Ramos bajo la tormenta
El central, que se marc¨® en propia meta, sufri¨® m¨¢s que nadie el acoso del Manchester
El Sex Machine de James Brown ameniz¨® el calentamiento de los equipos en Old Trafford, convertido en una gran caja de truenos del funk. El Madrid dedic¨® su ¨²ltimo ejercicio a rematar desde el borde del ¨¢rea. Higua¨ªn, Di Mar¨ªa, Cristiano y ?zil se alternaron peg¨¢ndole despu¨¦s de llegar desde atr¨¢s. Entibiaron los pies para lo que ven¨ªa: una noche fr¨ªa en la que los porteros hicieron m¨¢s golpeos que los atacantes. Prevalecieron los saques de De Gea y Diego L¨®pez. Siempre en largo. Siempre a dividir, no sea que se les desorganizaran las defensas. Los acontecimientos acabaron por hacer de los defensas del Madrid los grandes protagonistas. Cuando el equipo tuvo el bal¨®n, nadie lo administr¨® m¨¢s que Ramos. Cuando lo perdi¨®, el capit¨¢n, Varane y Diego L¨®pez se multiplicaron para despejar la lluvia de centros y contragolpes. El gol en propia meta de Ramos fue consecuencia de esos momentos de angustia. Solo la expulsi¨®n de Nani alivi¨® al Madrid.
El gol en propia meta de Ramos fue consecuencia de esos momentos de angustia. Solo la expulsi¨®n de Nani alivi¨® al Madrid
El Madrid sufre para encontrar v¨ªas de acceso al remate. Ante la falta de recursos para generar situaciones que exhibe el equipo, Jos¨¦ Mourinho, el m¨¢nager, hace hincapi¨¦ en lo elemental: las faltas laterales y los disparos desde fuera del ¨¢rea. Esto es lo que practic¨® el ataque madridista antes de disputar el partido m¨¢s importante de lo que va de temporada, ante la evidencia de lo que se encontrar¨ªa. Pero los tiros de media distancia puede ser demasiado poco cuando se trata de enfrentar a una defensa cerrada con futbolistas m¨¢s o menos expertos. Lo sabe media Europa y lo sabe Alex Ferguson, el estratega del Manchester, cuyo planteamiento inicial consisti¨® en mantener a seis hombres constantemente por detr¨¢s de la l¨ªnea del bal¨®n para no conceder espacios al rival. Sin metros para correr, al Madrid no le qued¨® m¨¢s remedio que esforzarse por progresar entre las apretadas l¨ªneas que se formaron alrededor de Ferdinand, Vidic, Carrick y Cleverley para proteger los carriles centrales. En toda la primera parte solo Cristiano en una ocasi¨®n pudo conectar un disparo como los que hab¨ªa ensayado: se le fue alto. De Gea apenas gast¨® los guantes en ese periodo.
Mientras en el campo hubo 11 contra 11 el Madrid no fue superior. M¨¢s bien al contrario. Incapaz de producir una ocasi¨®n clara, estuvo expuesto al acoso del Manchester. Se sucedieron las carreras Nani, Van Persie y Welbeck, y los c¨®rners en contra. Diego L¨®pez hizo dos paradas a Welbeck y Vidic remat¨® al palo. Lo dem¨¢s, lo anticiparon los centrales, con Varane al corte y Ramos moviendo la l¨ªnea. Tapados Xabi por Welbeck y ?zil por Carrick, al Madrid no le qued¨® m¨¢s alternativa que el bal¨®n largo de Ramos a los delanteros. Un callej¨®n sin salida.
El gol en propia meta de Ramos fue una fatalidad. Producto del agobio al que hab¨ªa sometido el Manchester a Diego L¨®pez. El percance puso al Madrid al borde de la eliminaci¨®n. Hasta que C¨¹neyt ?akir sentenci¨® el partido con una roja directa a Nani por juego peligroso a falta de media hora para el final. Un exceso de castigo que dej¨® al United m¨¢s expuesto a los tiros desde fuera del ¨¢rea: as¨ª lleg¨® el gol de Modric. As¨ª respir¨® Ramos. As¨ª se salv¨® el Madrid.
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