La marca de la remontada
Las semifinales de Champions confirmaron nuestros temores. Parece que durante todos estos a?os de dominio espa?ol, basado en el toque y la movilidad, los alemanes no se quedaron mirando embelesados los rondos y las Copas. No estaban durmiendo. Estaban encerrados en un laboratorio secreto (del cual el footbonaut, ese cubo de pases que mand¨® montar Klopp en Dortmund, es solo una muestra) dedicados a tiempo completo a la hibridaci¨®n. De otra forma es inexplicable Schweinsteiger. Un tipo que no solo acierta el 85% de los pases, a lo Xavi, sino que luego no deja que Xavi juegue, que es como haber aprendido a hacer crochet y lanzamiento de martillo al mismo tiempo. O Reus, que defiende pegado a G¨¹ndogan con la misma agresividad que luego encara en el mano a mano. O Lewandowski, que gana todo por arriba desde su metro noventa y despu¨¦s es capaz de girar y definir en una mil¨¦sima de segundo con tres toques de cirujano, pisada incluida.
Bayern y Borussia pasaron por encima de Bar?a y Madrid en todas las l¨ªneas y en casi todas las facetas del juego. Para eso ambos dieron una clase de versatilidad. En el Allianz Arena, el Bayern aisl¨® a Xavi y tap¨®, con M¨¹ller y G¨®mez, la salida de Busquets. Con Iniesta desconectado en la izquierda e incapaz de penetrar el doble pivote central, el Bar?a nunca encontr¨® a Messi y debi¨® resignarse a una posesi¨®n lejana y est¨¦ril. Solo alcanz¨® a tirar una vez al arco en 90 minutos mientras los b¨¢varos llegaban de todas las maneras posibles: por arriba, por abajo, elaborando desde atr¨¢s, de contragolpe, con pelotas paradas, por fuera y por dentro. Y es que no hay nada m¨¢s dif¨ªcil que enfrentarse a un equipo que, con semejante talento, puede decidir a lo que juega seg¨²n la circunstancia. Excepto contra el Arsenal en Londres, el Bayern M¨²nich hab¨ªa dominado la posesi¨®n en todos sus partidos de este a?o. Sin embargo, se siente igual de c¨®modo sin ella. Contra el Bar?a no se dedic¨® a discutir en un terreno en el que se sab¨ªa en desventaja, sino que le neg¨® los caminos m¨¢s obvios y luego lo atac¨® con violencia por los costados con Robben, Rib¨¦ry, Lahm y Alaba; y por el centro con M¨¹ller, G¨®mez y Schweinsteiger. Si no ve¨ªan espacios para la contra o el juego directo, ni Dante ni Boateng apresuraban la salida: esperaban la presi¨®n alta (otro dogma que limita al Bar?a) para, reci¨¦n despu¨¦s, saltar las l¨ªneas buscando a G¨®mez e instalar la pelota en tres cuartos.
Solo en el tiempo de posesi¨®n de la pelota gan¨® el Barca que, al igual que el Madrid, al no encontrar profundidad luego se pas¨® el partido entero a remolque, buscando dar respuesta a las iniciativas del rival. Eso hizo desde el principio Mourinho, que busc¨® reforzar el centro con Modric para darle aire a Alonso. Con la posici¨®n baja del croata y con ?zil escorado en la derecha, el Madrid se qued¨® hu¨¦rfano de una salida r¨¢pida y clara por detr¨¢s de Bender y G¨¹ndogan, un cl¨¢sico en sus transiciones r¨¢pidas. Esa ausencia a su espalda la aprovech¨® G¨¹ndogan en las salidas, donde al Madrid no le alcanzaba con la esforzada presi¨®n de Higua¨ªn. V¨ªa Hummels, Subotic, G¨¹ndogan¡ el problema se trasladaba r¨¢pido a la zona de Ramos. All¨ª, cerca de Reus, se dejaba caer G?tze que, con las subidas constantes de Schmelzer, cerraban un tri¨¢ngulo que desfondaba a ?zil y que no pod¨ªa controlar Khedira. Sin l¨ªneas r¨¢pidas de pase para Xabi, los intentos del Madrid se reduc¨ªan a combinaciones entre Coentr?o y Cristiano por la izquierda; o a b¨²squedas forzadas, como la jugada previa al primer gol, cuando Modric qued¨® detr¨¢s de la l¨ªnea de Alonso que, en el af¨¢n por avanzar, forz¨® un pase a Khedira y cedi¨® una contra que casi termina en gol de Reus. Con Alonso inc¨®modo y ?zil aislado, el Madrid cedi¨® a la prolija presi¨®n alemana: un minuto despu¨¦s, Xabi busc¨® con Higua¨ªn otra l¨ªnea tapada. La respuesta fue tan r¨¢pida como todo lo que hace el Dortmund. Pelota afuera, centro y gol de Lewandowski. El primero de cuatro.
Es cierto que, igual que la motivaci¨®n, los detalles t¨¢cticos por s¨ª solos no explican los partidos. Los alemanes fueron mejores tambi¨¦n en lo t¨¦cnico e impusieron un ritmo alto y continuo, de agitaci¨®n uniforme, como lo demuestra la pasada de Alaba para el cuarto gol del Bayern, que dej¨® al Bar?a sin ¨¢nimo siquiera para armar un discurso de remontada.
Una remontada con la que tiene derecho hist¨®rico a so?ar el Real Madrid, invocando las fuerzas de Juanito, de Santillana, de la Liga de 2007 y de otras mil batallas ¨¦picas. Bastar¨ªa para lograrlo con salir a jugar cargados de pasado, con esa fe y ese esp¨ªritu de gesta de las inolvidables remontadas a Inter y Borussia M?nchengladbach. Eso y, de ser posible, no perder la marca en los c¨®rners.
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