Nigeria, discreto rey africano
Las ¡®S¨²per ?guilas¡¯ ganan (1-0) en la final a una Burkina Faso sin recursos y se alzan con su tercera Copa
Nigeria gan¨® (1-0) en el Soccer City casi por inercia. Impulsado por su historia futbol¨ªstica, infinitamente m¨¢s rica que la de su rival, y la potencia de un pa¨ªs de 160 millones de habitantes, en un abismal contraste tambi¨¦n con los escasos 14 de la peque?a y pobre Burkina Faso. El partido fue tan discreto y anodino como el resto del campeonato. En contra de quienes pronosticaron una explosi¨®n futbol¨ªstica del continente, ?frica vive en un erial en los ¨²ltimos a?os. La involuci¨®n es palpable, tanto de jugadores como de selecciones. Las referencias siguen siendo futbolistas por encima de la treintena, Drogba y Eto¡¯o, y no se atisban relevos de talla parecida. Al menos no en esta Copa de ?frica.
Nigeria fue el equipo m¨¢s consistente del torneo: solo recibi¨® cuatro tantos. Su m¨¢ximo anotador, Emenike, se perdi¨® la final por lesi¨®n. El tanto de Sunday Mba, una volea tras un sombrero en el ¨¢rea, fue lo ¨²nico notable de la final. Nigeria conquista la Copa de ?frica por tercera vez. Lo logr¨® en 1980 y en 1994, en esta ¨²ltima ocasi¨®n con Stephen Keshi, el actual seleccionador, en el campo. Dos a?os despu¨¦s, en 1996, los Super ?guilas atraparon el oro en los Juegos Ol¨ªmpicos de Atlanta. Aquella fue una gran generaci¨®n con Kanu, Amunike, Okocha, Taribo West o Ikpeba, que derrot¨® a Argentina en la final. La actual Nigeria est¨¢ muy lejos del encanto de aquella. Pero tendr¨¢ el premio de disputar la Copa Confederaciones, en el grupo de Espa?a, en Brasil el pr¨®ximo verano.
La final de Johannesburgo fue tan anodina como el resto del torneo
El Soccer City de Johannesburgo reprodujo el sonido infernal de sus vuvuzelas. Seg¨²n el guion previsto, Nigeria administr¨® el bal¨®n y la iniciativa hasta que Sunday MBa, de 23 a?os, la concret¨® en un sombrero dentro del ¨¢rea y un empalme suave con la izquierda a falta de seis minutos para el final de la primera parte. Fue una entrada vertical y fulgurante en el ¨¢rea del mediocampista del Warri Wolves, el club nigeriano dirigido hasta 2003 por la autoridad portuaria de Warri.
?vido de emociones fuertes, el Soccer City acogi¨® el tanto con entusiasmo, confiando en que fuera el principio del fin de una final sopor¨ªfera hasta ese instante. Burkina Faso entendi¨® el mensaje. Deb¨ªa salir del anonimato. E incorporar m¨¢s gente al ataque, demasiado solo Banc¨¦ a la espera de un pelotazo largo. O de una acci¨®n inesperada de Pitroipa, autor de un taconazo que conquist¨® el reconocimiento de la grada como el jugador m¨¢s talentoso de Burkina Faso. Con el permiso para disputar la final pese a haber sido expulsado en la semifinal ante Ghana. La Confederaci¨®n Africana de F¨²tbol le levant¨® el castigo y sancion¨® al ¨¢rbitro por expulsar al extremo del Rennes sin merecerlo, por simular un supuesto penalti. Para Paul Put, su seleccionador, de 56 a?os, era su gran d¨ªa: su rehabilitaci¨®n social despu¨¦s de haber sido condenado a tres a?os por ama?os de partidos en B¨¦lgica entre 2003 y 2004. El segundo tiempo fue m¨¢s equilibrado. Sanou estuvo a punto de empatar, pero cruz¨® demasiado. Burkina Faso lleg¨® donde nunca antes hab¨ªa llegado. Pero le faltaron unos cent¨ªmetros para romper la inercia de Nigeria.
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