Goyo, el maestro de los centrales
Le faltaba envergadura, pero con su creatividad dirigi¨® a la selecci¨®n hacia el hist¨®rico quinto puesto en Mosc¨² 1980
Comparado con las torres que ahora adornan las primeras l¨ªneas de todos los equipos de balonmano, Gregorio L¨®pez, Goyo, no ser¨ªa gran cosa. Le faltaba estatura, eso estaba claro. Y tambi¨¦n envergadura, ten¨ªa cierta fragilidad f¨ªsica. Sin embargo, la velocidad con la que mov¨ªa el bal¨®n, su riqueza de ideas, su claridad de conceptos le permitir¨ªa todav¨ªa ahora hacerse un hueco entre los mejores del mundo. Goyo fue un central a la vieja usanza, con poco tiro pero capaz de cargarse el equipo a su espalda y llevarle hasta la victoria. Y eso fue lo que hizo en los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨² en 1980, hasta conseguir colocar a Espa?a en la quinta posici¨®n tras superar a la potente Yugoslavia en su ¨²ltimo partido. Fue un hito, una fecha hist¨®rica, que permiti¨® a Espa?a meter definitivamente el pie en la ¨¦lite mundial.
¡°Conoc¨ª a Goyo cuando estaba jugando con los juveniles del Bosco Navas en Barcelona¡±, recuerda Sergi Petit, exentrenador del Picadero y del Barcelona y ex director t¨¦cnico de la Federaci¨®n Espa?ola. ¡°Ten¨ªa unas cualidades innatas. Supl¨ªa las carencias de su f¨ªsico con una excelente coordinaci¨®n de movimientos y con acciones impensables. Era muy creativo y elegante y ten¨ªa una gran visi¨®n de conjunto. Y adem¨¢s era una persona abierta y que comunicaba muy bien con el equipo¡±.
La historia no le hizo justicia. Fue uno de los mejores centrales del mundo y la vida acab¨® siendo dura para ¨¦l¡± Quico L¨®pez Balcells
Petit le incorpor¨® al Picadero, equipo al que entrenaba entonces. Su evoluci¨®n fue r¨¢pida. Muy pronto impresion¨®. Dirig¨ªa el juego de ataque con una solvencia impresionante, que le convirti¨® en uno de los jugadores m¨¢s codiciados del momento. Fich¨® por el Calpisa y jug¨® tambi¨¦n en el Granollers. Gan¨® cuatro Ligas y cuatro Copas y fue campe¨®n de la Recopa. Pero su nombre qued¨® unido al de la selecci¨®n espa?ola desde que debut¨® en 1975 en un partido contra Suiza. Jug¨® con el equipo nacional hasta 1983. Concluy¨® con 108 internacionalidades. Y fue una de las piezas clave en el Mundial B de 1979 que Espa?a gan¨® en Barcelona y en los JJOO de Mosc¨² en 1980, en que acab¨® quinto.
¡°Bajo mi punto de vista, su aportaci¨®n en el quinto puesto de Mosc¨² fue imprescindible¡±, reconoce Emilio Alonso, entrenador junto a B¨¢rcenas en aquellos JJOO. ¡°Era muy original. Su juego era moderno y vers¨¢til. Improvisaba mucho y siempre eleg¨ªa la mejor soluci¨®n. Tanto en Barcelona como en Mosc¨² brill¨® a gran altura, porque la incorporaci¨®n de lanzadores del nivel de Cecilio, Ur¨ªa y Novoa oblig¨® a las defensas contrarias a abrirse m¨¢s y dejar huecos. Y Goyo encontr¨® el terreno id¨®neo para poder penetrar hasta los seis metros y para dar juego a pivote y extremos. Era un genio y como persona ten¨ªa un gran sentido de la vida, con alegr¨ªa y simpat¨ªa. Era imposible no quererle¡±.
Cuando dej¨® de ser seleccionado su vida cay¨® en un cierto deterioro. Falleci¨® de un infarto a los 35 a?os
Fue admirado por todos y respetado. ¡°Para m¨ª la historia no le hizo justicia. Fue uno de los mejores centrales del mundo y la vida acab¨® siendo dura para ¨¦l¡±, comenta Quico L¨®pez Balcells, pivote de la selecci¨®n que jug¨® en Mosc¨². ¡°Siempre ve¨ªa al compa?ero. Y eso cuando te est¨¢s pegando con los defensas, como en mi caso, se agradece. Ve¨ªa con claridad cu¨¢ndo y c¨®mo deb¨ªa pasarme el bal¨®n. Y lo hac¨ªa con precisi¨®n, con sentido del juego. Me hizo brillar¡±.
Tres a?os despu¨¦s del ¨¦xito de Mosc¨², Goyo dej¨® de ser seleccionado. Y su vida cay¨® en un cierto deterioro. Acab¨® dejando el Granollers y con problemas personales. Encontr¨® una salida como entrenador del Sant Fost en 1986. Estaba tocando fondo. Y falleci¨® de un infarto a los 35 a?os en 1987. Pero su nombre qued¨® grabado con letras de oro en la historia del balonmano espa?ol. Su aportaci¨®n no podr¨¢ borrarla nadie.
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