La sal del Giro
El d¨ªa m¨¢s sencillo da alas a Cavendish y tambi¨¦n pone de los nervios a Wiggo, cortado en una ca¨ªda
¡°Povero Wiggo. Por si no lo sab¨ªa ya seguro que lo tiene claro, que el Giro es la carrera de las insidias, las trampas y las emboscadas¡±. Se ve tan triste, triste como una subida como cantaba Paolo Conte de la nariz de Bartali, al sir ingl¨¦s que los comentaristas de la RAI no saben si seguir adelante con su tono falsamente lastimoso, casi socarr¨®n, o frenarse. ¡°Povero Wiggo¡±, dan ganas de repetir, claro, pero con sinceridad, viendo al caballero del Tour una vez m¨¢s persiguiendo al pelot¨®n, ahora en la planicie infinita de la costa de Apulia, abrumado por la luz, el sol que se refleja hiriente en las salinas blanco bruto que bordean la carretera por donde el Giro vuela. Ha habido una ca¨ªda en una curva malintencionada.
Clasificaciones
Sexta etapa:
1. Mark Cavendish (GBR/Omega Pharma-Quick-Step). 3:56:03.
2. Elia Viviani (ITA/Cannondale), m.t.
3. Matthew Goss (AUS/Orica), m.t.
4. Nacer Bouhanni (FRA/FDJ), m.t.
5. Mattia Gavazzi (ITA/Androni Giocattoli), m.t.
6. Manuel Belletti (ITA/AG2R), m.t.
General:
1. Luca Paolini (ITA/Katusha), 23:52:42.
2. Rigoberto Uran (COL/Team Sky), a 17s.
3. BE?AT INTXAUSTI (ESP/MOVISTAR), a 26s.
4. Vincenzo Nibali (ITA/Astana), a 31s.
5. Ryder Hesjedal (CAN/Garmin), a 34s.
6. Bradley Wiggins (GBR/Team Sky), m.t.
El pelot¨®n se ha partido en dos y Wiggo, con medio Sky se ha quedado atr¨¢s. Tambi¨¦n en el d¨ªa m¨¢s tonto, una etapa de traslado y sprint para el Cav, Wiggo suda. Por delante, sin embargo, el grupo se compadece tambi¨¦n y de mutuo acuerdo mudo levanta el pie, reduce la velocidad, permite que se reintegre el ganador del Tour, le ofrece confort. Pero Wiggo tiene su orgullo, a Wiggo, un campe¨®n, no le gusta despertar compasi¨®n, dar pena; Wiggo, soberbio, quiere respeto, admiraci¨®n. Acelera, acelera, deja atr¨¢s a sus compa?eros, que no saben ya, en estos momentos, a menos de 10 kil¨®metros para la meta, cu¨¢l es su papel, su lugar, delante, detr¨¢s, ninguno, y se pone Wiggo al frente del pelot¨®n, la punta de una flecha que acelera y acelera y detr¨¢s de ¨¦l el grupo, antes redondo es una l¨ªnea, una fila india de ciclistas que maldicen y aceleran para no perder rueda. Y as¨ª hasta a dos kil¨®metros de la llegada donde los equipos de sprinters, estructurados, definidos y jerarquizados, movidos por un objetivo y no por un desaire sus corredores, toman el relevo. De entre todos ellos se destaca, gigante, en la ¨²ltima recta Steegmans, el lanzador-piloto del min¨²sculo Cavendish pegado a su rueda. Le gu¨ªa, le dirige, le deja solo s¨®lo a falta de 100 metros. All¨ª, el turbo y la victoria f¨¢cil. Detr¨¢s, el infierno de gritos, empujones, frenazos y golpes. Delante el feliz Cav, dos sprints en el Giro, dos victorias, se baja r¨¢pido de la bicicleta, corre entre los corredores que parados tras la meta esperan que se abra como un embudo un camino por el que llegar al autob¨²s, divisa a Steegmans y con la misma pasi¨®n, el mismo sentimiento, la misma ferocidad con la que le critic¨® el d¨ªa de su primera victoria, en N¨¢poles, por dejarle solo al final, se cuelga de sus brazos y le abraza. Steegmans, de oficio gregario, acepta y sonr¨ªe.
A Wiggo, un campe¨®n, no le gusta despertar compasi¨®n, dar pena; Wiggo, soberbio, quiere respeto
De lo que queda de Giro, casi todo, Wiggo, el favorito a¨²n, m¨¢s que a las etapas de alta monta?a, f¨¢cilmente planificables siempre que las fuerzas se lo permitan, teme sobre todo a d¨ªas como el que le espera el viernes en los Abruzos, donde hay lobos a la salida de las curvas de bosques oscuros, subidas inesperadas, cuestas ocultas que el libro de ruta describe con frialdad con n¨²meros y porcentajes de dos cifras, y descensos que llaman a los suicidas en un perfil de interminables dientes de sierra. Solo esta etapa de pesadilla a trav¨¦s de tierras que a¨²n padecen terremotos, separa a Wiggo de su utop¨ªa, la etapa contrarreloj del s¨¢bados, los largu¨ªsimos 55 kil¨®metros casi llanos que tanto desea para poder decir a sus torturadores ¨CNibali, Hesjedal, tambi¨¦n Evans que est¨¢ bullicioso como nunca¡ª?ah¨ª os qued¨¢is con vuestras emboscadas!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.