Todo intensidad, nada de goles

Hubo choques, electricidad, reproches, expulsiones, espor¨¢dicos rifirrafes y hasta frenes¨ª. Pero pocos remates y menos f¨²tbol. Una mezcla que result¨® en un duelo vistoso aunque sin goles; un empate entre el Espanyol y el Zaragoza, que hizo honor a su condici¨®n de mejor anfitri¨®n de la Liga.

No fue sencillo para el Espanyol conjugar el cuero, sobre todo porque faltaba la figura del sancionado Joan Verd¨², tan trascendental en el equipo que el t¨¦cnico Javier Aguirre vari¨® el dibujo t¨¢ctico. Sin el crupier de pases definitivos, entendi¨® que en la fase defensiva no ten¨ªa sentido ofrecer huecos a la segunda l¨ªnea rival. Libertad para el virguero; cors¨¦s para el jornalero. As¨ª, de un 4-2-3-1, el Espanyol mut¨® en 4-1-4-1. Pero result¨® un castigo may¨²sculo para Sergio Garc¨ªa, de regates difuminados ante la mara?a adversaria, falto de aliados porque Baena y V¨ªctor S¨¢nchez, m¨¢s c¨®modos en el repliegue que al abordaje, no llegaron desde atr¨¢s. Tampoco tiraron diagonales los extremos blanquiazules, por m¨¢s que Sim?o probara las carreras hom¨¦ricas y Stuani se convirtiera en la referencia, en el jugador que absorb¨ªa el cuero para tratar de sacar los centros, nunca rematados.

M¨¢s afilado result¨® el Zaragoza, que apenas mezcl¨® y menos compuso partituras con el bal¨®n para el recuerdo, pero que a punto estuvo de resolver alg¨²n entuerto en casa ajena porque Postiga siempre tiene el ca?¨®n preparado y porque Monta?¨¦s y V¨ªctor Rodr¨ªguez se subrayan en los metros finales. As¨ª, Postiga prob¨® dos disparos lejanos; uno que se desbrav¨® con los metros y otro que Casilla no ataj¨®, pero que Rodr¨ªguez no acert¨® a finalizar en la continuaci¨®n. Poco m¨¢s ofreci¨® el equipo de Jim¨¦nez, que de repente tiene el ¨¢nimo por los suelos, como si la correcta primera vuelta no valiera. Se resisti¨® al abandono Zuculini, que pretendi¨® sin ¨¦xito ser omnipresente, tan vehemente sobre el c¨¦sped como falto de regate. Y, sobre todo, acus¨® el Zaragoza un problema de ritmo, puesto que Movilla guarda la pelota con acierto, pero no la reparte con diligencia, justo lo que reclaman los en¨¦rgicos medios que le rodean, dispuestos al quiebro y a la carrera con metros, aunque menos inspirados cuando sienten el aliento en la nuca.

Con la medular abigarrada y sin el remate final de Sergio Garc¨ªa ni de Postiga, sin una genialidad ni un chispazo en el juego a¨¦reo, ambos equipos se hicieron los remolones a la hora de sacar la bandera blanca, muy el¨¦ctricos pero sin juego, sin ocasiones ni f¨²tbol. Imagen y actitud que se corresponde con la fiereza que imprime Jim¨¦nez a sus equipos; con la declaraci¨®n de intenciones de Aguirre en la previa, cuando asegur¨® que sus planes y el f¨²tbol de su equipo pasa por la intensidad del equipo hasta el final del curso. Pero en La Romareda, la entrega se qued¨® en un ejercicio de voluntarismo y nada m¨¢s, en unas tablas que les vale a los dos equipos porque el fango queda atr¨¢s.