Cristiano al principio y al final
El entusiasmo del portugu¨¦s, que con dos goles aumenta su cuenta a 20 tantos en los ¨²ltimos 17 partidos de ¡®Champions¡¯, sostiene al Madrid frente a la reacci¨®n del equipo turco
El lunes por la ma?ana Cristiano y algunos compa?eros se embarcaron en una lancha que los pase¨® por el B¨®sforo. Se hicieron fotos y las publicaron en las redes sociales en actitud distendida mientras navegaban bajo la lluvia. Por la tarde se entrenaron. La pr¨¢ctica fue tan apacible que Chendo, Silvino Louro, Karanka, Rui Faria, Coentr?o y Di Mar¨ªa dedicaron parte de su tiempo a agradar a Jos¨¦ Mario, el hijo del m¨¢nager Mourinho, que asisti¨® a la sesi¨®n desde el banquillo, entretenido con los juegos de m¨ªmica que le dedicaban futbolistas y empleados.
El clima era vacacional. Al Madrid le bastaba un gol para obligar al Galatasaray a meter cinco si quer¨ªa darle la vuelta a la eliminatoria. Los precedentes indicaban que un vuelco de esta naturaleza era imposible. Primero, porque el Madrid sumaba 12 partidos invicto en todas las competiciones. Segundo, porque el Galatasaray hab¨ªa metido 345 y hab¨ªa recibido 349 goles en Champions, dato que refleja un desequilibrio hist¨®rico y presente. Tercero, porque el Madrid era el m¨¢ximo goleador de los cuartofinalistas con 21 tantos acumulados esta temporada. Cuarto, porque Cristiano Ronaldo sumaba 18 goles en los ¨²ltimos 16 partidos de Champions.
El partido se complic¨® por nuestra culpa. Es una lecci¨®n para el futuro Cristiano Ronaldo
No hubo tiempo ni para especular. Cristiano tard¨® siete minutos en meter su gol n¨²mero 19 en los ¨²ltimos 17 encuentros de Liga de Campeones y la eliminatoria pareci¨® cerrarse seg¨²n lo previsto hasta que el equipo turco marc¨® tres tantos en un pu?ado de minutos. Antes y despu¨¦s de eso, el goleador portugu¨¦s dedic¨® sus vacaciones en Estambul a trabajar como si no hubiera ma?ana. Su entusiasmo arrastr¨® al Madrid y apag¨® todos los fuegos provocados por la reacci¨®n de los locales con su segundo tanto de la noche, el 20? en los ¨²ltimos 17 duelos de Champions.
¡°El partido se complic¨® por nuestra culpa¡±, advirti¨® luego la estrella del Madrid. ¡°No se puede regalar nada. Esto debe servir de lecci¨®n para el futuro¡±, cerr¨®, cuando a¨²n retumbaban los c¨¢nticos de la grada.
Mourinho dice que no conoce ¡°la cultura del peloteo¡± pero asegura que su ¡°h¨¢bitat natural¡± se encuentra en ¡°el f¨²tbol ingl¨¦s¡±, en donde las aficiones practican hacia sus equipos una entrega constante, incondicional, irreflexiva y fan¨¢tica. El f¨²tbol turco es similar. ¡°Es cultural¡±, observ¨® el m¨¢nager madridista antes del choque, ¡°en el 2004 le metimos 6-1 al Denizlispor en Oporto, y a la vuelta la gente llen¨® el campo con pasi¨®n, como si no hubieran perdido 6-1. Un equipo portugu¨¦s, italiano o espa?ol, que pierde 6-1 se encuentra con un estadio vac¨ªo o con los seguidores pitando. ?Es la cultura!¡±. Los timbales, los tambores, la resonante m¨²sica castrense otomana, descubrieron el pecho velludo de la afici¨®n turca antes del partido. No hay en el mundo hinchada m¨¢s brava ni m¨¢s machista y en todo momento se bordea la parodia. Pese a la postrera reacci¨®n del Galatasaray, esta escenificaci¨®n no ha hecho ni a los turcos ni a los ingleses m¨¢s ganadores que a otros. El fr¨ªo Bernab¨¦u lo sabe. A Cristiano no lo emociona el fanatismo sino la exigencia.
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