El Madrid se deja asustar

Cristiano para todo, hasta para evitar sofocones impensables. Lo consigui¨® de entrada, con un gol que laminaba al Galatasaray, extraviado desde el Bernab¨¦u. Otra vez el f¨²tbol para desmentir. Cuando al Madrid solo le quedaba tirar confetis en Estambul, su rival apareci¨® de las catacumbas y durante media hora anud¨® la garganta a los blancos. Lo que tard¨® Ronaldo en espantar los fantasmas, ya en el ¨²ltimo segundo. Un encuentro did¨¢ctico para el Madrid, que camino de su tercera semifinal en las tres ¨²ltimas temporadas ya sabe que el f¨²tbol tiene sus jugarretas y no siempre es clemente con quien tira de inventario y se vuelve laxo.

Poco, m¨¢s bien nada, tard¨® Cristiano Ronaldo en jugar su partido, el que acostumbra. Voraz como es, el portugu¨¦s no entiende de encuentros para teloneros. ?l compite, lo mismo da que un 3-0 en la ida invite a una faena de ali?o. Antes de los 10 minutos de juego, Cristiano irrumpi¨® como un tiro para cazar, muy al l¨ªmite del fuera de juego, un preciso pase de Khedira, tan bien en el desmarque como ?zil en la asistencia a su compatriota.

El idilio del luso con el gol es eterno: 194 en 191 encuentros oficiales con el Madrid. Nadie tiene m¨¢s culpa que ¨¦l de que su equipo lleve 23 citas consecutivas marcando en Champions<CF1000>. Por si al Galatasaray le faltaba alguna banderilla, la de Cristiano pareci¨® definitiva. Un espejismo. Cierto que para este futbolista no hay infiernos ambientales, porque ¨¦l es un infierno en s¨ª mismo para sus adversarios, pero a su equipo le entr¨® la caraja cerca de la hora y a punto estuvo de despe?arse de forma sonora.

Nada en absoluto hac¨ªa presagiar que el Madrid sufriera una tiritona. M¨¢xime tras su contundente puesta en escena. Para evitar angustias, por remotas que se aventurasen, el conjunto espa?ol se tom¨® el partido como si no hubiera existido la ida. Bloque¨® a su rival, que tard¨® 37 minutos en rematar a puerta, y le desnud¨®, a la contra y en est¨¢tico, como en el gol. Con el v¨¦rtigo que le caracteriza en los ¨²ltimos metros, los madridistas acogotaron al Galatasaray, fuera de rueda por el ritmo de Modric y ?zil, de la quinta marcha de Di Mar¨ªa o la octava de Cristiano. Solo la lesi¨®n de Essien, que en la pizarra de Jos¨¦ Mourinho hab¨ªa adelantado a Arbeloa ¡ªa la baja desde hace tiempo¡ª, alter¨® el ecosistema del Madrid. En el derrape final, Arbeloa fue expulsado lo que hace presagiar que para la semifinal Ramos regrese al lateral.

Con todo a favor, Drogba y Sneijder pusieron al Madrid patas arriba

El campe¨®n turco daba s¨ªntomas de estar tieso, pero encontr¨® ¨¢nimo en el estruendoso gol de Eboue, que lleg¨® lanzado como una marabunta y revent¨® el bal¨®n tras un servicio de Sneijder. Ni parpadear pudo Diego L¨®pez, anoche el ¨²nico espa?ol titular en el Madrid ¡ªalgo hist¨®rico en el club¡ª; los mismos espa?oles que alist¨® el Galatasaray (Riera).

En el segundo acto, los blancos se derrumbaron y surgi¨® el peor Varane del curso

Un instante antes, Ronaldo hab¨ªa pifiado el segundo tanto visitante. Ins¨®lito por tratarse de ¨¦l. Como inopinado fue el repunte inmediato del partido, que dio un vuelco sideral. El Madrid se afloj¨®, como si la eliminatoria ya le empachara. La Copa de Europa es traicionera en su tramo final, no admite la distensi¨®n, la p¨¦rdida de concentraci¨®n. Menos ante un adversario que tiene el alma de su hinchada, irreductible. El Galatasaray, ya con la grada en combusti¨®n, recibi¨® una inyecci¨®n de orgullo. El honor de ganar al Madrid. Casi logr¨® algo m¨¢s, un milagro para los tiempos. Emergieron Sneijder y Drogba, los jugadores fetiche del equipo, y el Madrid patas arriba. Le pudo el relax, supeditarse al orden y a capear los minutos.

Hasta se vio la peor versi¨®n de Varane en todo el curso, descalabrado en m¨¢s de una ocasi¨®n, sometido por el poder¨ªo herculiano de Drogba, que le reba?¨® la pelota y a punto estuvo Sneijder de lograr la segunda diana. Lo hizo poco despu¨¦s, infiltr¨¢ndose entre los centrales visitantes como si estos fueran mantequilla. Luego, precisamente con Varane a su espalda, el potente ariete africano anot¨® un gol maravilloso de taquito. Modric y ?zil no daban hilo y Di Mar¨ªa se hab¨ªa evaporado. Dos futbolistas con el kilometraje de Drogba y Sneijder, y el griter¨ªo de un p¨²blico de infinita fe le hab¨ªan dejado contra las cuerdas

El Madrid estaba derrumbado, at¨®nito ante un susto con el que no contaba. Para su consuelo, otra vez Ronaldo al rescate. Su gol a punto de bajar el tel¨®n cerr¨® un encuentro que termin¨® por dejar mal al Madrid. Una lecci¨®n para un futuro en el que, de nuevo, vislumbra la D¨¦cima a tres partidos. Con Cristiano todo parece m¨¢s cerca.