El primer t¨ªtulo, la primera piedra
La llegada de lanzadores como Cecilio, Ur¨ªa y Novoa, de Pagoaga en la porter¨ªa y la experiencia de hombres como L¨®pez Balcells llevaron a Espa?a a ganar el Mundial B de 1979 en Barcelona
A la generaci¨®n de jugadores que abander¨® Papitu Perram¨®n le sigui¨® otra generaci¨®n con mucha m¨¢s envergadura y mejor preparada f¨ªsicamente. Era lo que correspond¨ªa a un pa¨ªs que hab¨ªa crecido a todos los niveles y cuyo desarrollo econ¨®mico permit¨ªa mejorar no solo los h¨¢bitos alimentarios sino tambi¨¦n comenzar a generar unas infraestructuras m¨¢s id¨®neas para la pr¨¢ctica del deporte. Aquel progreso imparable se hizo patente en el Mundial B de balonmano de 1979, que Espa?a pidi¨® organizar para intentar asegurarse la clasificaci¨®n para los JJOO de Mosc¨² en 1980. Hab¨ªa ilusi¨®n al comenzar el campeonato, pero pocos pod¨ªan imaginar que la selecci¨®n lograr¨ªa colgarse el oro en el Palau Blaugrana de Barcelona.
¡°Aquello fue un salto de calidad importante¡±, explica Emilio Alonso, entonces segundo entrenador de Domingo B¨¢rcenas. ¡°Fue la culminaci¨®n de un equipo que empezaba a cubrir, con la entrada de nuevos jugadores, algunas de sus carencias hist¨®ricas. Los grandes lanzadores del momento, Morera y Villamar¨ªn, encontraron el relevo en figuras con m¨¢s altura y envergadura como Cecilio Alonso, Ur¨ªa, Novoa, Albizu, y en el extremo la llegada de Eugeni Serrano concedi¨® una velocidad poco usual. Se gan¨® lanzamiento exterior y ello oblig¨® a que las defensas contrarias se abrieran y dejaran huecos para hombres experimentados como Quico L¨®pez Balcells, Fernando de Andr¨¦s o Vicen? Calabuig. Y ah¨ª estaba el genial Goyo para aprovecharlo¡±.
T¨¢cticamente, Espa?a se present¨® en el Mundial como un equipo muy distinto al que hab¨ªa acudido a los JJOO de M¨²nich en 1972 (Espa?a se hab¨ªa quedado fuera en Montreal 1976). ¡°Lo que nosotros aportamos fue el tiro exterior¡±, explica Cecilio Alonso. ¡°Hab¨ªa sido el m¨¢ximo goleador de la Liga tres veces seguidas y atravesaba mi mejor momento. Pero comenzaba a sentir molestias en el hombro y por eso acab¨¦ jugando solo en ataque para reservarme. Cuando llegu¨¦ a la selecci¨®n me llamaban el ni?o. Ten¨ªa 18 a?os. Pero en el Mundial jugu¨¦ a un gran nivel. Nos ganamos el respeto de todas las defensas. Y abrimos la puerta de ¨¦lite a nuestro deporte¡±.
Recuerdo que nos concentramos en Castelldefels, pero no hab¨ªa la rigidez de ahora. De vez en cuando te pod¨ªas permitir alguna escapadita" L¨®pez Balcells
B¨¢rcenas y Emilio Alonso estaban introduciendo ya m¨¦todos de trabajo basados en experiencias acumuladas en pa¨ªses muy consolidados como Ruman¨ªa o incluso la URSS. ¡°Eran nuestros modelos¡±, incide Alonso. Pero en las concentraciones no hab¨ªa la seriedad actual. ¡°Recuerdo que nos concentramos en Castelldefels, pero no hab¨ªa la rigidez de ahora. De vez en cuando te pod¨ªas permitir alguna escapadita¡±, indica L¨®pez Balcells, entonces l¨ªder indiscutible del equipo. ¡°Nos entren¨¢bamos ma?ana y tarde¡±, agrega Cecilio Alonso. ¡°Y te juntabas mucho con tu compa?ero de habitaci¨®n. Todos ten¨ªamos nuestras cosas. Recuerdo que Santos Labaca se levantaba a las seis de la ma?ana para afeitarse y pon¨ªa la radio porque necesitaba ruido. Daba igual que hablara en espa?ol o en alem¨¢n. A Albizu le amargu¨¦ la vida, porque me pasaba todo el d¨ªa llamando a mi novia desde la habitaci¨®n. Y De Andr¨¦s empezaba a hacer abdominales a las ocho de la ma?ana¡±.
La convivencia era buena en el vestuario. ¡°Nos junt¨¢bamos m¨¢s los j¨®venes por un lado y los veteranos por otro¡±, comenta Cecilio. ¡°Ten¨ªa muy buena amistad con Patxi Pagoaga y con Albizu, pero todos form¨¢bamos un grupo homog¨¦neo y nos ayud¨¢bamos¡±. Esa fue la base que gener¨® aquel ¨¦xito. Espa?a se clasific¨® para las semifinales sin grandes problemas y accedi¨® a la final contra Suiza, sabiendo lo que les esperaba. ¡°B¨¢rcenas me hizo caso cuando le aconsej¨¦ que evit¨¢ramos a Suiza en los grupos, porque era una gran selecci¨®n¡±, dice Emilio Alonso. ¡°Y la prueba fue que nos lo encontramos en la final. Nos fueron ganando con diferencias de dos a cuatro goles. Pero en los minutos finales, con el Blaugrana a tope, surgieron las figuras de Cecilio y de L¨®pez Balcells y acabamos siendo campeones¡±.
Fue una explosi¨®n de j¨²bilo. El primer t¨ªtulo de Espa?a y la clasificaci¨®n para los JJOO de Mosc¨² de 1980. ¡°El balonmano espa?ol hab¨ªa puesto la primera piedra. Y en Mosc¨² lo confirmamos¡±, concluye el pivote de aquella selecci¨®n.
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