¡°Ning¨²n jugador habla mal de Mourinho¡±
El nuevo t¨¦cnico del Espanyol dice que en el Bernab¨¦u sus jugadores no tendr¨¢n el bal¨®n: "Defendemos mejor que atacamos"
Javier Aguirre (Ciudad de M¨¦xico, 1958) siempre tiene un chiste a mano. Nunca descort¨¦s, se hizo cargo hace 15 d¨ªas del Espanyol, un equipo en llamas, institucionalmente d¨¦bil y colista de la Liga. Aguirre guarda una profunda debilidad por la m¨²sica cl¨¢sica, la literatura y el b¨¦isbol. Asume con orgullo su fanatismo por los Atl¨¦ticos de Oakland, y asegura que es el mejor equipo sobre la faz de la tierra. Ma?ana (19.00; Canal+ y GolT) visita al Madrid.
Pregunta. ?C¨®mo lleg¨® al b¨¦isbol?
Respuesta. Hab¨ªa una cancha de b¨¦isbol a la vuelta de mi casa. En M¨¦xico tenemos una influencia brutal de la cultura de los Estados Unidos. As¨ª que de ni?o comenc¨¦ con el bate, jugaba en la calle o en un campito cerca de donde me cri¨¦. Pero lo tuve que dejar porque no ten¨ªa condiciones; en el f¨²tbol tampoco las ten¨ªa, pero enga?aba m¨¢s.
P. ?C¨®mo era como jugador?
R. Era bastante mediocre, un carnicero. Hoy no podr¨ªa jugar, pero hac¨ªa muy bien una cosa: viv¨ªa el partido, estaba siempre alerta. No se me escapaba un detalle del juego. Hablaba con el ¨¢rbitro y amenazaba a rivales. Cumpl¨ªa con el trabajo sucio, que hoy es imposible de hacer porque hay demasiadas c¨¢maras de televisi¨®n.
P. ?Ya era entrenador cuando jugaba?
Como futbolista, yo amenazaba, hac¨ªa el trabajo sucio. Hoy hay demasiadas c¨¢maras.
R. Sal¨ªa del campo y me sentaba en el banquillo con el t¨¦cnico, que me daba instrucciones para que las transmitiera a mis compa?eros. Hay im¨¢genes del Mundial 86, sentado junto a Bora Milutinovic. No hay v¨ªdeos de goles m¨ªos, pero de eso s¨ª que los hay.
P. ?Por qu¨¦ el Espanyol?
R. El Espanyol me eligi¨® a m¨ª. Cuando me llamaron estaba en m¨ª casa desempleado, aprovechando para leer, estudiar y tambi¨¦n para ver f¨²tbol, pero sobre todo estaba estorbando a mi mujer. Es un club que conozco hace mucho tiempo. Jugu¨¦ en Sarri¨¤ con Osasuna, y me parece una instituci¨®n con una gran historia y afici¨®n. Era una buena oportunidad para volver a dirigir en la Liga, ayudar al equipo y no fallar a la confianza de la gente que ha cre¨ªdo en m¨ª.
P. ?C¨®mo se logra la salvaci¨®n?
R. Con la ayuda de todos. El presidente ha dicho: Tots a una (todos a una). Parece una perogrullada, pero no lo es. Si permito que uno de los 25 jugadores mire a otro lado porque tiene contrato por tres a?os, o porque va a quedar libre, o porque su representante le consigui¨® otra cosa, estoy jodido. Necesito tener comprometidos a todos: al que se va a ir, al que se queda, al joven, al viejo, al mexicano y al espa?ol. A todos.
P. ?Es una creencia o una obligaci¨®n?
R. No tengo ninguna duda. Porque si la tuviera, como le digo al portero: ¡°No dudes. Si sales y te equivocas, no pasa nada: el error es inherente al ser humano. Pero no hay que dudar, porque cuando lo haces te quedas a medio camino¡±. Si dudo en venir al Espanyol, si dudo en el entrenamiento, si dudo en mi capacidad de comunicar, estoy jodido. Y si llego a dudar, que no se note. Que no se entere nadie.
Mi tarea es observar los 88 minutos de juego que el jugador no est¨¢ con el bal¨®n"
P. ?El Espanyol es un equipo m¨¢s intenso?
R. Tiene que ser as¨ª. Si est¨¢s en el ¨²ltimo lugar de la tabla no puedes jugar como si estuvieses en el cuarto. Y, adem¨¢s, ves al M¨¢laga, que est¨¢ cuarto de la Liga, o al Real Madrid, que est¨¢ tercero, y todos corren como locos. Todos luchan, no puede ser que est¨¦s ¨²ltimo y no lo hagas. Lo menos que le exiges a un equipo es intensidad.
P. ?Puede ser peligroso pedirle intensidad al equipo con m¨¢s cartulinas de la Liga?
R. Hay maneras y maneras de conseguir las tarjetas. La intensidad no est¨¢ asociada al juego sucio, al golpe a destiempo, al escupitajo o al cuestionamiento al ¨¢rbitro. Muchas de las amarillas llegan por el retraso del juego o por no respetar la distancia de la barrera, por ejemplo. Cuando digo intensidad, hago referencia a vivir el partido.
