F¨²tbol aut¨¦ntico
Hace tiempo que el Bar?a, al hilo de Johan Cruyff, hizo del atrevimiento su sello. Lo mismo se defend¨ªa con tres que tiraba de centrocampistas de bajo techo o extremos. Basta mirar estos ¨²ltimos a?os, cuando no ha tenido reparo en mudar como central a quien nunca lo fue: Yaya Tour¨¦, Busquets, Mascherano, Keita (que no quiso, finalmente), Song y, desde anoche, Adriano. Con un central improvisado, otro postizo desde hace un curso y dos laterales sin talla, Tito Vilanova envid¨® con una defensa de 1,72 metros de estatura media, un cent¨ªmetro menos que el promedio de los 10 futbolistas de campo por el 1,83 de los blancos. Un destape total ante el juego a¨¦reo del contrario y un ninguneo al propio. Al Bar?a nunca le interes¨® jugar en las nubes.
Tambi¨¦n el Madrid, al dictado de su may¨²scula historia, acept¨® hace dos campa?as sin titubeos la aventura de destronar al mejor Bar?a que se haya conocido. Le ha superado ya en ocasiones y, cuando no se ha dejado intimidar m¨¢s tapado de la cuenta, ha logrado, como m¨ªnimo, el cara a cara. Ha llegado a la cumbre con otro molde, con un equipo m¨¢s convencional, en el que abunda tanto el talento como el poder¨ªo f¨ªsico. Si el Bar?a acepta con lo suyo el reto de todo un Madrid, el Madrid, con su formato, paso a paso desde aquel 5-0 de noviembre de 2010, ha logrado ser un desaf¨ªo imponente para los azulgrana. No hay un adversario como el Madrid tan capaz de encapsular a los barcelonistas, de atascar su tr¨¢fico con la pelota y, al tiempo, ser una amenaza constante. No hay rival como el Bar?a que haga sudar tanto al Madrid, equipo herc¨²leo al que no le basta el forro muscular y la pierna fuerte para anudar el bal¨®n. Por algo uno y otro simbolizan el gran duelo del universo, un cartel insuperable.
No hay un adversario como el Real Madrid tan capaz de encapsular a los barcelonistas
De nuevo se evidenci¨® anoche con un pulso extraordinario, grandioso en muchos aspectos, con momentos para unos y otros, con Messi y Cristiano, iconos globales, puntuales ante el gol, protagonistas del juego, sobre todo el argentino, ayer m¨¢s activo para que el f¨²tbol gravitara sobre ¨¦l. Y conmovedor Cristiano, que sufri¨® hasta el final con un hombro maltrecho y una mueca constante de dolor. Ni as¨ª se va el portugu¨¦s de un partido, y menos de un cl¨¢sico. No fueron los ¨²nicos que dejaron huella en un encuentro solo a la medida de los sobresalientes.
Como en los ¨²ltimos cruces entre ambos, fue un duelo parejo, excitante, con muchas tramas. Al buen Madrid inicial respondi¨® el Bar?a con un mejor final. Todo nivelado, hasta en los detalles: penaltis no se?alados de Mascherano a ?zil y de Pepe a Iniesta; remate al poste de Benzema y al larguero de Montoya. Por suerte para el f¨²tbol, para el espect¨¢culo, por fin hasta se han templado por igual los modales. En el c¨¦sped, el clima es respirable, nada que enmierde cada cita. Un partido de m¨¢xima intensidad, como corresponde a un cl¨¢sico entre los cl¨¢sicos. Aut¨¦ntico.
Del tercero de la temporada sali¨® peor parado el Madrid, que estaba m¨¢s obligado por la diferencia en la clasificaci¨®n. Logr¨® que no se estirara, pero le falt¨® un punto de ambici¨®n para abordar al Bar?a hasta el final, m¨¢xime cuando enfrente ten¨ªa una defensa virtual. Quiz¨¢ entonces pagara un cierto conformismo que no tuvo en el primer acto o bien estuviera condicionado por la merma de Cristiano. Con el empate, la Liga est¨¢ algo m¨¢s viva. Ninguno puede aflojar.
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