?D¨®nde est¨¢ Jandro?
Los cinco acusados soportan el relato del jefe de la investigaci¨®n, al que el abogado de Saiz pregunta por un asistente sin identificar
Confrontado con la narraci¨®n fr¨ªa, aunque algo acelerada, as¨ª es la Guardia Civil, de sus acciones, Eufemiano Fuentes se convirti¨®, de repente, en una Marina Abramovic, igualmente hier¨¢tico, igualmente triste, aunque tirando a m¨¢s p¨¢lido que la performer montenegrina. La mirada fija en el vac¨ªo durante horas, sentado r¨ªgido en su silla, el principal acusado de la Operaci¨®n Puerto, escuch¨®, silente por un d¨ªa, sin oportunidad ni ganas de abrir el pico, c¨®mo un capit¨¢n gallego del instituto armado daba la vuelta a todas sus explicaciones previas sobre sus pr¨¢cticas m¨¦dicas y hematol¨®gicas con los deportistas.
Como se dice en las cr¨®nicas de ciclismo, en la segunda semana de un gran Tour es cuando el temple de los mejores comienza a ponerse a prueba (tambi¨¦n es, pura coincidencia, el momento en que conviene la primera recarga de las bater¨ªas), y, claro, es dif¨ªcil no aplicar tal s¨ªmil para un juicio que habla de ciclistas y de sus preparadores y de sus substancias y que este lunes entr¨® en la segunda semana de las m¨¢s o menos ocho que tiene previsto durar. Y m¨¢s viendo los rostros cenicientos, mortecinos, pocos dados a la sonrisa como los primeros d¨ªas, de Fuentes y sus cuatro compa?eros de las sillas azules de la primera fila, de izquierda a derecha, su hermana Yolanda, Manolo Saiz, Ignacio Labarta y Vicente Belda, todos ellos acusados de un delito contra la salud p¨²blica. La tensi¨®n, a?aden los expertos, continuar¨¢ subiendo, y ni siquiera tendr¨¢n la oportunidad de retirarse, como los ciclistas que se agotan en el Tour, pues ni la jueza les permitir¨ªa no asistir a las sesiones que quedan (aunque su papel ser¨¢ de testigos mudos de una pel¨ªcula muy hablada) ni ellos, por cierto sentimiento de decencia, lo pedir¨ªan.
Ser¨ªa un captador de clientes de Fuentes con una asignaci¨®n de 12.000 euros
El rostro, cada vez m¨¢s afilado, del ginec¨®logo canario se convirti¨® en m¨¢scara para soportar la cr¨®nica del capit¨¢n G¨®mez, el jefe de la operaci¨®n (entonces, en 2006, era teniente, y dentro de unos meses ascender¨¢ a comandante), un relato sin altibajos emocionales, sin hijas enfermas ni padres privados de sus medicamentos esenciales: los s¨ªmbolos de las programaciones dejaron de ser consejos para no cansarse entrenando sino se?ales de cu¨¢nta EPO, hormona de crecimiento y su precursor (Igf1), insulina y parches de testosterona, extracciones y reinfusiones deb¨ªan tomar cada d¨ªa, y c¨®mo; los medicamentos falsificados y las importaciones ilegales chinas eran eso, EPO y hormona de crecimiento del mercado negro, fruto del tr¨¢fico il¨ªcito; las neveras y arcones congeladores sofisticados volvieron a ser electrodom¨¦sticos normales de venta en el Corte Ingl¨¦s, y, fundamentalmente, la sangre dej¨® de ser un elemento terap¨¦utico para la buena salud de los deportistas y volvi¨® a su papel primero, el de mejorar el rendimiento de una manera peligrosa para la salud.
Y Yolanda, aparte de hermana se convirti¨® en c¨®mplice, y Labarta fue amigo y, seg¨²n el investigador, tambi¨¦n socio (como Merino Batres, enfermo de Alzheimer; y Alberto le¨®n, fallecido), y Belda y Saiz, para el mismo autor, se convirtieron en clientes preferentes. ?Y Jandro? ?Qui¨¦n es Jandro? ?D¨®nde est¨¢ Jandro?
Cuando el abogado de Saiz le pregunt¨® esto al investigador jefe (y algo m¨¢s, si figura en los papeles que ten¨ªa una asignaci¨®n de 12.000 euros, ?por qu¨¦ no se le identific¨® e investig¨®), Fuentes palideci¨® m¨¢s a¨²n, aunque recuper¨® el pulso cuando el capit¨¢n tir¨® balones fuera. Seg¨²n fuentes cercanas a Saiz, Jandro es un masajista que ha pasado por el Kelme, US Postal y Liberty (el mismo recorrido profesional de Roberto Heras), una especie de relaciones p¨²blicas-captador de clientes de Fuentes. Y muy amigo de sus amigos, un secundario cuyo paradero no interesa.
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