El f¨²tbol alem¨¢n ya no es un Panzer
El ¨¦xito actual viene de invertir en escuelas, apostar por el toque y sanear las cuentas
Los futbolistas alemanes ya no son Panzers (veh¨ªculos blindados de combate de la Segunda Guerra Mundial) sino Porsches. Los equipos germanos ganan, como siempre, pero ahora a trav¨¦s de la t¨¦cnica y la t¨¢ctica, no solo del aplastamiento f¨ªsico y mental. Las exhibiciones del Bayern de M¨²nich y el Borussia Dortmund ante el Bar?a y el Madrid, en la ida de las semifinales de la Champions (4-0 y 4-1), han causado admiraci¨®n. Aunque no sorpresa, porque lo ven¨ªan avisando. Como corresponde a la esencia del pueblo alem¨¢n, todo ha sido planificado. El f¨²tbol tambi¨¦n ha impulsado la econom¨ªa en Alemania, que en una d¨¦cada ha invertido m¨¢s de 1.000 millones en programas infantiles y escuelas supervisados por la Bund Deutscher Fussball, DFB, la federaci¨®n germana, responsable de 366 centros en todo el pa¨ªs, 1.000 entrenadores y 25.000 ni?os y ni?as. A esos se unen los 2.000 millones destinados a los estadios e infraestructuras en su Mundial organizado en 2006. El resultado son clubes saneados y un r¨¦cord la pasada campa?a de 13,8 millones de espectadores en los remozados recintos de la Bundesliga.
Pero sobre todo hubo un cambio de estrategia. El punto de inflexi¨®n fue la Eurocopa de B¨¦lgica y Holanda 2000: un empate de la Nationalmannschaft ante Rumania y dos derrotas frente a Inglaterra y Portugal invitaron a la reflexi¨®n. Y ante la perspectiva de evitar el rid¨ªculo en su Copa del Mundo seis a?os despu¨¦s, se trazaron nuevos caminos. ¡°Se impuso a los clubes la obligaci¨®n de tener centros de rendimiento: profesores de f¨²tbol, entrenadores juveniles y mejores condiciones¡±, ha explicado el t¨¦cnico del Dortmund, J¨¹rgen Klopp; ¡°y el que no las ten¨ªa, no obten¨ªa la licencia ni en Primera ni en Segunda Divisi¨®n¡±. La Bundesliga mir¨® al Oeste, las academias francesas, holandesas y espa?olas. La federaci¨®n envi¨® a sus t¨¦cnicos a viajar por Europa para estudiar las escuelas. Uli Stielike, campe¨®n de Europa en 1980 y expreparador de la selecci¨®n, estuvo en Espa?a viendo la del Real Madrid. ¡°Nos inspiramos en otros modelos, pero siempre manteniendo nuestra personalidad¡±, reconoce el exdefensa germano del conjunto blanco. Cambi¨® tambi¨¦n la sensibilidad en la elecci¨®n de los j¨®venes, primando el toque y la habilidad sobre la fuerza. Empezaron a surgir talentos por todas partes, ahora ya en pleno apogeo: M¨¹ller (23 a?os), Sh¨¹rrle (22), Reus (22), G?tze (20)¡ ¡°En el pasado¡±, reflexiona ?zil, ¡°Alemania era una m¨¢quina: correr y resistir. Ahora no, t¨¦cnicamente podemos dar espect¨¢culo, pero sin arrogancia¡±.
¡°No sab¨ªamos que pod¨ªamos ser tan despreocupados y alegres¡±, dice Klopp
¡°Nos hemos vuelto valientes sacando al campo a chicos de 20 a?os¡±, profundiza Klopp. ¡°Las cosas han cambiado tanto que ahora nos falta juego a¨¦reo. No tenemos cabeceadores en la selecci¨®n¡±. Alemania fue campeona de Europa sub-21 por primera vez en su historia en 2009. Se abandon¨® la anacr¨®nica figura del l¨ªbero, representada todav¨ªa por Math?us en la Eurocopa de 2000. Y se abri¨® la puerta a la doble nacionalidad de los inmigrantes y sus descendientes: ?zil, Khedira, G¨¹ndogan, Boateng, Mario G¨®mez, Gonzalo Castro¡. ¡°Las canteras y la Liga dan una gran formaci¨®n¡±, opina Khedira; ¡°los alemanes han estado dormidos muchos a?os, pero en los ¨²ltimos no han parado de crecer. No solo producen grandes jugadores, tambi¨¦n hay excelencia en t¨¢ctica y en disciplina¡±.
¡°Los clubes han hecho sus deberes¡±, concret¨® Horst Heldt, director general del Schalke, en el New York Times, parafraseando a Angela Merkel, la canciller alemana, tan partidaria del rigor presupuestario. ¡°Es incre¨ªble c¨®mo hemos crecido¡±, a?adi¨® Hans-Joachim Watzke, su hom¨®nimo en el Borussia, que ha aumentado sus ingresos en un 40% hasta alcanzar los 215 millones con un beneficio de 34. Mientras los clubes italianos y espa?oles, sofocados por la crisis y la falta de patrocinios, apenas pueden atender sus deudas, renovar los campos y aumentar la competitividad, el f¨²tbol germano sigue avanzando. Con una peculiaridad respecto a Inglaterra, donde fluye el dinero de los magnates: por ley, en la Bundesliga, los socios controlan el 51% de los clubes. Eso aumenta su sentimiento de pertenencia a los equipos.
Alemania gan¨® el anodino Mundial de Italia 1990, en la final llorada por Maradona, un a?o despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y meses antes de la unificaci¨®n de Alemania Oriental y Occidental. ¡°Seremos invencibles¡±, proclam¨® El Kaiser, Franz Beckenbauer, en un arranque de autocomplacencia. Pero mientras el Real Madrid, el Bar?a y el Manchester United se convert¨ªan en marcas globales en los a?os noventa, los clubes alemanes palidec¨ªan o viv¨ªan por encima de sus posibilidades (el Dortmund fue campe¨®n de Europa en 1997 en medio de una enorme crisis que a punto estuvo de hacerlo desaparecer). El fiasco de la Europa 2000 cambi¨® los planes y el Mundial de 2006 fue una liberaci¨®n. ¡°No sab¨ªamos que pod¨ªamos ser tan despreocupados, felices y alegres¡±, exclama Klopp. Alemania fue semifinalista y entendi¨® que iba por buen camino. Campos llenos. Precios razonables. Ambiente familiar. F¨²tbol total. ¡°La Bundesliga no es la mejor, pero s¨ª la m¨¢s atractiva¡±, concluye Klopp.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.