El estilo como escudo
Sin Tito, el Bar?a se impone al Valladolid (1-3) con un partido calmado y ortodoxo
Cargada la previa por la v¨ªa emocional suscitada por la reca¨ªda de Tito, el Barcelona corr¨ªa el peligro de sobreexcitarse. No fue as¨ª la gesti¨®n de sus sentimientos. Todo lo contrario. Aflor¨® la naturalidad de su juego cuando lo necesit¨® y claro, ah¨ª tambi¨¦n emergi¨® Messi.
Respondieron los futbolistas a las ¨®rdenes de Roura con un ejercicio de ortodoxia. Fue como si en la dificultad an¨ªmica en la que se ha metido el grupo este decidiera asirse al puro estilo, como si el caparaz¨®n para aislarse fuera el desarrollo natural de la mec¨¢nica de tiempos, movimientos y pases, no todos precisos. Ah¨ª, en las combinaciones, al Bar?a le cost¨® reconocerse. Le concedi¨® la pelota el Valladolid y le ofreci¨® las bandas, el ¨²ltimo recurso que parece haberse impuesto para tratar de cortocircuitarle o de que le pueda la impaciencia.
Valladolid, 1 - Barcelona, 3
Valladolid: Hern¨¢ndez; Rukavina, Sereno, Marc Valiente, Balenziaga; Omar, Sastre (Baraja, m. 81), V¨ªctor P¨¦rez, Bueno (Pe?a, m. 65); ?scar y Manucho (Guerra, m. 75). No utilizados: Jaime; Neira, Pe?a, ?lvaro y Rubio.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Mascherano, Alba; Xavi, Busquets, Thiago (Iniesta, m. 84); Pedro (Tello, m. 93), Messi y Alexis (Villa, m. 77). No utilizados: Pinto; Puyol, Montoya y Dos Santos.
Goles: 0-1. M. 43. Xavi culmina una jugada colectiva del Barcelona. 0-2. M. 59. Messi, de jugada individual. 1-2. M. 88. Javi Guerra aprovecha un rechace de Vald¨¦s. 1-3. M. 93. Tello bate por bajo a Dani Hern¨¢nez.
?rbitro: Clos G¨®mez. Amonest¨® a Bueno, Sereno, Thiago, Sastre y ?scar.
Nuevo Zorrilla: Unos 25.000 espectadores.
Cuando pudo, el equipo de Djukic se despleg¨® con balones largos a Manucho o con los escarceos de Omar, sobre todo en los primeros golpes del partido. En uno de ellos, un centro pasado de Balenziaga, cabece¨® Manucho y el bal¨®n dio en la mano de Jordi Alba. Clos no se?al¨® penalti y eso ya hizo aflorar la irritaci¨®n de la grada, que consider¨® que muchas de las faltas se?aladas a favor de los azulgrana eran rigurosas. Present¨® Zorrilla aforo completo, espoleado el personal por la presencia de uno de los grandes y animado por la propuesta ambiciosa de los suyos en lo que va de curso. Con el Bar?a en calma chicha, por momentos el voltaje del encuentro lo puso el ruido que sal¨ªa desde las tribunas en cada decisi¨®n arbitral.
En ese escenario, el Bar?a jug¨® a digerir el partido, a encontrar una soluci¨®n desde la calma con la que se pasaba la pelota. Jug¨® Alves por Adriano, lesionado, y Thiago entr¨® por Iniesta, que acusaba molestias. El primero se ha convertido en una especie de sat¨¦lite, un lateral al margen del sistema. Es como si hubiera perdido la conexi¨®n con los automatismos para engarzarse a sus compa?eros. Hace da?o aun cuando rompe con claridad, a un centro raso suyo no lleg¨® por poco Alexis en el primer rondo que hilvanaron los cul¨¦s.
Busquets sostuvo el dibujo para recuperar la pelota tras las p¨¦rdidas y tener el dominio
Thiago tuvo detalles, aunque le falt¨® precisi¨®n en algunas construcciones. Bajaba Xavi a tratar de ordenar, Messi flirteaba y amagaba con alg¨²n eslalon, Alexis trataba de hacer incursiones con desmarques de ruptura hacia adentro y Busquets sosten¨ªa el dibujo para recuperar la pelota tras la p¨¦rdidas. Suficiente para tener un dominio que no encontraba agujeros. Un par de faltas al borde del ¨¢rea concedieron primero a Xavi y a Messi la ocasi¨®n de sacar a pasear las roscas. Fue Messi el que estuvo m¨¢s afilado. Su lanzamiento estaba m¨¢s para un diestro que para un zurdo, pero hizo un ejercicio de magistral de tobillo que estrell¨® la pelota en el palo. Fue un aviso de lo que vendr¨ªa luego. En esa academia templada con la que el Bar?a transit¨® por el partido el gol lleg¨® por un costado. Debe ser duro conceder una zona, por descartar la que se piensa en la que este equipo puede hacer da?o, y que el cerrojo salte por ah¨ª precisamente. Inici¨® Xavi, combin¨® con Messi, apareci¨® Jordi Alba y Xavi lleg¨® para acabar lo que hab¨ªa empezado. Faltaban cinco minutos para el descanso y el gol ya pareci¨® finiquitar el duelo. Si con esa parsimonia los azulgrana hab¨ªan logrado adelantarse, con un gol de ventaja ya parecieron inalcanzables en el segundo acto.
Sigui¨® Busquets ejerciendo de dovela. Nadie represent¨® mejor ese sosiego estil¨ªstico en el que se imbuyeron ¨¦l y sus compa?eros. Cort¨® mucho y toc¨® f¨¢cil y de primeras. Floreci¨® Messi ya por completo con ese trazo ya m¨¢s acertado con la pelota. Recuper¨® una vez m¨¢s Busquets, entreg¨® a Xavi, que regal¨® un taconazo a La Pulga. Lo siguiente fue un ca?o y un disparo raso, cruzado y manso que se col¨® tras pegar en el poste. Una obra que hab¨ªa sido precedida por un error en una ocasi¨®n de las que no suele errar. Hab¨ªa perseguido una pelota hasta la frontal del ¨¢rea, se aprovech¨® de una confusi¨®n, se hizo con el cuero y por primera vez en este a?o brutal que lleva, con todo a favor para marcar, su tobillo se descuadr¨® por cuatro o cinco metros de la porter¨ªa. Una anormalidad dentro de partido en que el Bar?a apel¨® a la naturalidad para dedicarle a su entrenador la victoria.
En medio de otra convulsi¨®n an¨ªmica, de otra bofetada, los futbolistas de Tito se agarraron al estilo. A lo de siempre. A la pelota. A tocar y a ganar.
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