Hasta el final de ¡®Mullholland Drive¡¯
Sab¨ªamos que no iba a ser el derbi de la d¨¦cada. Que uno ya no pod¨ªa perder sin perder la Liga ni el otro ganar siendo algo que no es. Tambi¨¦n sab¨ªamos del componente emocional de los cl¨¢sicos en general, de la estad¨ªstica hist¨®rica y de la goleada previa del Barcelona. Por eso sab¨ªamos, igual que los dos entrenadores, que el partido no se iba a disputar en esa selva apasionada en la que se hablan y discuten los cl¨¢sicos durante la semana, sino en un bioma m¨¢s ¨¢rido. Ese que los futboleros solemos llamar ¡°t¨¢ctico¡±, sobre todo para ahorrarnos los detalles descriptivos del paisaje. En este caso, presi¨®n fuerte, roce continuo, triangulaciones largas, abundancia de faltas, balones altos, limitaci¨®n de posibles errores en campo propio. Invierno fr¨ªo.
Cuando digo que sab¨ªamos que el partido pod¨ªa ser as¨ª me refiero a los que estamos dentro del f¨²tbol. Por eso es siempre saludable sentarse en la grada y escuchar los comentarios de la gente, que durante la primera hora solo se sacudi¨® el fr¨ªo con el tiro libre de Cristiano.
Benzema no otorg¨® una referencia fija a la defensa rival; Falco estuvo menos m¨®vil y participativo
Cuando salgo del cine puedo decir si me gust¨® o no la historia, el guion, algunas actuaciones y poco m¨¢s. No sabr¨ªa contestar sobre la congruencia del raccord, si el montaje es bueno, si la fotograf¨ªa merece el Oscar, o si los planos encadenados de trigales son una inspirada alegor¨ªa sobre la nostalgia del cabello de la amada muerta del protagonista o un recurso cursi. No lo s¨¦, se me escapa. Simplemente me duermo, aunque tal vez est¨¦ viendo una obra maestra. Si bien el partido estuvo lejos de ser bueno y solo se abri¨® al juego despu¨¦s del gol de ?zil, yo me entretuve con los detalles de su plano t¨¢ctico. Mirando c¨®mo se aplicaban las respuestas que cada uno hab¨ªa preparado a los recursos del otro. Por ejemplo, porque casi no hubo salidas cortas; o c¨®mo Xabi Alonso se incrust¨® en la ¨²ltima l¨ªnea para encargarse del juego medio y largo. Los desmarques laterales de Khedira. El sentido de seguridad en los giros de los laterales. La orientaci¨®n de los despejes y la distancia de los apoyos. Los intentos coordinados entre Falcao y Diego Costa en el inicio de la presi¨®n. Los achiques defensivos (que realiz¨® mejor el Madrid). El manejo de Pepe y Ramos en la altura y el tempo de la ¨²ltima l¨ªnea en las pelotas detenidas en contra.
Tambi¨¦n me pareci¨® interesante ver la diferencia que marc¨® el Madrid al no otorgar Benzema una referencia fija a la defensa rival, algo que no pudo evitar el Atl¨¦tico con un Falcao menos m¨®vil en horizontal y menos participativo en general. Una rigidez que le facilit¨® el trabajo a dos centrales expertos.
Incluso me distraje con problemas m¨¢s obvios, como intentar ver de qu¨¦ forma pod¨ªan suplir ambos sus carencias para profundizar por los costados ante las ausencias de Filipe Luis y Marcelo, o las posibles alternativas del Madrid a la ya cl¨¢sica posici¨®n a contrapierna de Cristiano y Di Mar¨ªa.
Pero entiendo perfectamente que eso es f¨²tbol para cin¨¦filos, y que mantener el nivel de atenci¨®n hasta el descanso de un primer tiempo donde nadie pudo dar m¨¢s de cinco pases seguidos es como llegar sin palomitas al final de Mulholland Drive.
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