La pelota contra el horror
La primera Liga de Afganist¨¢n tras el terror talib¨¢n se ha disputado en un campo antes usado para realizar ejecuciones
Aqu¨ª, en este estadio, se cortaban las manos por aplaudir una jugada. Aqu¨ª, en 1999 y justo en el balc¨®n del ¨¢rea, con la l¨ªnea de cal como testigo, fue ejecutada de un tiro en la cabeza Zarmina, madre de siete hijos, acusada de asesinar a su marido. Aqu¨ª, dice la triste leyenda, no crec¨ªa la hierba porque la tierra estaba empapada de sangre y se paseaban los fantasmas de tantos ajusticiados por los talibanes, que gobernaron el pa¨ªs entre 1996 y 2001. Ahora, en el estadio Ghazi, en Kabul, pasan otras cosas. Se juega al f¨²tbol: la Premier League afgana, apoyada por la FIFA, ha terminado con la victoria del Toofan Harirod, tras enfrentar a ocho equipos divididos en dos grupos procedentes de todas las provincias del pa¨ªs y con el objetivo de unir a una naci¨®n rota por las luchas internas y contra el invasor desde que el mundo es mundo.
¡°El deporte es la ¨²nica raz¨®n para traer paz y unidad a este pa¨ªs¡±, le cuenta a este diario Sayed Ali Reza Aghazada, secretario general de la Federaci¨®n afgana de f¨²tbol (AFF en sus siglas en ingl¨¦s), que con ese esp¨ªritu organiz¨® este oto?o un partido de exhibici¨®n entre mujeres en el mismo pa¨ªs donde el burka fue ley, obligaci¨®n y l¨¢pida, ah¨ª donde durante a?os estuvo prohibido el deporte femenino. ¡°Esta competici¨®n le costar¨¢ millones de d¨®lares a la AFF, que se encargar¨¢ de la seguridad de los partidos con la ayuda de las fuerzas afganas. Todav¨ªa no hemos sido amenazados por los talibanes¡±.
El deporte es la ¨²nica raz¨®n para traer paz y unidad a este pa¨ªs Sayed Ali Reza Aghazada, secretario general de la federaci¨®n afgana
En agosto, mientras EEUU continuaba el proceso de retirada de 30.000 soldados que debe culminar a finales de octubre, 17 civiles fueron decapitados en el basti¨®n talib¨¢n de Helmand por acudir a una fiesta en la que se mezclaban hombres y mujeres. 1.145 civiles han muerto y 1.954 han resultado heridos entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2012, seg¨²n la ONU. M¨¢s de 3.000 soldados extranjeros han fallecido en el pa¨ªs desde que una coalici¨®n liderada por EEUU lo invadi¨® en 2001, seg¨²n un recuento de Icasualties.org. Desde que comenz¨® el repliegue aliado, la guerrilla talib¨¢n se ha infiltrado m¨¢s all¨¢ de sus bases de Helmand y Kandahar y ha desestabilizado zonas hasta ahora seguras.
En Afganist¨¢n, la vida vale menos que un bal¨®n. La muerte es una realidad y el gol una quimera. Por eso nadie desvela cu¨¢nto ha costado el dispositivo de seguridad que deb¨ªa proteger la Liga, que se ha disputado en el estadio Ghazi para favorecer el control de los espectadores: entre otras cosas, seg¨²n cuentan fuentes de la organizaci¨®n, han sido sometidos a cacheos y pasado por arcos de seguridad que detectaran si llevaban armas.
¡°Esta es una Liga en la que todo ha sido creado desde cero¡±, explica por correo electr¨®nico el espa?ol Amador Guallar, que ocupa el cargo de Relaciones P¨²blicas estrat¨¦gicas y coordinador con los medios de comunicaci¨®n. ¡°Una de las mayores dificultades fue la creaci¨®n del?reality show ¡®Green Field¡¯, en el que se hizo una selecci¨®n por todo el pa¨ªs para encontrar los jugadores para los ocho equipos que componen la Liga¡±, prosigue. ¡°Tanto desde el punto de vista organizativo como desde el punto de vista de la seguridad fue un reto: hubo que desplazarse a varias provincias donde la seguridad sigue siendo un problema¡±, a?ade. ¡°En algunas de ellas la influencia talib¨¢n sigue siendo muy fuerte, y los ataques y asesinatos est¨¢n a la orden del d¨ªa. Nangahar, Khost y Kandahar, lugar de nacimiento de los talib¨¢n, son sin duda lugares donde los peligros de la guerra siguen estando muy presentes y se cobran vidas casi a diario¡±, contin¨²a. ¡°Otro de los grandes retos, y quiz¨¢s uno de los mayores ¨¦xitos de la Liga, es que los equipos est¨¦n compuestos por todas las nacionalidades afganas. Esta es una sociedad que durante mucho tiempo ha estado fragmentada por las disputas entre los diversos grupos ¨¦tnicos, disputas que todav¨ªa contin¨²an y que destrozaron al pa¨ªs durante la guerra civil. Estos jugadores prueban que una convivencia pac¨ªfica y en armon¨ªa es posible¡±.
Los equipos est¨¦n compuestos por todas las nacionalidades afganas. Prueban que una convivencia pac¨ªfica y en armon¨ªa es posible
¡°Para muchos, el f¨²tbol en Afganist¨¢n es sin¨®nimo de buenos recuerdos, de los viejos buenos tiempos, cuando el pa¨ªs estaba en paz¡±, argumentaba a preguntas de este diario Jonathan Flender, director de m¨¢rketing del Grupo Moby, que se ha encargado de retransmitir un campeonato que tambi¨¦n tiene puestos sus ojos en ¡°la di¨¢spora¡±, los millones de afganos repartidos por el mundo para huir de la guerra. ¡°Revivir la Liga reforzar¨¢ la uni¨®n entre los afganos. Ser¨¢ un acontecimiento a nivel nacional e incluso internacional que permitir¨¢ recuperar algunas emociones olvidadas, como la pasi¨®n por el deporte¡±.
El bal¨®n rueda por Afganist¨¢n empujado por los pies de los hombres. Lo impulsan, tambi¨¦n, los billetes de los patrocinadores y de alguna embajada extranjera. Mientras siguen silbando las balas, vuelve a sonar el viejo himno de la pelota. Se juega en el Estadio Ghazi. No es un sitio cualquiera. Fundado en 1923, durante el reinado de Amanullah Khan, el complejo fue bautizado para celebrar la independencia, ganada al Imperio Brit¨¢nico. El nombre, sin embargo, parece pensado para describir singularmente a los hombres que se atreven a desafiar al peligro sin sueldo conocido, por el puro placer de jugar al f¨²tbol. Ghazi, le dicen. H¨¦roe, se traduce.
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