El M¨¢laga entra en la nobleza
El conjunto de Pellegrini pasa matem¨¢ticamente a octavos con un hist¨®rico empate (1-1) ante el Milan en San Siro
El M¨¢laga se ha metido en un l¨ªo. Es ya uno de esos equipos con los que la afici¨®n no se queda contenta si no levanta una catedral en cada partido. Es lo que tiene hacerlo fenomenalmente en la Liga de Campeones, adem¨¢s de coronarse en San Siro tras ganarle cuatro de seis puntos al siete veces campe¨®n de la competici¨®n Milan. Este martes, jug¨® bien, especul¨® regular y sufri¨® como un valiente para ara?ar el punto que les lleva a la siguiente fase de la Champions. Algo impensable hace bien poco, algo que ahora se le va a pedir siempre.
El M¨¢laga da dentelladas de tibur¨®n en su pugna por hacerse un hueco en la memoria del f¨²tbol. Y eso que durante varios minutos San Siro se los comi¨®. Ser¨ªa la leyenda, la deliciosa historia de este templo verde, porque las gradas segu¨ªan la costumbre italiana de ofrecer muchos coloridos y vac¨ªos asientos de pl¨¢stico a la vista. Miedo esc¨¦nico en su sentido m¨¢s estricto.
El M¨¢laga sali¨® un pelo chuleta ¡ªque se lo merece por lo que lleva hecho en la Liga de Campeones¡ª en un ciclo de juego que se cerr¨® con un tiro inocent¨®n de Eliseu tras una larga carrera por la banda izquierda. El mismo lapso en el que el Milan hab¨ªa perdido por lesi¨®n a su lateral derecho y hasta hab¨ªa recibido la pitada de sus fieles.
Durante varios minutos San Siro se los comi¨®.?Miedo esc¨¦nico en su sentido m¨¢s estricto
Pero entonces, entre Bojan y el nombre del estadio, el desparpajo dio paso la inseguridad y al miedo. El futbolista que fue rematador ¡ªy bueno¡ª en el Barcelona, pareci¨® que era el ¨²nico de entre los milanistas capaz de tocar, repartir. Jugar bien al f¨²tbol en definitiva. Tras una jugada con un delicioso pase, el catal¨¢n hizo una maniobra preciosa por la derecha que acab¨® en un disparo seco que no fue gol porque Caballero hizo una de las paradas de su vida. Algo, que repiti¨® tras un saque de falta de Emanuelson. En esta jugada acab¨® el arre¨®n milanista a lomos de un par de pases excelsos de Montolivo y los inevitables estacazos de De Jong. Sin noticias de la cresta de El Shaarawy, que pag¨® su desidia con la sustituci¨®n.
Los de Pellegrini se tomaron unos minutos de respiro (esos que enfadan a los cr¨ªticos brit¨¢nicos). Tras el aire lleg¨® el f¨²tbol. Y lo trajo Isco. Su perfecta t¨¦cnica en la conducci¨®n hizo buen¨ªsimos los movimientos de los delanteros y llev¨® pegado al pie el bal¨®n desde la banda izquierda hasta la derecha donde Eliseu esperaba para cruzarla a la red. Y lo hizo.
La segunda parte fue algo m¨¢s alocada. El Milan no tiene f¨²tbol para repartir, por lo que todo fue de nuevo arre¨®n, ganas, her¨¢ldica.
Y los nombres no pesan porque s¨ª. El M¨¢laga segu¨ªa mostrando ser capaz de jugar mejor al f¨²tbol que su oponente. Isco se permiti¨® alg¨²n que otro lujo m¨¢s. Pero a los malaguistas no les bast¨® con ir con pu?al en la boca. No es lo suyo y no les sale.
Sin embargo, a los milanistas lo de madurar los partidos hasta que caigan de su lado, lo llevan tatuado en el alma. En una de estas, con el M¨¢laga trabajando bien en defensa, Constant se escurri¨® por la izquierda y dio un pase miedo al segundo palo de Caballero, donde Pato esperaba para cabecear el empate.
Con el convaleciente Toulalan y el achampa?ado Robinho en el campo, tampoco cambi¨® el panorama: el M¨¢laga, inc¨®modo, y el Milan... a pescar. Pero el M¨¢laga aguant¨® y entr¨® en la her¨¢ldica del f¨²tbol europeo.
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