 (cuatro hoyos de ventaja a falta de tres). J. Dufner y Z. Johnson ganan a L. Westwood y F. Molinari por 3 y 2. T. Woods y S. Stricker pierden ante I. Poulter y J. Rose por 2 y 1. Fourballs (3-1): B. Watson y W. Simpson ganan a P. Lawrie y P. Hanson por 5 y 4. Ph. Mickelson y K. Bradley ganan a R. McIlroy y G. McDowell por 2 y 1. D. Johnson y M. Kuchar ganan a J. Rose y M. Kaymer por 3 y 2. T. Woods y S. Stricker pierden contra L. Westwood y N. Colsaerts por un hoyo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.