Gloria a Ramos
El central sevillano complet¨® una obra maestra defensiva en un duelo muy intenso con Lewandowski antes de meter el 2-0 de un zurdazo que hizo so?ar al Bernab¨¦u
¡°?Faltan 45 minutos! ?Todav¨ªa se puede!¡±, atron¨® la megafon¨ªa del Bernab¨¦u cuando Howard Webb se?al¨® el t¨²nel de vestuarios. El marcador luc¨ªa un ¨¢rido 0-0. Muy por debajo de las expectativas creadas. El p¨²blico, despu¨¦s de media hora de frenes¨ª, hab¨ªa comenzado a descubrir que, a pesar de todo, el juego no hab¨ªa superado a la estupenda campa?a propagand¨ªstica que el Madrid dise?¨® para encolumnar a la hinchada bajo la consigna de la remontada. ¡°La fuerza del equipo es la afici¨®n!¡±, grit¨® el speaker, ante el panorama inm¨®vil y silencioso que compon¨ªa la multitud en el descanso. ¡°?La afici¨®n tiene que estar a muerte con el Real Madrid! ?Venga arriba!¡±, insist¨ªa. Pero no hab¨ªa caso. El 0-0 hac¨ªa m¨¢s ruido que mil discotecas. El 0-0 era una se?al sombr¨ªa. Nadie parec¨ªa reparar que para conservar ese 0-0 imprescindible un madridista hab¨ªa hecho un trabajo perfecto. Fue Sergio Ramos que organiz¨® la defensa como solo lo pueden hacer los virtuosos en el arte de mover la l¨ªnea.
Su apoteosis lleg¨® en los ¨²ltimos cinco minutos al colocarse de delantero centro
¡°Quiz¨¢ sea una forma¡±, dijo Ramos, cuando el lunes le preguntaron si cre¨ªa que, como dec¨ªa su m¨¢nager Jos¨¦ Mourinho, al Borussia hab¨ªa que pararlo con faltas. ¡°Quiz¨¢ se le pueda parar m¨¢s arriba, porque hacer faltas cerca del ¨¢rea a veces no es conveniente¡¡±.
Ramos dijo su verdad entre l¨ªneas. El capit¨¢n sab¨ªa que para frenar al Borussia conven¨ªa no poner la zaga en el ¨¢rea propia, como hizo el Madrid en el Westfalenstadion por indicaci¨®n de su t¨¦cnico. Para parar a Lewandowski hab¨ªa que comenzar por achicar el campo y alejar al delantero centro polaco y a sus compa?eros de la zona en donde no se puede acosar a los rivales sin riesgo de que el ¨¢rbitro pite penaltis o faltas peligrosas. Eso hizo Ramos tirando de Varane, Essien y Coentr?o hacia adelante para poner la frontera imaginaria entre el c¨ªrculo central y la media luna del ¨¢rea.
Colocado en el lateral derecho en la ida, Ramos no tuvo capacidad de influencia sobre la t¨¢ctica del partido. Ayer, en cambio, Mourinho lo devolvi¨® al eje de la defensa, y todo el Madrid cambi¨® su fisonom¨ªa. El nuevo plan alej¨® a Lewandowski de su zona de mayor influencia y all¨ª Ramos le anticip¨® por arriba en los saques de porter¨ªa de Weidengfeller, le at¨® en corto en las jugadas a bal¨®n parado y le fue a parar con faltas hasta el c¨ªrculo central. Por esa v¨ªa, el punta del Borussia remat¨® dos veces en una hora. De paso, el defensa sevillano le procur¨® un tratamiento de choque: se llev¨® manotazos en la cara, codazos, agarrones y patadas. Si Mourinho hab¨ªa exigido flagelar al goleador rival el capit¨¢n respondi¨® como un soldado. Incluso le hizo penalti en la segunda mitad: un agarr¨®n que Webb no vio. Hasta el minuto 78 no le mostr¨® amarilla, entre otras cosas, porque para hacer faltas tambi¨¦n es necesario tener oficio. Ramos pega con un elegante disimulo marcial. Quiz¨¢ por eso el ¨¢rbitro le pit¨® m¨¢s faltas a favor (6) que en contra (3).
Ramos desmont¨® varios t¨®picos en un rato de f¨²tbol memorable. Tres a?os despu¨¦s de la llegada de Mourinho, el Bernab¨¦u descubri¨® que se puede defender sin Khedira ni Pepe. Que para sellar una porter¨ªa, a veces basta con tener a dos centrales de primer nivel y un solo mediocentro experto en coberturas. Ante el Borussia, uno de los equipos m¨¢s eficaces del torneo, Ramos se exhibi¨® como una garant¨ªa.
Sal¨ªa Hummels con el bal¨®n controlado, jugaba r¨¢pido para Lewandowski que recib¨ªa a la espalda de Xabi, y en el momento en que se giraba, en el medio del c¨ªrculo central, aparec¨ªa Ramos, bloqueaba, y cacheteaba. Webb pitaba falta y as¨ª se interrump¨ªan algunos de los contragolpes del Borussia. La peque?a tragedia del capit¨¢n fue que hizo una obra maestra el d¨ªa que la multitud miraba para otro lado. El d¨ªa que la gente buscaba los goles en el ¨¢rea de Weidenfeller. Su momento de gloria lleg¨® en los ¨²ltimos cinco minutos cuando Klopp quit¨® a Lewandowski y aprovech¨® para meterse como delantero centro. El borboll¨®n en el ¨¢rea contraria fue su caladero: meti¨® un trallazo con la zurda que hizo el 2-0 y puspo al Bernab¨¦u como un volc¨¢n a falta de dos minutos para el final. ¡°?S¨ª se puede! ?S¨ª se puede¡!¡±, bramaba el estadio. A falta de una final, el p¨²blico agradeci¨® la arremetida postrera con una ovaci¨®n emocionada. Un aplauso. Y hasta el a?o que viene.
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