Los tambores acallan a los violines
Primera derrota del Barcelona en la Liga (3-2) tras una gran remontada de la Real iniciada por Castro y culminada por Agirretxe
Los tambores acabaron al final con los violines. La Tamborrada comenz¨® con una memorable remontada de la Real ante el Bar?a. El arrebato donostiarra tuvo la ¨¦pica propia de las tardes hist¨®ricas de la Liga. El partido anunciaba una nueva victoria azulgrana, tan c¨®moda como muchas de las 10 alcanzadas en cancha ajena, y acab¨® con un espectacular triunfo blanquiazul. No se sabe muy bien qu¨¦ les ocurre a los azulgrana en San Sebasti¨¢n, donde no ganan desde 2007. No solo no se corrigen sino que empeoran: el a?o pasado se dejaron empatar y ayer perdieron su primer partido en el torneo despu¨¦s de desperdiciar una ventaja de dos goles.
Aunque Messi sigue contando goles (29, 10 consecutivos, como en los tiempos de Mariano Mart¨ªn y Ronaldo) y los azulgrana mantuvieron muchas de las constantes vitales que le permitieron mantenerse 19 jornadas invictos, con solo un empate, la segunda vuelta no ser¨¢ como la primera. Ya se acab¨® contar r¨¦cords y se impone volver a ganar partidos despu¨¦s que a los barcelonistas se les fundieran los plomos. La ciclog¨¦nesis explosiva que se hab¨ªa anunciado para las 19.00 horas no fue meteorol¨®gica sino futbol¨ªstica.
Real Sociedad, 3 - Barcelona, 2
Real Sociedad: Bravo; Carlos Mart¨ªnez, Mikel Gonz¨¢lez, ??igo Mart¨ªnez, De la Bella; Markel, Illarrimendi, Xabi Prieto (Rub¨¦n Pardo, m. 79); Griezmann, Vela (Agirretxe, m. 84) y Castro (Ifr¨¢n, m. 74). No utilizados: Zubikarai; Elustondo, Jos¨¦ ?ngel y Estrada.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Puyol, Alba; Xavi, Busquets, Cesc (Mascherano, m. 59); Pedro (Adriano, m. 89), Messi e Iniesta. No utilizados: Pinto; Alexis, Thiago, Song y Tello.
Goles: 0-1. M. 7. Messi. 0-2. M. 25. Pedro. 1-2. M. 41. Castro. 2-2. M. 63. Castro. 3-2. M. 91. Agirretxe.
?rbitro: Undiano Mallenco. Expuls¨® a Piqu¨¦ por doble amonestaci¨®n (m. 56). Mostr¨® tarjeta amarilla a ??igo Mart¨ªnez, Iniesta, Busquets, Illarramendi y Griezmann.
Unos 30.000 espectadores en Anoeta.
La Liga es sagrada para Vilanova. Jug¨® el Bar?a en Anoeta de salida con el equipo titular, nada de reparar en la ventaja que le concede la clasificaci¨®n, sin pensar tampoco en el decisivo partido de Copa del jueves en M¨¢laga. Al cuarto de hora, ya contaba un gol de Messi (29), un tiro al palo de Pedro y un remate fallido del 10. Messi se qued¨® solo ante el portero nada m¨¢s comenzar y cruz¨® en exceso el bal¨®n ante Bravo. No perdon¨® el Bal¨®n de Oro a la siguiente ocasi¨®n (0-1) y antes de cumplirse la media hora Pedro dej¨® el 0-2 despu¨¦s de una asistencia de Xavi. El rondo del Barcelona era tan r¨¢pido como preciso, futbol¨ªsticamente exquisito, imposible para una zaga tan tierna como la de la Real. El l¨ªder se gustaba en Donosti.
La irrupci¨®n de Iniesta fue espectacular. No hubo gol ni jugada que no fuera armada por el mejor constructor de Europa. La bota del manchego es como la l¨¢mpara de Aladino. La frotas y sale un pase de gol. Apretaba la zaga, romp¨ªa Pedro e Iniesta la pon¨ªa para Messi. Un recital abonado por la fragilidad de la Real. Los donostiarras defend¨ªan mal, sobre todo las jugadas a espaldas de los centrales, y en cambio atacaban muy bien por la bandas, sobre todo con Griezmann y Chori Castro, titular ayer, un fen¨®meno cuando enfrenta al Bar?a, cosa que sabe Montanier.
Aunque liviana, la Real tiene buenos peloteros, jugadores que se asocian f¨¢cilmente como Xabi Prieto, Greizmann, Vela, Illarramendi, Vela o el Chori Castro, futbolistas que tocan como jilgueros en campo contrario. El buen juego ofensivo blanquiazul alivi¨® sus concesiones defensivas y le permiti¨® meterse en el partido despu¨¦s de que Messi mandara el cuero al poste izquierdo de Bravo. Habilitado por Vela, el Chori Castro cruz¨® la bola ante Vald¨¦s y antes de alcanzar el descanso marc¨® el 1-2. Quedaba de nuevo abierto el encuentro para suerte de la Real.
Muchas piezas se aflojaron, arriba y abajo, y los azulgrana perdieron finura individual e intensidad colectiva. No hab¨ªa noticias de Messi ni de Cesc, ya se sabe de la inestabilidad de Alves y hasta perd¨ªa la pelota Busquets. Al Bar?a se le embolic¨® de mala manera la contienda, excesivamente agitada y loca para su gusto, una sorpresa despu¨¦s de que contara hasta cinco ocasiones de gol. Muy desconcentrados, los barcelonistas se destensaron, la distancia entre las l¨ªneas era cada vez mayor, las p¨¦rdidas de bal¨®n se sucedieron y se agrand¨® la Real.
El gol era solo cuesti¨®n de tiempo porque las constantes vitales del Bar?a eran cada vez m¨¢s preocupantes: Iniesta achicaba en su campo y se gan¨® una tarjeta y acab¨® expulsado Piqu¨¦. Enfurecida, la Real movi¨® muy bien el ¨¢rbol y estamp¨® en su ¨¢rea al Barcelona. Iba el bal¨®n de c¨®rner a c¨®rner, cada vez m¨¢s cerca de la porter¨ªa, convencida la hinchada donostiarra de que el empate llegar¨ªa ni que fuera de rebote, como as¨ª ocurri¨® en un tiro de Chori Castro que dio en Mascherano.
El tanto seren¨® a la Real y espabil¨® al Barcelona. El partido, sin embargo, qued¨® dividido y a merced de Undiano Mallenco, muy protestado por los barcelonistas por su permisividad con la Real e igualmente indulgente con Iniesta. El empate parec¨ªa una apuesta segura. Una falsa impresi¨®n. Ya se sabe que siempre queda una ¨²ltima jugada en los grandes partidos, y naturalmente fue protagonizada por la Real. Agirretxe aprovech¨® un centro de Carlos Martinez y puso el 3-2, un resultado tan explosivo como el partido de Anoeta. Los tambores de la Real acallaron a los violines del Barcelona. Y no pareci¨® injusto. Aunque se perdieron los azulgrana, merecieron ganar los donostiarras. Y nadie, por cierto, culpabiliz¨® de nada a Vald¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.