Murray est¨¢ desatado
El escoc¨¦s, liberado desde que ganara en los Juegos y ya campe¨®n del Abierto de Estados Unidos, vuelve a destrozar a Federer (6-4 y 6-4) Se medir¨¢ en la final de Shangh¨¢i con Djokovic que super¨® a Berdych (6-3 y 6-4)
Es otro Murray. Sobre todo porque gana. Lo intu¨ªa el circuito, que atend¨ªa expectante a c¨®mo se desarrollaba en la escuela de Emilio S¨¢nchez Vicario al tiempo que se le se?alaba como un top-5 del futuro; y lo sab¨ªan los grandes como Federer, que sufr¨ªa de lo lindo a cada ocasi¨®n que se retaban. Y si el duelo era a tres sets, no era raro que se inclinara el suizo, el n¨²mero uno. Ahora, el escoc¨¦s Andy Murray est¨¢ desencadenado, liberado, desatado. Logr¨® la medalla de oro en los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres, en Wimbledon, donde todas las miradas le suplicaban su eclosi¨®n y donde siempre tropezaba, y ya no hay quien lo pare. As¨ª lo expres¨® de nuevo en Shangh¨¢i, donde venci¨® de nuevo a Federer (6-4 y 6-4) y ya aguarda a Djokovic en la final, vencedor sobre Berdych (6-3 y 6-4).
La explosi¨®n de Murray va de la mano de la ausencia de Nadal, convaleciente todav¨ªa de sus rodillas
La explosi¨®n de Murray, en cualquier caso, va de la mano de la ausencia de Nadal, convaleciente todav¨ªa de sus rodillas. Los n¨²meros son tan rotundos como expresivos. El tenista espa?ol se deshizo en el curso anterior del escoc¨¦s en la pen¨²ltima ronda del Roland Garros, de Wimbledon y del Abierto de Estados Unidos. Desaparecido Nadal, Murray se ha erigido como el tenista a batir, al menos a la altura de Federer y Djokovic, puesto que tras laurearse en los Juegos -logr¨® adem¨¢s un metal de plata en los dobles mixtos-, tambi¨¦n conquist¨® su primer grande (US Open). Fue en una final tremenda, en un duelo sensacional de raquetazos y alternativas con el serbio. Un triunfo en cinco sets, superados los calambres, la tensi¨®n, la presi¨®n, todo lo que se le vino encima. Era el nuevo Murray, el de ahora.
Un tenista que impone y que pocos se le resisten. Lo demostr¨® Federer sobre el cemento de Shangh¨¢i, en lo que fue un recuerdo de la pasada final de Wimbledon,cuando todav¨ªa era el viejo Murray. Ocurri¨® en Londres que llovi¨® justo cuando el escoc¨¦s tomaba la delantera, por lo que se cerr¨® el techo, espoleta definitiva para que Federer lograr¨¢ su grande n¨²mero 17 y entrara en la historia. Y ocurri¨® en China que volvi¨® a llover cuando Murray venc¨ªa el primer set. Federer, tenso, nervioso, reclam¨® que se techara la pista, que era peligroso. Quer¨ªa, tambi¨¦n, tener ventaja. Y cuando al partido le quedaba un juego, cuando Murray sacaba para ganar, se cedieron a la pretensiones del n¨²mero uno. El techo retr¨¢ctil del Estadio Qi Zhong cerr¨® sus ocho planchas en forma de hojas de la flor de loto, por primera vez en esta edici¨®n, y 35 minutos despu¨¦s salieron los tenistas a la pista. Lo que otrora hubiera sido un varapalo para Murray, en Shangh¨¢i no fue sino la constataci¨®n de que el n¨²mero tres tiene fe en s¨ª mismo, en su tenis. Sirvi¨® y gan¨®. Ahora le toca Djokovic.
Lo que otrora hubiera sido un varapalo para Murray, en Shangh¨¢i no fue sino la constataci¨®n de que el n¨²mero tres tiene fe en s¨ª mismo, en su tenis
El serbio fulmin¨®? al checo Tomas Berdych por 6-3 y 6-4 para alcanzar por primera vez la final del Masters 1.000 de Shangh¨¢i. En una poderosa demostraci¨®n de fuerza y definici¨®n en sus golpes, el campe¨®n del Abierto de Australia obtuvo su d¨¦cima victoria ante Berdych, 9-0 en pista dura, en una hora y 26 minutos. Fue un triunfo f¨¢cil. No se presume, sin embargo, una final igual. Murray est¨¢ desatado y como ya le explicara a Federer, no entiende de galones.
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