El misterio del ¡®caso Llorente¡¯

Fernando Llorente est¨¢ desde ayer en Praga. Misterio resuelto. La sangre no lleg¨® al r¨ªo y el enfrentamiento con Bielsa, aparcado, no se sabe si en un parking o con limite horario en la v¨ªa urbana. Sabido es que los intereses creados prevalecen sobre los calentones. Bielsa sabe que prescindir de Llorente solo puede perjudicar al equipo, y por lo tanto a ¨¦l, y por dem¨¢s al club, y Llorente sabe que una actitud beligerante le aparta autom¨¢ticamente del equipo, del f¨²tbol, de la afici¨®n, y sobre todo le convertir¨ªa en el futbolista conflictivo que nunca ha sido, lo cual es una mala imagen que se paga en los fichajes por otros clubes. Basta ver el caso Modric y su tormentosa relaci¨®n con el Tottenham para saber que el futbolista no siempre gana, aunque finalmente acabara en el Madrid, pero tras agachar las orejas de su pretendido frenes¨ª.

Bielsa convoc¨® ayer a Llorente para el partido contra el Sparta de Praga, donde se juega buena parte de las ilusiones europeas que la pasada campa?a encandilaron al mundo y le dieron un subid¨®n al club de tama?o incalculable. La no convocatoria de Llorente hubiera sido como escenificar una ruptura sin posibilidad de arreglo que obligara al presidente a optar entre el entrenador o el jugador. Desde el caso Clemente-Sarabia, en 1986, no hab¨ªa vuelto a ocurrir en el Athletic.

La no convocatoria de Llorente hubiera sido como escenificar una ruptura sin posibilidad de arreglo

La pregunta era recurrente en Bilbao. ?Le dio un calent¨®n a Bielsa, vista su volc¨¢nica personalidad, o Llorente estaba apagado por su marginaci¨®n en el derbi, cuando el a?o pasado hab¨ªa sido la bandera de la victoria? No hay respuesta por ninguna de las partes. Solo se conoce el desencuentro, en el que impera el nerviosismo por no ser part¨ªcipe del devenir del equipo, del entrenador porque el coche est¨¢ gripado y del club, que ha pasado de las portadas a las ¨²ltimas p¨¢ginas europeas, como si la crisis se lo llevara como hoja seca.

El debate es sencillo. ?Debe Llorente estar en el banquillo? Te¨®ricamente s¨ª, como cualquier futbolista. La diferencia est¨¢ en las razones que llevan a la bancada. Son muchas las veces que Messi ha estado en el banquillo por razones estrat¨¦gicas de aglomeraci¨®n de partidos (bien es cierto que ayudado por el tama?o del armario del Bar?a). ?Puede permitirse el Athletic a Llorente en el banquillo por un conflicto institucional o personal? El Athletic, no, vaya bien o vaya mal. En las guerras medievales, la p¨¦rdida del estandarte conllevaba casi inmediatamente el declive de la tropa. ?La ausencia de Llorente de la alineaci¨®n titular es la causa del mal comienzo de temporada de los rojiblancos? Tampoco, pero influye. El Bar?a gana y pierde partidos con o sin Messi, pero nadie prescinde de Messi cuando le necesita.

El Athletic se juega ma?ana (19.00) media vida en la Liga Europa, despu¨¦s del traspi¨¦s con el Hapoel K. S. en San Mam¨¦s (1-1) y sobre todo tras la paup¨¦rrima imagen ofrecida en el cl¨¢sico vasco contras la Real Sociedad.

El ¨²nico lugar en el que Llorente no puede estar este a?o en el Athletic es en el banquillo. Puede estar dentro o fuera, seg¨²n las ganas, las ofertas o las demandas de cada cual, pero el banquillo es un lugar inh¨®spito para el futbolista de referencia del club (no confundir con imprescindible, que no lo fue ni Iribar, como lo demuestra el paso del tiempo).

Bielsa ha apelado a la cabeza y Llorente al silencio, un combinado ideal siempre y cuando el medio ambiente se aproveche para limar esperanzas en vez de guardarlas en el caj¨®n. No es probable que Llorente sea titular en Praga, aunque el debate rojiblanco le excede. Quiz¨¢s la mejor noticia deportiva no sea su presencia en la convocatoria (que lo es institucionalmente) sino la de Ander Herrera que, tras la salida de Javi Mart¨ªnez, est¨¢ llamado a liderar el nuevo proyecto. Es el futbolista que falta, cuyo silencio relampaguea en el campo. Herrera le puede dar al Athletic la electricidad que necesita, ser el micr¨®fono del centro del campo, ¨²ltimamente mudo con y sin bal¨®n, atacando o defendiendo. Herrera puede ser el Llorente que no juega. En otro lugar, pero el l¨ªder.