Adri¨¢n frustra al Getafe

Perdi¨® una buena oportunidad el Getafe de mantener su progresi¨®n en busca de Europa, plaza que todav¨ªa defiende el Betis, gracias, sobre todo, a la gran actuaci¨®n de su portero Adri¨¢n, un aut¨¦ntico descubrimiento para esta Liga. El equipo de Luis Garc¨ªa, din¨¢mico pero sin pegada, tuvo la virtud de ser siempre m¨¢s entero donde se cuecen los partidos, en el centro del campo. Ah¨ª, olisque¨® la debilidad de un Betis partido, que juega los partidos con cuatro delanteros y lo f¨ªa todo en la medular al buen hacer de Be?at y el trabajo de Ca?as.

Fue en ese inmenso agujero donde se creci¨® el Getafe, que goz¨®, salvo 20 minutos de la segunda mitad, de un dominio casi abrumador sobre el rival. En verdad, supone todo un enigma descifrar el juego del Betis, que se olvida del centro del campo y se entrega a la velocidad de sus extremos y la pegada de sus delanteros. No siempre la f¨®rmula tiene ¨¦xito, sobre todo ante conjuntos tan bien trabajados como el Getafe. El equipo madrile?o ofreci¨® muestras constantes de peligro, sobre todo desde la banda derecha, escenario en el que Pedro Le¨®n se exhibe. Donde apareci¨® el interesante extremo del Getafe surgi¨® con fuerza la figura de Adri¨¢n. Por ejemplo, para sacar el bal¨®n, que fue al larguero, en un saque de esquina de Pedro Le¨®n y, sobre todo, en una parada antol¨®gica a disparo dentro del ¨¢rea del propio jugador del Getafe. La pelota, rebotada en Amaya, iba a gol, pero Adri¨¢n sac¨® una pierna milagrosa. Las paradas de su portero permitieron al Betis respirar. Mel junt¨® algo sus alejadas l¨ªneas y la entrada de Campbell dio algo de ox¨ªgeno. Del costarricense, otro descubrimiento del Arsenal que ahora disfruta el equipo sevillano, sali¨® un pase medido a Pab¨®n. El colombiano tir¨® con fuerza, pero Codina estuvo en su sitio.

Fue el principal escarceo de un Betis ab¨²lico, que jug¨® poco y sufri¨® mucho, sin apenas control. El punto, no obstante, le sirve para defender esa s¨¦ptima plaza que da derecho a jugar en Europa. El Getafe, con la defensa maltrecha, tambi¨¦n lo acab¨® dando por bueno, pues, a estas alturas, vale su peso en oro.