La admirable calma de Zubizarreta
Hist¨®ricamente depresivo, reiteradamente victimista, el comportamiento del Bar?a ha sido cre¨ªble en la reca¨ªda de Tito
A las mejores instituciones se les mide por sus respuestas en las situaciones m¨¢s adversas, como por ejemplo ha pasado en el Bar?a con la reca¨ªda de Tito Vilanova. Hist¨®ricamente depresiva, reiteradamente victimista, excesivamente fatalista, el comportamiento de la entidad azulgrana ha sido sobre todo cre¨ªble, tanto por su respeto con la enfermedad de su entrenador como por la naturalidad con la que afronta su futuro, como si estuviera preparada para la peor de las situaciones. Hoy se impone el sentido com¨²n y se combaten las rivalidades que anteriormente desgarraron a una instituci¨®n con tendencia al cainismo.
As¨ª, hubo un tiempo en que para intentar descubir los motivos de su separaci¨®n, se intent¨® enfrentar a las figuras de Pep Guardiola y Tito Vilanova. Hubo muchas interpretaciones, y tambi¨¦n alguna maledicencia, sin reparar en que, m¨¢s all¨¢ de cualquier cuita personal, se impon¨ªa el bien com¨²n del Barcelona. El legado de Guardiola qued¨® personificado en Vilanova y tambien en el director deportivo Andoni Zubizarreta. Ambos se incorporaron al club azulgrana por deseo del entrenador m¨¢s laureado de la historia del Bar?a, seguramente fastidiado porque en su d¨ªa no se guard¨® el dolor que se impon¨ªa despu¨¦s de su salida del Camp Nou.
A la mayor¨ªa de secretarios t¨¦cnicos les hubiera resultado imposible gestionar la partida de un t¨¦cnico como Guardiola, generoso con el club por m¨¢s que se le acusara de tener una actitud egoista. Zubizarreta, en cambio, no solo asumi¨® en silencio el adi¨®s del capit¨¢n del dream team sino que supo ver entonces en Vilanova las virtudes que ahora han descubierto la mayor¨ªa de aficionados y analistas t¨¦cnicos. Tito tiene mucha personalidad, no politiquea con las alineaciones, corrige bien los partidos, dispone de un buen cat¨¢logo de jugadas de estrategia y, sobre todo, nunca transmite angustia ni genera situaciones de tensi¨®n.
El liderazgo del Bar?a ya no lo representa un entrenador, ni ning¨²n personalismo, sino una idea de juego
La forma de ser del entrenador ha permitido manejar con naturalidad un momento de m¨¢xima complejidad y dramatismo. No hubiera sido posible seguramente con un t¨¦cnico y un director deportivo diferentes a los actuales. Ahora se impone la reflexi¨®n y la calma en el Bar?a. Lesionado Vilanova, le sucede su segundo, Jordi Roura, de la misma manera que a Guardiola le relev¨® su ayudante, Tito. Quien toma las decisiones ya no es el entrenador, como ocurr¨ªa antes en el Bar?a, sino el secretario t¨¦cnico, el mismo que garantiza fidelidad a un proyecto, a una cultura, a un estilo, que est¨¢ por encima de los personalimos.
No es que el Barcelona funcione con el piloto autom¨¢tico, de manera que tanto da quien se siente en el banquillo, sino que se trata de que el liderazgo del equipo sea colectivo. Y, llegados a tal extremo, no hay mejor bandera que la del juego, el punto de encuentro de los futbolistas, m¨¢s protagonistas que nunca. Los jugadores no defienden a un entrenador sino a una idea y, por tanto, prefieren que les dirija un representante de esa forma de pensar antes que un t¨¦cnico con su manual. Aunque nunca se sabe qu¨¦ resultados se dar¨¢n, se supone que el Bar?a ser¨¢ igual de reconocible con Roura que con Vilanova.
El m¨¦rito es de Cruyff, de Van Gaal, de Rijkaard, de Guardiola, de Vilanova y especialmente de Zubizarreta, el hombre tranquilo en un club nervioso como el Bar?a, cada vez m¨¢s maduro. Tito se recuperar¨¢ no solo por su valent¨ªa sino porque no teme por su puesto. Zubi le guarda la silla en el Camp Nou, un asiento que simboliza la fuerza del Bar?a. El club ha encontrado en el tono institucional de Zubizarreta el mejor calmante a las peores adversidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.