P. ?Qu¨¦ es vivir el partido?
R. Un partido de f¨²tbol dura 90 minutos, pero el tiempo neto de juego es de 40, 44 o 45 minutos, no m¨¢s. Estos 40 minutos los divido entre los 22 jugadores: un jugador no llega a tocar el bal¨®n ni dos minutos en un partido. ?Qu¨¦ hace los restantes 88 minutos? Esa es la intensidad. Tiene asignada una marca, la cambia, presiona, mira el banquillo, al juez de l¨ªnea o cuida sus botas. Luego, cuando le cae el bal¨®n, dispone bien de ¨¦l. Eso es el f¨²tbol, no el pu?etazo, ni la barrida.
P. Desde que lleg¨® al banquillo le pide al equipo comunicaci¨®n, ?estaban cohibidos los jugadores?
R. Entiendo el f¨²tbol as¨ª, no s¨¦ s¨ª estaban cohibidos. No puedo tener un central que no hable o un portero que no grite. Cuando se ve que un arquero choca con una central y le queda el bal¨®n servido para marcar al delantero es porque no hay comunicaci¨®n. Se habla jugando y se juega hablando.
Nuestros rivales tienen el bal¨®n, nosotros a¨²n defendemos mejor de lo que atacamos"
P. Los jugadores aluden a un cambio de chip. ?Qu¨¦ le faltaba al equipo?
R. No lo s¨¦. Ser¨ªa irrespetuoso meterme con el trabajo de Pochettino y no lo voy a hacer. Cuando llegu¨¦ intent¨¦ imponer ciertas bases, no imagino el f¨²tbol sin ellas. Ahora estamos en eso: intensidad, comunicaci¨®n, recuperar inmediatamente la pelota si la pierdo y transiciones r¨¢pidas. Mi tarea consiste en observar los 88 minutos que el jugador no est¨¢ con el bal¨®n. Para los otros dos minutos tengo otra gente que se dedica. Necesito jugadores que ayuden a defender, que realicen una diagonal, que salgan del fuera de juego. Necesito a mis jugadores cuando no tienen el bal¨®n.
P. ?C¨®mo se gana en el Bernab¨¦u?
R. Tienen que darse muchos factores a tu favor para lograr una victoria: un error del ¨¢rbitro, de un rival, se necesita fortuna. El Bernab¨¦u es una plaza complicad¨ªsima, pero lo es para el Bayern, para el Bar?a, y l¨®gicamente, tambi¨¦n lo es para mi equipo. Es muy dif¨ªcil.
P. ?Qu¨¦ partido se va a ver?
R. No tengo la alineaci¨®n, pero s¨ª la forma de jugar. En los dos ¨²ltimos partidos los rivales tuvieron el bal¨®n y el nuestro se defendi¨®. Eso es lo que se va a dar en el Bernab¨¦u. Hoy por hoy, defendemos mejor de lo que atacamos.
P. ?Messi o Ronaldo?
R. Tenemos la suerte de disfrutar a los dos en la Liga.
P. ?Qu¨¦ opina de Mourinho?
R. Desde que nos conocimos hicimos clic. Tengo una muy buena relaci¨®n con ¨¦l. Me parece un profesional exitoso. Invierte su tiempo en el trabajo desde que se despierta hasta que va a dormir y ah¨ª est¨¢n los t¨ªtulos. Y, lo m¨¢s importante, no conozco a ning¨²n jugador que hable mal de ¨¦l. Ese es el mejor patrimonio que puede tener un entrenador.
Hay t¨¦cnicos que salieron por la puerta de atr¨¢s porque sus jugadores ladraron"
P. ?Qu¨¦ convierte a un entrenador en exitoso?
R. Habr¨ªa que ver c¨®mo se mide el ¨¦xito. Si se mide a trav¨¦s de los sueldos, la cantidad de t¨ªtulos o la relaci¨®n con los jugadores. Hay t¨¦cnicos que salieron por la puerta de atr¨¢s, porque los jugadores ladraron.
P. Simao dijo: ¡°Me gusta Aguirre porque mira a los ojos cuando habla¡±.
R. Hablo con los jugadores de la misma manera que lo hago con mi mujer o con los periodistas. Escucho y discuto. Y, si me doy cuenta de que el otro tiene la raz¨®n, lo admito, aunque me cuesta.
Simao empez¨® de cero igual que los otros 24 jugadores. Lo he puesto en un partido de titular y en otro de suplente.
P. ?Qu¨¦ es el humor para usted?
R. Es vital. No puedes, ni debes, andar por la vida sin humor.
P. ?Lo usa como mecanismo de defensa?
R. No lo uso en la intimidad, pero de repente s¨ª es bueno usarlo s¨ª necesito salir de alg¨²n atolladero.
P. ?Por qu¨¦ hay tantos entrenadores enojados?
R. ?Le parece?
P. S¨ª.
R. Son interpretaciones y muchas err¨®neas. Yo he tenido discusiones con periodistas que me preguntaban: ¡°M¨ªster, ?por qu¨¦ est¨¢ serio?¡±, y se equivocaban porque ven¨ªa de matarme de risa en el vestuario.
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