El golpe final lo dio Dan Martin
Purito y Valverde, segundo y tercero tras el ciclista irland¨¦s en la ¨²ltima cl¨¢sica
El ganador sorprendente (o no tanto) de la Lieja-Bastogne-Lieja es un irland¨¦s tosco y duro como un boxeador que tiene m¨¢s de Paddy Moloney que de Van Morrison, m¨¢s de Sean Kelly, duro y fajador y un instinto demoledor, que de su t¨ªo elegante, Stephen Roche, que escala y esprinta, y da duro. Se llama Dan (de Daniel) Martin, tiene 26 a?os y en la cuesta de Ans, donde termina la Lieja-Bastogne-Lieja, le pudo al rey del punch, que es como se conoce ya a Purito Rodr¨ªguez. Fue Martin, el mismo que hace un mes gan¨® la Volta a Catalunya, el dos, el golpe del KO, en el uno-dos, con el que su equipo, el Garmin, de Girona, domin¨® los ¨²ltimos kil¨®metros, los de la sexta hora, el momento de los m¨¢s grandes, de la decana de las cl¨¢sicas, la culminaci¨®n de la primavera. El uno lo hab¨ªa soltado en los falsos llanos su compa?ero canadiense Hesjedal, y fue terrible.
Detr¨¢s de ¨¦l, alica¨ªdos y quejosos, segundo y tercero, dos espa?oles, Purito, quien con una estrategia apresurada (un ataque demasiado fulminante, imposible de resistir y de mantener, antes incluso de llegar al tri¨¢ngulo rojo del ¨²ltimo kil¨®metro) dej¨® paralizado y con la boca abierta a Alejandro Valverde, quien tras un par de demostraciones de piernas f¨¢ciles y agilidad de movimientos en La Redoute y en San Nicol¨¢s, se relam¨ªa calculando el momento, la distancia de su golpe, una aceleraci¨®n que le deber¨ªa valer la tercera Lieja, pues no hab¨ªa en el grupo final nadie m¨¢s r¨¢pido que ¨¦l. No solo se qued¨® con la boca abierta, sino tambi¨¦n clavado ante el movimiento de su amigo Purito, sin duda acelerado por temor al murciano, y no solo por falta de vigor en las piernas, o de ox¨ªgeno. Su director, Eusebio Unzue, dijo que la culpa fue del cambio electr¨®nico, que no pudo cambiar de pi?¨®n para responder a Purito, que fue un fastidio perder la m¨¢s grande de las cl¨¢sicas por eso, pues ¨¦l tambi¨¦n daba por descontada la tercera victoria de su l¨ªder en el Movistar.
Eusebio Unzue dijo que la culpa fue del cambio electr¨®nico, que Valverde no pudo cambiar de pi?¨®n para responder a Purito, que fue un fastidio perder la m¨¢s grande de las cl¨¢sicas por eso, pues ¨¦l tambi¨¦n daba por descontada la tercera victoria de su l¨ªder en el Movistar
A Dan Martin, en cambio, ni le fall¨® el cambio ni la cabeza, ni le venci¨® el miedo ante el fulgor de Purito. Con tiempo y perseverancia, solito (pues los dem¨¢s del grupo, Scarponi y Betancur, se quedaron a rueda de Valverde), el irland¨¦s tenaz recuper¨® el terreno perdido, alcanz¨® a Purito, ya sin aire, y le desbord¨® f¨¢cil. Como habr¨ªa hecho Kelly, claro, como hizo el irland¨¦s en 1984 y 1989, pues su t¨ªo, pese a llevar un par de a?os el maillot de La Redoute, no pudo nunca con la cuesta que da fama a la gran cl¨¢sica de las Ardenas (fue, como mucho, segundo en el 87, y tercero en el 85, los a?os del imbatible Argentin).
Las cl¨¢sicas dejan tras la Lieja el paso a las carreras por etapas (desde el martes el Tour de Romand¨ªa, con Valverde, y dentro de dos semanas el Giro) y al ciclismo belga, que presta el territorio y la tradici¨®n, busc¨¢ndose en el fondo de un pozo: ni un monumento (San Remo, el alem¨¢n Ciolek; Roubaix y Flandes, el suizo Cancellara; Lieja, el irland¨¦s Martin), ni una cl¨¢sica (Wevelgem, el eslovaco Sagan; Amstel, el checo Kreuziger; Flecha, el madrile?o Moreno), ni una semicl¨¢sica ha ganado un belga esta primavera. Desde los a?os 70 no se ve¨ªa tama?o desastre en las tierras de Flandes y Valonia, de Merckx, Van Looy y De Vlaeminck.
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