Gales se proclama campeona del Seis Naciones
Los galeses derrotan 30-3 a Inglaterra, a la que le bastaba con perder por menos de siete para llevarse el torneo
Cuando piensan en Inglaterra, los de Gales son unos guerreros a los que el recuerdo de las peque?as victorias llena tanto de orgullo como el sue?o de las mayores conquistas. Por eso, quiz¨¢s, en las calles h¨²medas y fr¨ªas de Cardiff los d¨ªas previos, y as¨ª se lee en las cr¨®nicas, se pensaba que con ganar por uno a Inglaterra (necesitaban ganar por al menos siete para llevarse el torneo a igualdad de victorias), y en el ¨²ltimo minuto privar a los ni?os de blanco y una rosa de un Grand Slam, como aquel 1999 en Wembley (el Millenium, a¨²n en obras), les provocar¨ªa un placer suficiente para pasar agradablemente los meses que faltan para el pr¨®ximo Seis Naciones. Ser¨ªa un peque?o placer maligno.
Sin embargo, sus jugadores, los dragones con un puerro en el pecho, pensaban de otra manera. Hab¨ªan iniciado el torneo, el siguiente a su Grand Slam espl¨¦ndido de 2012, con una derrota en su campo inexplicable ante Irlanda. Un mal presagio que, sin embargo, fue el preludio de uno de sus mejores torneos de la historia, concluido el s¨¢bado, bajo la lluvia que rebotaba en el techo corredizo de su Millenium, con su cuarta victoria consecutiva, y nada menos que por 27 puntos (30-3: hasta el ensayo de honor se lo negaron a los ingleses) y la victoria final. Eso s¨ª que fue un gran placer, un gran placer a la galesa: privaron a Inglaterra de su primer Grand Slam desde 2003 (Gales lleva conseguidos tres desde entonces) y adem¨¢s se llevaron el torneo.
Fue, como se anticipaba, una pelea de delanteras y tambi¨¦n, sobre todo, de conceptos, de energ¨ªa y de fuerza
Fue, como se anticipaba, una pelea de delanteras y tambi¨¦n, sobre todo, de conceptos, de energ¨ªa y de fuerza, de voluntad, y el primer tiempo (9-3 termin¨®: tres golpes de castigo del zaguero gal¨¦s Halfpenny; uno del medio ingl¨¦s Farrell) ofreci¨® todas las claves. Fue un primer tiempo de acoso, anticipo de una segunda parte gloriosa de derribo. Frente al juego de m¨¦todo, mec¨¢nica y paciencia de Inglaterra, ligero de fuerza, dirigido con tes¨®n por Farrell, el bien peinado, Gales ofreci¨® su estilo que se podr¨ªa llamar de Black & Decker, de percusi¨®n y taladro con broca de diamante por lo menos. Inglaterra desplegaba sus ataques en abanico de banda a banda, con velocidad pero endeble, plumas, hasta topar con su falta de energ¨ªa y la falta de rendijas en el despliegue defensivo de la marea roja (su gran primera l¨ªnea, sus tipos con pinta de m¨²sicos de heavy metal, Hibbard y Jones, los mismos que desesperaban hasta su hundimiento casi autom¨¢tico con orejas sangrantes, a la primera l¨ªnea inglesa en las mel¨¦s ordenadas). Los ataques galeses, en cambio, se concentraban en un solo punto, una y otra vez, con agresividad y ritmo, con vida y deseo. Desde atr¨¢s robaban y empujaban, y taladraron, Halfpenny, el del pie m¨¢gico, y sus magn¨ªficos delanteros, Faletau, Tipuric y Warburton; y por delante remataba su ala derecha, Cuthbert, autor de dos ensayos, de los momentos m¨¢s org¨¢smicos para los m¨¢s de 70.000 espectadores galeses ebrios en la victoria, aquellos en los que los del puerro bailaban elegantes y los ingleses tropezaban torpes con sus propios pies, y ca¨ªan como ni?os que se pisan los cordones de sus zapatos.
En otro partido de la jornada, Italia logr¨® su segunda victoria del torneo 2013 al derrotar a Irlanda (22-15) en Roma, en el partido que supuso la despedida internacional de su hist¨®rico pilier, Lo Cicero. Pasase lo que pase en el Francia-Escocia (23-16), en el que los galos necesitaban lograr su primera victoria por al menos 17 puntos para no terminar ¨²ltimos, Italia, la sexta naci¨®n, terminar¨¢ cuarta el mejor torneo de su historia.
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