La impotencia desangra al Athletic
La derrota ante el Olympique (2-3) deja al subcampe¨®n pendiente de un milagro y muy lejos de su nivel del pasado a?o
Impotente, al borde del desahucio europeo. Abandonado a la mala suerte, hu¨¦rfano de aquella magia que la pasada temporada aportaba la frescura f¨ªsica, el Athletic se aleja de Europa cuando todav¨ªa tiene los deberes pendientes en la Copa y especialmente atravesados en la Liga. Se asoman los nubarrones por San Mam¨¦s, que lleg¨® a ilusionarse media hora despu¨¦s del naufragio inicial, pero acab¨® perdido en el espejismo.
Desde el atormentado verano que a¨²n no ha resuelto las cuitas pendientes en la cocina de Lezama, el Athletic sigue busc¨¢ndose a duras penas a s¨ª mismo entre tropezones hirientes como la derrota de anoche, llamada a pasar factura porque mancilla el prestigio ganado a pulso la pasada temporada y resquebraja la caja. Colista del grupo, con un raqu¨ªtico punto en cuatro partidos, la Europa League martillea el ¨¢nimo con tan p¨ªrricos balances.
El Athletic se desangra de cabeza. En unos casos porque no se encuentra a s¨ª mismo y se funde en la desconfianza; en otros, como anoche, porque le crujen por alto en las mismas narices de su portero cada vez que coge vuelo la pelota. Podr¨ªa decirse que no aprende de los errores y as¨ª cava sin querer su tumba. Hace quince d¨ªas, por ejemplo, el Getafe le ridiculiz¨® a base de faltas directas hacia el ¨¢rea como si nadie se hubiera aprendido la lecci¨®n durante la semana en los entrenamientos. Ante el equipo franc¨¦s, letal en sus ocasiones, la noche tambi¨¦n se torci¨® desde arriba con el cabezazo de Gomis ante una defensa que no tiene qui¨¦n la ponga en su sitio.
Por ah¨ª empez¨® el naufragio ante un Olympique sin rubor para proclamar a los cuatro vientos que le val¨ªa un empate antes de salir al campo: lo suyo es la Liga dom¨¦stica y en Europa sigue fijo. Y al desastre contribuy¨® tambi¨¦n que el Athletic fue v¨ªctima de las urgencias de una victoria que le resultaba imprescindible para sobrevivir en el torneo del que es subcampe¨®n, de una deshilvanada defensa que a?ora al mariscal Javi Mart¨ªnez sobre todo cuando se le cruzan por las piernas gamos como Gomis y, sobre todo, de ese gafe escondido en el jersey amarillo del meta Vercoutre, un ciempi¨¦s.
La debacle tomaba cuerpo, favorecida por el desacierto clamoroso en los remates de De Marcos, capaz de mantener una enemistad interminable con el gol, y Gurpegi. Con un 0-2 nadie reproch¨® a centenares de seguidores rojiblancos que abandonaran su asiento para morder el bocadillo lejos de San Mam¨¦s.
En realidad, se hab¨ªa marchado tan hundido el equipo rojiblanco que nada peor pod¨ªa ocurrir en el segundo tiempo. As¨ª fue, siquiera durante media hora, o quiz¨¢ menos. En realidad, el Athletic hab¨ªa aprovechado el reposo para tumbarse en la camilla del psic¨®logo. Dispuso del tiempo suficiente para interiorizar una impensable pero necesaria catarsis, para conjugarse que segu¨ªan siendo aquellos futbolistas del pasado a?o, capaces de envolverse en un juego intenso, diagonal, acosador hasta aturdir al rival. Y result¨® hasta el punto de enardecer a las gradas con dos goles enloquecidos en diez minutos que hicieron presagiar que volv¨ªa la ¨¦pica, que surg¨ªan por encanto las noches gloriosas de hace apenas unos meses. Result¨® un espejismo que result¨® letal porque no hay nada m¨¢s traicionero que un desenga?o. El p¨²blico se crey¨® la remontada, pero las piernas y la cabeza de varios jugadores del Athletic hace semanas que dejaron de coordinarse.
En el desenlace, se impuso la impotencia y ayuda a que la inquietud se aloje suavemente en San Mam¨¦s. Va cogiendo sitio partido a partido, sobre todo porque ve a su equipo que se desangra, parad¨®jicamente cuando el ¨¦xtasis de la pasada temporada invitaba ahora al gozo. Y ayer se desparram¨® la indignaci¨®n por el sitio m¨¢s insospechado, por el lugar sagrado, por el icono: la grada silb¨® a Marcelo Bielsa cuando quit¨® a Aduriz que convive con el gol. Esos pitos son palabras mayores y, sobre todo, enredan m¨¢s a¨²n el jerogl¨ªfico que aturde ahora al Athletic.
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